sábado, 24 de octubre de 2009

La leyenda de La Cava y la pérdida de España

DON jULIÁN (o Yulián, Olbán, Urbán o Urbano) Noble visigodo que, según la leyenda, facilitó la invasión musulmana de la península Ibérica con su traición (siglo VIII). Su identidad real permanece envuelta en el misterio, pues ni siquiera se sabe si era godo, bizantino o beréber. Parece que era un hombre de confianza de Vitiza (penúltimo de los reyes godos), a cuyos hijos acogió al morir aquél, en sus dominios de la provincia norteafricana de Tingitania (710).
Posteriormente, y ante la presión de los musulmanes sobre la plaza de Ceuta, parece que llegó a un entendimiento con los jefes de éstos, Musa ibn Nusair y Tariq ben Ziyad; en esa colaboración pudo tener un papel importante la pertenencia de don Julián al «partido vitizano», que aspiraba a poner en el Trono visigodo a los hijos de Vitiza en lugar del recién electo don Rodrigo (dicho partido representaría la opción de los hispanos «colaboracionistas» con la dominación musulmana, frente a los «antivitizanos» refugiados en Asturias); según otras versiones, el conde se pasó al bando musulmán por deseos de venganza contra el rey Rodrigo, que había deshonrado a su hija, La Caba.
Sea como sea, don Julián cruzó el Estrecho encabezando una expedición mixta de vitizanos y musulmanes, que probablemente fue derrotada por las huestes de Rodrigo; y poco después acompañó a la expedición de Tariq que conquistó la Península y acabó con el reino visigodo (711).
Las crónicas cristianas posteriores se harían eco de esta traición atribuyéndola a un supuesto lío de faldas de Don Rodrígo con la hija del conde Julián, la Caba ; hecho del que también tomarían las fuentes musulmanas (pues al parecer Caba derivaría de una palabra árabe que quiere decir "prostituta"). La Caba o Cava fue violada por el Rey Roderic (don Rodriguo) , que a la postre se negaría a pasar por el altar para reparar la afrenta. A partir de ahí su padre buscaría venganza aún a costa de la pérdida de un Reino.
El Romancero castellano refleja esta traición y estos amoríos con singular encanto:
Romance del rey don Rodrigo
En Ceuta está don Julián,
en Ceuta la bien nombrada;
para las partes de aliende
quiere enviar su embajada.
Moro viejo la escribía
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y el conde se la notaba;
después de haberla escrito
al moro luego matara.
Embajada es de dolor,
dolor para toda España;
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las cartas van al rey moro
en las cuales le juraba
que si le daba aparejo
le dará por suya España.
España, España, ¡ay de ti!
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en el mundo tan nombrada,
la mejor de las partidas,
la mejor y más ufana,
donde nace el fino oro
y la plata no faltaba,
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dotada de hermosura
y en proezas extremada;
por un perverso traidor
toda eres abrasada,
todas tus ricas ciudades
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con su gente tan galana
las domeñan hoy los moros
por nuestra culpa malvada,
si no fueran las Asturias,
por ser la tierra tan brava.
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El triste rey don Rodrigo,
el que entonces te mandaba,
viendo sus reinos perdidos,
sale a la campal batalla,
el cual en grave dolor
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enseña su fuerza brava;
mas tantos eran los moros
que han vencido la batalla.
No parece el rey Rodrigo,
ni nadie sabe do estaba.
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¡Maldito de ti, don Oppas,
traidor y de mala andanza!
En esta negra conseja
uno a otro se ayudaba.
¡Oh dolor sobremanera!
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¡Oh, cosa nunca pensada!,
que por sola una doncella,
la cual Cava se llamaba,
causen estos dos traidores
que España sea domeñada,
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y perdido el rey señor,
sin nunca de él saber nada.
ROMANCE DE LA CAVA
Amores trata Rodrigo,
descubierto ha su cuidado;
a la Cava se lo dice
de quien anda enamorado;
-Mira, Cava; mira, Cava;
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mira, Cava, que te hablo;
darte he yo mi corazón
y estaría a tu mandado.
La Cava, como es discreta,
a burlas lo habla echado;
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respondió muy mesurada
y el gesto muy abajado:
-Como lo dice tu alteza,
debe estar de mí burlando;
no me lo mande tu alteza,
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que perdería gran ditado.
Don Rodrigo le responde
que conceda en lo rogado.
Ella hincada de rodillas,
él estala enamorando;
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sacándole está aradores
de las sus jarifas manos.
Fuese el rey dormir la siesta,
por la Cava había enviado;
cumplió el rey su voluntad
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más por fuerza que por grado,
por lo cual se perdió España
por aquel tan gran pecado.
La malvada de la Cava
a su padre lo ha contado.
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Don Julián, que es traidor,
con los moros se ha concertado
que destruyen España
por le haber así injuriado.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Vital Aza


(Pola de Lena, 1851 - Madrid, 1912) Comediógrafo español. Estudió en Madrid la carrera de medicina, pero apenas obtenida la licenciatura, se dedicó exclusivamente a las letras, en las que dejó huella de su ingenio chispeante y siempre de buen tono, alegre y sin hiel. De sí mismo decía nuestro autor que "no tengo otro mal humor que el humor herpético".
Sus primeros trabajos los publicó en El Garbanzo, semanario festivo que dirigía Eusebio Blasco. En teatro cultivó mayormente el género chico, siendo su primera obra estrenada Basta de matemáticas, puesta en escena en 1874, en el Teatro Variedades de Madrid, con gran acogida de crítica y público. Sucesivamente fue publicando trabajos en La Ilustración Española, Blanco y Negro, Heraldo de Madrid, Madrid Cómico, y otros periódicos de la capital; también colaboró en Barcelona Cómica.
Como poeta festivo publicó los libros Todo en broma, Bagatelas, Ni fu ni fa, Pamplinas y Frivolidades. En teatro, prosiguió sus éxitos; escribió numerosas obras, algunas de ellas en colaboración con Ramos Cerrión. Entre sus éxitos figuran El sombrero de copa, El rey que rabió, Zaragüeta, El señor gobernador y San Sebastián mártir. Algunas de sus comedias fueron traducidas al italiano, al portugués y al alemán. Vital Aza fue uno de los fundadores de la Sociedad de Autores, de la que fue el primer presidente.

viernes, 16 de octubre de 2009

Laro y Corocotta


El pueblo cantabro habitaba la zona norte de la Península Ibérica, tenia como vecinos a los Atures al Oeste, a los Vaceos al sur y a los Vascones al este. El territorio cantabro seria el doble del que ocupa hoy la provincia de Cantabria. Los cantabros eran un pueblo guerrero surgido de la fusión de los invasores celtas y la población autóctona. No eran un pueblo unificado, sino que estaba compuesto de varias tribus menores: Los Orgenomescos en la zona de la costa oeste, los Coniscos en la región de Santander, los Aurinos en la costa este, los Vadinenses limitando con los Astures, los Concanos en la región de Potes, los Tamaricos en la zona de Velilla de Guardo y varias tribus mas…. Sus costumbres y modos de vida serán muy austeros y primitivos, al estilo de los celtas de Tracia y Escitia según comparan los cronistas romanos. Una economía y modo de vida basado en la guerra, actuando como mercenarios o saqueado las tierras y cosechas de sus vecinos Vacceos, Turmódigos y Autrigones.
Los cantabros eran un pueblo famoso por sus cualidades guerreras ya que solían participar como mercenarios en muchos conflictos. Acompañaron como mercenarios a Aníbal y sus cartagineses en la Segunda Guerra Púnica dando muestra de una gran valía. En ese conflicto se hizo famoso el caudillo cantabro Laro por su corpulencia y por el número de enemigos que segó con su hacha de dos cabezas. También aparecieron durante el asedio de Numancia, intentando auxiliar a los sitiados. Nuevamente se les encontraría Julio Cesar durante la Guerra de las Galias, en la que los Cantabros participaron como auxiliares de los Aquitanos. Así pues Los Cantabros serían para los romanos “el pueblo más fiero de la Península” y todo un quebradero de cabeza a la hora de imponer la civilización y el orden en la Península. Cuando el emperador Augusto llegue al poder decidirá poner fin a las incursiones de saqueo de los Cantabros sobre tierras de pueblos ya sometidos a Roma. Además el hallazgo de minas de oro en la zona norte era una suculenta tentación para Roma, ya que las guerras civiles entre los sucesores de Cesar habían dejado las arcas vacías. Así pues Augusto decidió acabar con los saqueos Cantabros, apoderarse de las minas de oro y unificar toda la Península como parte del imperio unificado que estaba construyendo, además de aumentar su prestigio como general. Fruto de todo esto serán las Guerras Cantabras, del 29 al 19 a.C.
Así pues en el año 29 a. C., Statilio Tauro, legado de Augusto, emprende una campaña contra los pueblos vacceos, cantabros y astures, antiguos enemigos aliados frente a Roma, el enemigo común que les pretendía someter a todos. Peor la unión será más nominal que efectiva, la coordinación militar entre los tres pueblos será nula. El legado Statilio logró pacificar rápidamente a los Vacceos, una victoria que le hizo valedor de la celebración del triunfo. Sin embargo no consiguió derrotar a los Cantabros y Atures refugiados en sus “castros” o campamentos fortificados en las montañas y decidió levantar un campamento en Asturica, la actual Astorga, para las futuras campañas.
Durante el 28 a. C la guerra la continúa el legado Calvisio Sabino, una campaña de la que se desconocen los detalles, solo se sabe que el legado fue premiado con el triunfo. Durante el 27 a. C., será el legado Sexto Apuleyo el encargado de llevar las operaciones obteniendo también el triunfo. En el año 26 a C. Augusto se pone personalmente al mando de las operaciones con las legiones: I Augusta, II Augusta, IV Macedonica, V Alaudae, VI Victrix, IX Hispana, X Gemina y según algunos historiadores también estaría la Legión XX Valeria Victrix. En total unos 80.000 hombres entre legionarios y auxiliares.
Augusto estaba decidido a dar el golpe final, no obstante el terreno montañoso y la eficaz lucha de guerrillas de los cantabros no se lo ponía fácil. Augusto establecería su principal base de operaciones en Segisamo y Portus Blendius en la zona de Suances le serviría como base de abastecimiento costero. Durante el año 26 a. C. la guerra se dedica en exclusiva a acabar con los cantabros. El ejército romano se desplegó en tres columnas que avanzando por tierra abarcaban todo el territorio cantabro, según los cronistas romanos se dispondrían como para “una batida contra alimañas”, así mismo en la costa actuaba la flota romana que desembarco una legión para sorprender a los cantabros por la espalda, según algunos historiadores la legión que desembarcó fue la Legión IX Hispana. Acosados por las columnas romanas los cantabros se refugiaron en la ciudad de Bergida a la que Orosio llama Atica. Asediados por el legado Antistio los cantabros escaparon al castro fortificado del monte Vindio donde sufrieron un nuevo asedio hasta que el hambre mató a la mayoría de los defensores.
El resto de cantabros se refugio en Aracillum, durante los inicios de este asedio, el emperador Augusto, cansado de la larga guerra de guerrillas se marcho “enfermo” a Tarraco y dejo la campaña en manos de su experto legado, Cayo Antistio Vetus. Cercados por las columnas de Antistio y la columna que había desembarcado en la costa, los cantabros resistieron duramente a vida o muerte, pero tras el duro asedio los romanos consiguieron tomar Aracillum aunque a un elevado coste en vidas para el ejército atacante. No solo bajas causadas por los cantabros, sino por el crudo inverno y las plagas de ratas que acababan con los suministros romanos.
En este contexto surge Corocotta, como caudillo militar cantabro, de él poco se sabe, simplemente se conocen unas líneas que escribió sobre él el historiador romano Dión Casio, textualmente dice así: ”…Se irritó (Augusto) tanto al principio contra un tal Corocotta, bandolero español poderosísimo, que hizo pregonar una recompensa de 25.000 sestercios a quien lo apresase; pero más tarde, como se le presentase espontáneamente, no solo no le hizo ningún daño, sino que incluso le regaló aquella suma.” Podemos suponer que fue un caudillo importante, pues los romanos llamaban a los caudillos enemigos importantes, como Viriato y Vercingetórix “bandoleros”, para no reconocerles legitimidad o autoridad alguna. Laro fué´un guerrero cantabro de la antiguedad (siglo II adC) , que luchó como mercenario en el bando cartaginés durante la II guerra Púnica . Luchó en la guerra entre Cartago y Roma formando parte del contingente hispano contratado por Anibal. Su corpulencia y ferocidad lo hicieron destacar entre los mercenarios cantabros , que ya de por si destacaban en las filas hispanas por su fiereza . El poeta Silo Itálico se refiere al mismo en "El cantabro Laro , aun desprovisto de dardos , seguía siendo temible por la naturaleza de sus miembros y su gran corpulencia ". Otras citas del poeta hablan de su destreza con el hacha de 2 filos.

jueves, 15 de octubre de 2009

Jose Antonio Primo de Rivera






José Antonio Primo de Rivera y Saez de Heredia Nació el 24 de Abril de 1903 en Madrid, en el seno de una familia acomodada, de su padre Don Miguel Primo de Rivera heredó el titulo de marqués de Estella.
Estudio en la Facultad de Derecho de Madrid. La biografía de José Antonio, esta influenciada fuertemente por las vicisitudes del Gobierno de su padre Don Miguel Primo de Rivera, sobre todo por la su dimisión y los acontecimientos que la acompañaron, como siempre ocurre en las dictaduras cuando se inicia su eclipse y posterior desaparición, grupos que anteriormente habían sido mas o menos incondicionales, adoptan posturas mas cómodas, a José Antonio tanto oportunismo, no pudo menos que repugnarle.
El 2 de Mayo de 1930 acepta el cargo de vicesecretario general de Unión Monárquica, con el propósito de reivindicar la memoria de su padre. Se presenta a las elecciones de 1931, pero es derrotado por su contrincante conservador Bartolomé Cossío.
Es detenido en 1932 por haber colaborado con la sublevación de Sanjurjo. En 1933 se publica el diario "Fascio" donde escribe un articulo: "Orientaciones hacia un nuevo estado". Se lanza junto al aviador Ruiz de Alda a la creación del Movimiento Sindicalista Español, que seria el embrión de Falange Española.
Así el 29 de octubre de 1933, apesar de la persecución por parte de la Dirección de Seguridad, se celebra el acto fundacional de Falange, en el teatro de la Comedia de Madrid, en este acto intervinieron, además de José Antonio, Ruiz de Alda y Alfonso García Valdecasas.
José Antonio es elegido candidato por Cádiz y el 13 de febrero de 1934 se unifica con el grupo de Ramiro de Ledesma bajo el nombre de Falange Española de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista). Desarrolla una brillante labor parlamentaria, interviniendo en los grandes debates y pronunciando entre otros un documentadísimo discurso en contra de la Ley Agraria que desde el poder intentan realizar las derechas.
A lo largo de 1934 se suceden los enfrentamientos entre izquierdistas y falangistas, siendo acusado en el parlamento de posesión ilícita de armas.
En 1935 José Antonio se dedica a realizar viajes por España dando mítines, se constituye el SEU. En este año Ramiro Ledesma abandona falange voluntariamente. Convocadas elecciones generales para febrero de 1936, se dislumbra el desastre. Falange se presenta en solitario, sin conseguir representación parlamentaria. Las elecciones son ganadas por el Frente Popular, aunque de la fiabilidad de aquellas elecciones sea motivo de controversia, debido a la multitud de situaciones de ilegalidad que se produjeron. La mecha de la guerra civil estaba encendida.
Falange Española de las JONS es declarada organización ilegal, y sus dirigentes, incluido José Antonio son detenidos y encarcelados en la Prisión Modelo de Madrid. Esto no seria obstáculo para que José Antonio siguiera dirigiendo el movimiento desde la cárcel.
El gobierno no para de presentar cargos en contra del líder de Falange y el 5 de junio de 1936 es trasladado a la cárcel de Alicante. En la cárcel de Alicante, José Antonio, escribe su manifiesto político en el que reitera su aspiración de Gobierno Nacional desde una perspectiva puramente democrática.
Conoce, los planes de sublevación de los militares, los cuales sin llegar a aceptar da libertad a sus seguidores para unirse a la rebelión.
A pesar de los intentos de salvarle por parte del Bando Nacional, como sobornos a autoridades locales, canje de prisioneros, e incluso el movimiento de una columna de jóvenes falangistas alicantinos (que fueron neutralizados por la Guardia de Asalto y destruidos), José Antonio es Juzgado.
El 17 de Noviembre de 1936 José Antonio es juzgado por rebelión militar, el mismo asumió su propia defensa, la de su hermano Miguel y la esposa de este Margarita Larios.
Su actuación es cálida y brillante, un diario izquierdista Alicantino escribía el día siguiente: -"Gesto, voz y palabra se funden en una obra maestra de la oratoria forense, que el público escucha con recogimiento, atención y evidentes signos de interés."
A pesar de su elocuencia los acusados son condenados a muerte, pero José Antonio caballerosamente apeló en favor de su hermano y mujer, por lo que la pena fue cambiada por reclusión.
A pesar de la interposicion de algunos dirigentes comunistas como Manuel Azaña, y adelantándose los dirigentes locales a la orden de Madrid José Antonio era fusilado la mañana del 20 de Noviembre en el patio de la cárcel de Alicante, junto a otros cuatro jóvenes del pueblo alicantino de Novelda.
Su ultima voluntad fue que limpiaran el patio de la cárcel para que su hermano Miguel no tuviera que pisar su sangre. Sus restos mortales yacen en la actualidad en el Valle de Los Caídos de Madrid, monumento levantado a los caídos de ambos bandos durante la trágica Guerra Civil Española.
El anarquista Abad de Santillán escribió: "Los españoles de esta talla, los patriotas como él, no son peligrosos, y no se han de considerar enemigos. ¡ Como habría cambiado el destino de España sí hubiera sido posible un acuerdo entre nosotros como deseaba Primo de Rivera !."

Ramiro Ledesma

Ramiro Ledesma Ramos (1905-1936) nació en Alfaraz de Sayago (Zamora) el 23 de mayo y murió en Aravaca (Madrid) el 29 de octubre,también fusilado por fundador del nacional-sindicalismo;y fue además filósofo,novelista,periodista e ideólogo.Nacido en el seno de una familia de maestros y clase media,fue el cuarto hijo de Manuel Ledesma Herrero,maestro de escuela,e Isabel Ramos Marcos;por motivos laborales la familia se trasladó al vecino pueblo de Torrefrades,donde Ramiro Ledesma Ramos pasó gran parte de su infancia y toda su adolescencia.Sació su curiosidad juvenil en la biblioteca de su abuelo,y en 1921 obtuvo plaza de oficial de Correos,destinado en 1922 al Correo Central de Madrid.En Madrid se matriculó en el Instituto de San Isidro,y por estos años escribió El Sello de la Muerte (12.6.1924) y El Quijote y nuestro tiempo.En 1926 inició sus estudios universitarios,y se Licenció en Filosofía,Letras ,Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad de Madrid,recibiendo además la Licenciatura en Derecho a título póstumo,así como el reconocimiento posterior del régimen franquista con la Palma de Plata del Movimiento.Discípulo de José Ortega y Gasset,Manuel B. Cosío y Fernando de los Ríos profundizó en el estudio del filósofo Martin Heidegger y colaboró,desde muy joven,en La Gaceta Literaria,editada por Ernesto Giménez Caballero,y la Revista de Occidente.Y entabló contacto con Ernesto Giménez Caballero,César Muñoz Arconada,Agustín de Foxá,Salvador Dalí y otros intelectuales y artistas españoles.Dándose a conocer escribiendo artículos en La Gaceta Literaria,La Revista de Occidente y El Sol.Y asistiendo y destacándose en El Ateneo de Madrid.Dicen que profundo admirador de Hitler,aunque en realidad sólo admiró al fascismo italiano y al nacional-socialismo alemán,pero motivado por los textos de Curzio Malaparte,articuló desde luego las bases del nacional-sindicalismo en España,doctrina estatalista partidaria de la planificación económica,calificada como sindicalismo nacional,pero que no fue fascismo a la española,pues nací en octubre de 1936 y fui testigo del régimen de Franco.Algo más aceptable es que sus tesis están influidas a un tiempo por la línea ideológica de revolucionarios heterodoxos franceses e italianos como Georges Eugène Sorel y por algunos aspectos,prácticamente estéticos,del sindicalismo anarquista.Con todo lo que preocupó a Ramiro Ledesma Ramos fue 1)el abandono de las tácticas de aproximación a los intentos subversivos de los anarcosindicalistas;2)un afán de crear su propia doctrina;3)la unidad de España y 4)el respeto a la tradición religiosa,manifestando su oposición radical al marxismo,demandando una revolución social y económica,a base de la sindicación obligatoria,la intervención nacional de la riqueza y la plena dignificación de los trabajadores.Por lo que fue encarcelado dos veces,acusado de complot contra la II República Española.El rompimiento entre José Antonio Primo de Rivera y Ramiro Ledesma Ramos fue pues 1)por la presencia en Falange Española de dos tendencias extremas en los escalones de mando,y 2)el temor de Falange Española de que los jonsistas proletizaran a la Falange,porque algunos jonsistas eran exmilitantes de extrema izquierda que pretendían conservar modos y tácticas troskistas.Y ya sabemos lo que el comunismo soviético hizo con Lev Davídovich Bronstein (León Trotsky).Para su difusión,desde marzo a octubre de 1931,se sirvió de los veintitrés números del Semanario La Conquista del Estado,reflejo de la italiana La conquista dello Stato,en la que propugnaba una política no parecida a la de los nazis,sino a la de los socialistas de Benito Amilcare Andrea Mussolini,que no es lo mismo.Inmediatamente después difundió Libertad,y tras la creación de las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (JONS),el 30.11.1931,y ya aliado desde entonces con Onésino Redondo Ortega,Ramiro Ledesma Ramos comenzó un acercamiento a Falange Española,que condujo a un triunvirato,por fusión de ambas formaciones políticas,de Falange Española y de las JONS,en febrero de 1934,junto a Julio Ruiz de Alda Miqueleiz (aviador,pionero de la aviación española) y José Antonio Primo de Rivera (hijo de Miguel Primo de Rivera).En la creación de las JONS participaron Juan Aparicio López,Antonio Bermúdez Cañete,Roberto Escribano Ortega,Ernesto Giménez Caballero,Ramón Iglesias Parras,Francisco Mateos González,Alejandro M.Raimúndez,Antonio Riaño Lanzarote y Manuel Souto Vilas.La unificación de ambas formaciones surgió por iniciativa de Ramiro Ledesma Ramos,asistente al acto fundacional de Falange Española.Y puede ser que las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista fueran más violentas que Falange Española,pero 1)ni por entusiasmo por Hitler,2)ni por oratoria demagógica.Sí por las necesidades de lucha política contra una II República Española que consideró hostil a Falange Española de las JONS,por lo que fusiló tanto a Ramiro Ledesma Ramos como a José Antonio Primo de Rivera.En abril de 1932 Ramiro Ledesma Ramos pronunció una conferencia en el Ateneo de Madrid sobre el tema El fascismo frente al marxismo,que no pudo terminar por las protestas del público,aunque alcanzó resonancia en la prensa.El 10 de agosto de 1932 fue detenido,y a finales de enero de 1933.En abril de 1933 viajó a Portugal,donde estaba exilado Onésimo Redondo,y decidieron fundar la revista JONS.Tres meses después volvió a ser encarcelado,esta vez en el penal de Ocaña,acusado de complot contra la República.Y al recuperar la libertad en agosto se dirigió a San Sebastián,donde por mediación de José María de Areilza se entrevistó con José Antonio Primo de Rivera,Julio Ruiz de Alda y Alfonso García Valdecasas.En octubre de 1933 asistió,en el teatro de La Comedia,al acto fundacional de la Falange,y durante los días 11 y 12 de febrero de 1934 reunió al Consejo Nacional de las JONS para discutir una posible unificación con la Falange.Por lo que,aceptadas las bases del acuerdo,la estructura jerárquica adoptada fue la de una junta de Mando Nacional formada por José Antonio Primo de Rivera,Ramiro Ledesma Ramos,Julio Ruiz de Alda,Onésimo Redondo,Raimundo Fernández Cuesta y Rafael Sánchez Mazas.De todas formas Ramiro Ledesma Ramos se separó de Falange Española de las JONS en enero de 1935,interpretándose su salida desde los antiguos jonsistas como fruto de su disconformidad con la evolución de Falange Española de las JONS,próxima al reformismo burgués y alejada de la vía revolucionaria y proletaria que decían defender los partidarios de Ramiro Ledesma Ramos;pues no olvidemos que José Antonio Primo de Rivera,líder indiscutible de Falange Española,fue hijo de un Capitán General de Cataluña primero,y Presidente del Gobierno después,entregado principal y fundamentalmente a la mejora económica de España..Por eso tuvo razón Falange Española,que consideró que el verdadero motivo de la separación de Ramiro Ledesma Ramos fue la disconformidad ideológica de Falange Española a ser proletariamente revolucionaria,y preferir oposición parlamentaria a lucha callejera para vengar la violencia que contra Falange Española se hacía por parte de las Juventudes Socialistas.Y la literatura falangista,al interpretar estas querellas,dio énfasis a las diferencias teóricas y políticas;aunque fundamentalmente fueran resultado de las ambiciones personales de ambos lados.En cualquier caso tras su salida de Falange Española de las JONS Ramiro Ledesma Ramos llevó a cabo un intento fallido de reactivación de las JONS como grupo independiente,y se mantuvo claramente alejado de Falange Española,pese a que en mayo de 1936 visitó a José Antonio Primo de Rivera en la cárcel Modelo de Madrid,y se ofreció a la Falange sin condiciones.Y ahora intentó reorganizar las antiguas JONS en torno al Semanario La Patria Libre.Pero estallada la Guerra Civil Española el 17 de julio de 1936,y detenido en la cárcel de las Ventas (Madrid) por su supuesta vinculación con los sublevados,fue sacado de esta cárcel para ser fusilado en el cementerio madrileño de Aravaca,como hicieron con Ramiro de Maeztu.Y tal condición lo elevó al martirologio franquista,aunque su programa ideológico quedó condenado al ostracismo e inaplicado por el régimen de Franco.En julio de 1936 editó el primer y único número de la revista Nuestra Revolución,y pocos días después del levantamiento militar contra la II República Española fue detenido e ingresado en la prisión de las Ventas (Madrid),como hemos dicho antes,de donde fue sacado,junto con Ramiro de Maeztu, y los hermanos Borbón,para ser fusilado en Aravaca el 29 de octubre de 1936.Principales obras:artículos y escritos diversos en órganos de Partido y cabeceras como La Gaceta Literaria,Revista de Occidente,El Debate,La Nación,Informaciones y Heraldo de Madrid;¿Fascismo en España?;Discurso a las juventudes de España;El Quijote y nuestro tiempo (ensayo);El Sello de la Muerte (novela);La hora romántica;El escepticismo y la vida;Ideas.El escepticismo y la vida;Escritos filosóficos y Fascismo en España (sus orígenes,su desarrollo,sus hombres):firmado con el pseudónimo de Roberto Lanza.Otros libros:Croce,Filosofía práctica (1927);El matemático Rey Pastor (1928);Otto Braun:Aus nachgelesseneu Schrifften eines frühvollendeten (1928);Tres libros de filosofía (1928) y la traducción de Mathematische philosophie,de W.Brand y M.Deutschbein.Entre sus artículos merece que destaquemos La Filosofía,disciplina imperial (1931). Y también Hans Driesch y las teorías de Einstein (1928),El causalismo de Meyerson (1929),etc.Pero sobre él se escribieron más de 170 publicaciones,y artículos en La Conquista del Estado,JONS,La Patria Libre y Nuestra Revolución.

miércoles, 14 de octubre de 2009

La Tia Cotilla

La Tía Cotilla fue el mote por el que fue conocida María de la Trinidad, un personaje del Madrid del reinado de Fernando VII de España. Se hizo tan famosa que acabó dejando su sobrenombre como sinónimo de persona murmuradora y entrometida en lo que no le importa.
La Tía Cotilla se dedicaba con inusual celo al acoso y denuncia de cualquiera que le parecía de ideología liberal, en el periodo conocido como Ominosa Década (1823-1833), en que los absolutistas estaban en el poder, para acabar ajusticiada el 25 de agosto de 1838, con 64 años, ya en el reinado de Isabel II de España y bajo el régimen liberal.
Esta fanática de la política... estuvo implicada en varios asesinatos que se cometieron el 15 de agosto de 1835. Su maquiavélica y ágil mente era de tal calibre que, puesta al frente de una sanguinaria pandilla, acometía a cuantos liberales indefensos hallaba a su paso. De las declaraciones recogidas en el sumario se deduce que era "la mujer más inmoral que ha visto el sol y la más infame e indigna de vivir en sociedad". Fue condenada a galeras en varias ocasiones, pero el asesinato de un tambor de Urbanos, Francisco Rancera, la llevó al cadalso.
La utilización en la represión política de la nueva institución de control social que es la policía creada precisamente en esa época, es el marco en el que puede entenderse la red de espionaje y delación creada por la Tía Cotilla.

martes, 13 de octubre de 2009

Blanca de Navarra


Blanca I
Reina de Navarra, perteneciente a la Casa de Evreux (?, h. 1386 - ?, 1441). Sucedió a su padre, Carlos III, el Noble de Navarra, en 1425. Había sido casada con un infante de Aragón, el futuro Juan II, en 1420. Durante su reinado, la abulia de la reina permitió que Navarra quedara sometida en todo al rey aragonés y sus intereses, perdiendo el reino territorios fronterizos como consecuencia de la intervención armada de Juan II en los asuntos de Castilla (1428-29). De aquella unión nació Carlos, príncipe de Viana, quien -según las capitulaciones matrimoniales de 1419- debía heredar el reino a la muerte de su madre. Pero al morir doña Blanca, su esposo usurpó el Trono navarro, alegando entre otras razones el testamento en el que la reina recomendaba a Carlos que no se hiciese coronar sin consentimiento de su padre. El resultado fue una guerra civil que enfrentó a los partidarios de Juan II (los agramonteses, especialmente fuertes en el norte montañoso) y los del príncipe de Viana (los beaumonteses, apoyados por Castilla y fuertes en la Ribera) entre 1451 y 1455 (con un rebrote tras la ejecución de Carlos en Barcelona, en 1460).

lunes, 12 de octubre de 2009

La Pilarica


Una tradición que viene del siglo XIII, dice que cuando Santiago Apóstol evangelizaba a España, un día vio que sobre una columna o pilar, se le aparecía la Santísima Virgen (que vivía todavía en Israel) la cual llegaba a decirle que siguiera predicando, a pesar de que fueran pocos los que se convirtieran por lo pronto, pues más tarde toda la nación sería creyente.
Y dice la tradición que en recuerdo de esta aparición, el apóstol y sus discípulos construyeron una capilla allí en ese sitio, donde actualmente está la grandiosa Basílica del Pilar en Zaragoza, que tiene once cúpulas y cuatro torres, y se ha hecho famosa en España y en el mundo entero, y en la cual a través de los siglos se han obtenido maravillosos favores del cielo al invocar la intervención de la Madre de Dios.
Y precisamente el día de la fiesta de la Virgen del Pilar, Patrona de España, el 12 de octubre (1492) descubrió Colón a América, y dicen que en el momento en que Colón pisó por primera vez suelo americano, estaban los monjes rezando y cantando ante la imagen de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza, pidiendo por el buen éxito de la expedición. El Papa Juan Pablo II decía: "Cada santuario es una antena que nos trae maravillosos favores del cielo".
Virgencita Santa: que desde tu Santuario del Pilar en Zaragoza, sigas enviando ayudas y favores a todos los habitantes de España y de América.

domingo, 11 de octubre de 2009

La Guardia Civil

Fue el rey Alfonso VI de Castilla, en el siglo XI, el primero que empleó las Hermandades, fuerza armada que formaban entonces los pueblos (Cofradías), para defenderse de los ataques de los nobles turbulentos, de las algaradas de los moros en las zonas fronterizas y perseguir a los bandidos; pudiendo asegurarse que fue este monarca quien concedió los primeros privilegios, en los Montes de Toledo, para que se formasen tales Hermandades y se dedicasen a la persecución y castigo de los malhechores o "golfines" que merodeaban por aquellas comarcas. La más antigua de estas Hermandades fue la de Sisla Mayor o San Martín de la Montiña, en Toledo. Se crearon Hermandades en los distintos reinos cristianos, a excepción del Principado de Cataluña, donde se formó en su lugar y por la misma época el Somatén o toque de apellido, trasunto del "ribat" o toque de rebato de los musulmanes. En Navarra recibió el nombre de "Orde". Las Hermandades de Castilla y León, gozaron de cierta influencia en tiempos de Fernando IV. Entre las castellanas, fueron las más destacadas, las de Toledo, la de Villa Real (Ciudad Real) y la de Talavera, reconocida en las Cortes de Valladolid (1351), que unificadas con la denominación de Santa Hermandad Vieja subsistiría hasta el año 1835, en que por el Estamento de Próceres fue decretada su extinción total. Corresponde a Enrique IV de Castilla el primer intento para crear una Hermandad General, con carácter de institución nacional, proyecto que fue aprobado en Villacastín en 1473, pero que no llegó a cristalizar.
Cuando subieron al trono los Reyes Católicos, la Santa Hermandad Vieja de Castilla y León, estaba prácticamente disuelta, y, con excepción de los hombres que estaban sobre las armas, la población se encontraba a merced de toda clase de vejaciones. Los naturales deseos de los Reyes Católicos de poner fin a este estado de cosas, coincidió con los manifestados a los mismos por numerosas ciudades y villas, de que organizasen poderosamente las Hermandades, pero de forma que no corriesen la misma suerte que las anteriores. En el Ordenamiento de Madrigal (1476), se reglamenta lo relativo a delitos comunes y manera de perseguirlos, estableciendo Puestos de la Santa Hermandad, a base de un jinete por cada 100 vecinos y un hombre de armas por cada 150. Los Reyes Católicos, en Dueñas (Palencia, 1476), promulgan las Ordenanzas de la Santa Hermandad Nueva. Mucho fue lo que hizo la Santa Hermandad por la limpieza de los caminos y castigo de los delincuentes que en ellos actuaban. La paz interior, la seguridad en los caminos y la tranquilidad social se consiguieron rápidamente. Los castigos fueron muy duros y la nobleza perdió gran parte de su inmenso poder terminando por doblegarse a la autoridad central ostentada por la realeza. No obstante, poco a poco fue decayendo debido a las siguientes causas: resultar escasa para Ejército permanente y, sin embargo excesiva para cuerpo de seguridad; suponer una considerable carga para los pueblos que debían pagarla; el error de los Monarcas al eliminar la Capitanía General y otros cargos intermedios, confiando en Cuadrilleros y Alcaides -cargos militar y judicial-, de carácter político que eran elegidos anualmente, provocó su caída y desprestigio; y el emplear cada vez más frecuentemente al Ejército regular en misiones de orden público. La Santa Hermandad fue por ello arrastrando una vida cada vez más lánguida, hasta que en 1834, fue votada una Ley en las Cortes por la que se ordenaba su desaparición total. Ya desde mucho antes de la desaparición de la Santa Hermandad, vinieron formándose los llamados Cuerpos Regionales de Seguridad Pública, su vida a veces fue muy corta, entre los que merecen destacarse: Las Guardas del Reino de Aragón; los Caudillatos de Galicia; los Fusileros y Migueletes de Valencia; los Guardabosques Reales para cuidar los cotos de la Corona; los Miñones de Álava y Vizcaya; los Migueletes de Guipúzcoa; los Mozos de Escuadra de Valls, luego de Cataluña; las Guardas de la Costa del Reino de Granada; los Escopeteros de Getares; la Ronda de Pirrot en Barcelona; la Partida Armada de Jaca; la Compañía Suelta de Rosas; los Faletis de Cádiz, etc. La poca consistencia política del país al terminar la lucha contra las tropas napoleónicas, hizo que en 1814 Fernando VII dictase una Pragmática, dedicando fuerzas del Ejército a la persecución de malhechores. Como el estado de inseguridad persistía en 1820, siendo ministro de la Guerra el Marqués de las Amarillas, primer Duque de Ahumada, se elaboró un proyecto para crear la "Legión de Salvaguardas Nacionales" con unos 5.200 hombres, proyecto que fue desechado por las Cortes al considerarlo "atentatorio a las libertades". En el compás de espera que hubo hasta 1844, aparecieron en 1823 los Celadores Reales, y en 1833 las Salvaguardias Reales; pero todas las intentonas para vigorizar el orden fueron inútiles, por lo que existía un ambiente de inquietud que el bandolerismo, nacido después de la Primera Guerra Carlista, no hizo sino agudizar, y estaba creando el clima propicio que llevaría a tomar la decisión definitiva.
El primer Decreto por el que se creaba la Guardia Civil data del 28 de Marzo de 1844. Pero este Decreto tenía unos defectos considerables, como eran: la excesiva dependencia de las Autoridades civiles, el no dar al Cuerpo un Jefe que sirviese de nexo entre lo civil y lo militar, y los sueldos mezquinos que establecía. La organización del nuevo Cuerpo fue confiada, poco después, al segundo Duque de Ahumada (hijo del Marqués de las Amarillas), el cual formuló atinados reparos, que fueron tenidos en cuenta, en gran parte, en el Decreto de 13 de mayo del mismo año, verdadero punto de partida para la organización de la Guardia Civil. El nuevo Cuerpo quedaba sujeto al Ministerio de la Guerra en lo referente a organización, personal y disciplina, y, al de la Gobernación, en cuanto a servicios y movimientos. Se establecieron 14 Tercios (34 Compañías y 9 Escuadrones) en base a unos efectivos iniciales de 14 Jefes, 232 Oficiales y 5.769 de tropa. Apenas los nuevos guardias civiles llegaron a sus destinos, se inició una corriente de afecto, como consecuencia del orden y seguridad que llevaban por doquier. Ello obligó al Gobierno a realizar un primer aumento (17 de mayo de 1845), con lo que los efectivos pasaron a ser de 7.140 hombres, distribuidos en 40 Compañías de Infantería y 11 de Caballería. La intervención de la Guardia Civil desde el primer momento en la lucha contra el bandolerismo y en la implantación del orden -consecuencia de la inestabilidad política de la época-, la hizo cada vez más estimada, hasta el punto de que en el año 1853 se adaptó su organización con vistas a que, sin perjuicio de su servicio peculiar, pudiesen también cumplir misiones en caso de guerra. En este mismo año se creó la entonces llamada Compañía de Guardias Jóvenes, que, a partir de aquel momento, ha sido un auténtico vivero de guardias civiles. También se concedió al Cuerpo el uso de bandera. En 1852 se publicó la Cartilla, verdadero código moral del Guardia Civil, cuyos preceptos se han mantenido inalterables con el paso del tiempo. La difícil situación creada en 1854, como consecuencia de las revueltas políticas, hizo que la institución pasase por una fase crítica, y que su contingente fuese disminuido. En 1857, siendo nuevamente Director del Cuerpo el Duque de Ahumada, se elevó la fuerza hasta los 10.000 hombres. A pesar de los sucesivos aumentos y disminuciones que experimentó la Guardia Civil, puede decirse que no se había verificado una verdadera reorganización hasta 1861, en que su contingente se elevó a 11.500, haciéndose una nueva distribución de Tercios más en armonía con las necesidades del servicio. Tales efectivos habrían de elevarse un año después a los 15.000 hombres. En estos años, se registran modificaciones en los ascensos y reglamentación interna y también en 1868 se crea un Cuerpo filial, la Guardia Rural, que muy pronto fue absorbido por la Guardia Civil. Extirpado el bandolerismo andaluz de 1870, aparece años después en la comarca jerezana una famosa organización dedicada al crimen, conocida por "Mano Negra" que la Guardia Civil eliminó después de una penosa y atinada labor policial. En 1871, la Guardia Civil, siempre en aumento, experimenta una honda transformación. Se dicta la Ley de la amalgama por la que se unifican en la Península los Tercios de la Guardia Civil de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, en un total de siete, con una Subdirección General en La Habana. Esta Guardia Civil de ultramar había sido creada a expensas de los Capitanes Generales a imagen y semejanza de la Peninsular. Las Comandancias recibieron la denominación de 1ª, 2ª y 3ª clases, según el número de Compañías y la importancia de las provincias, y aparece para las de primera el Teniente Coronel como Primer Jefe de las mismas. En la Regencia, durante la minoría de Alfonso XIII, hubo una aparente tranquilidad, hasta el momento en que comenzaron a actuar los anarquistas catalanes (1893), que fueron duramente combatidos por los hombres de la Guardia Civil. En este periodo se realizaron ligeros aumentos de la plantilla, si bien a fin de siglo (1897) hubo ya uno de consideración, sobrepasando los 18.000 hombres. De esta forma, se llega a la siguiente centuria, en cuyos comienzos la Guardia Civil tendría que poner una vez más a prueba sus virtudes castrenses como consecuencia de los nuevos brotes de bandolerismo y las frecuentes alteraciones de orden público y, más concretamente, en la llamada Semana Trágica de Barcelona (1909). En 1913, y por Real Orden de 8 de febrero, se proclama a la Virgen del Pilar, Patrona de la Guardia Civil. Escasas alteraciones experimenta la organización del Cuerpo en los años siguientes, existiendo en septiembre de 1924: 26 Tercios, más uno de Caballería en Madrid; y las Comandancias de Baleares, Canarias y Marruecos. El total de la fuerza del Instituto era de 26.130 hombres de tropa y 4.902 caballos. Durante la Dictadura del General Primo de Rivera (1923-30), se respiró un ambiente de tranquilidad y confianza, que hizo que las actuaciones de la Guardia Civil fuesen menos numerosas. Se crea el empleo de General de la Guardia Civil, se establecen las Zonas en número de cuatro y la Subdirección General a cargo de un General de División del Cuerpo. A partir de 1931, con el advenimiento de la Segunda República, las ocasiones de intervención fueron constantes, como corresponde a un periodo con numerosas huelgas, alteraciones de orden público y actos terroristas, muchos de los cuales costaron cuantiosas bajas a la Guardia Civil, destacándose los producidos en Castilblanco, Casas Viejas y, muy en particular, en la revolución de Asturias de octubre de 1934. En este periodo las modificaciones orgánicas fueron frecuentes, entre ellas merece citarse: la supresión de las Unidades de Caballería, convirtiéndose en mixtas todas las Unidades; la mayor importancia dada al Parque de Automovilismo y Servicio Radiotelegráfico; la implantación del Servicio de Investigación y Vigilancia de Ferrocarriles, etc. Su contingente pasó a ser de 32.600 hombres. Durante los cinco años que duró la Segunda República, fueron continuas las intervenciones de la Guardia Civil para atajar las diversas revueltas, atentados y motines, lo que originó que los elementos revolucionarios viesen en ella a su principal enemigo. Ello hace comprender que al estallar la Guerra Civil, la Guardia Civil constituyese un núcleo muy importante junto al Ejército, en tan triste hecho que comenzó el 18 de julio de 1936. Como es natural, las consecuencias de la Guerra hicieron necesaria una reorganización, que mantuviese el espíritu que había caracterizado a la Guardia Civil durante cerca de un siglo y las adaptase a la nueva situación y como consecuencia también del desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial. En virtud de la Ley de 15 de marzo de 1940 se asignaban a la Guardia Civil las misiones que hasta entonces tuvo el Cuerpo de Carabineros, fundado en 1829 por el Mariscal de Campo don José Ramón Rodil, con la misión de reprimir el contrabando y el fraude, especialmente en costas y fronteras. A partir del momento de la fusión, el nuevo Cuerpo de la Guardia Civil, en su doble misión rural y fiscal.
En 1959 se confía a la Guardia Civil la vigilancia y regulación del tráfico en las carreteras, creándose una Unidad especializada con el nombre de Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Posteriormente fueron suprimidas las Unidades de Fronteras y Veteranos, integrándolas en las Unidades territoriales y creándose unos Núcleos de Reserva a disposición de los Mandos. Este Cuerpo que ha cumplido ya sus 157 años de existencia, ha ido adaptándose a los nuevos medios y modernizándose en forma cada vez más acusada, siendo en la actualidad un Cuerpo ágil y moderno que se adapta con rapidez para dar solución a los problemas delictivos y humanitarios que en estos tiempos se enfrenta nuestra sociedad. Siendo destacable que la Guardia Civil de hoy, a pesar de poseer un contingente cercano a los 70.000 hombres y de haberse acrecentado sus funciones, sigue conservando el mismo espíritu que supo imbuirle su fundador: el Duque de Ahumada.

***LA POLICÍA ARMADA*** El origen de este Cuerpo hay que buscarlo en la Ley de 3 de agosto de 1939, que reorganizaba la administración de la zona Nacional estableciendo de nuevo las Direcciones Generales. Así, de la de Seguridad dependería ahora un nuevo organismo denominado Inspección General de Policía Armada y de Tráfico. Esta Ley sería desarrollada por un Decreto de 8 de septiembre de 1939, que, a la vez, lo sería por una Orden de 7 de octubre de 1939, donde se establecía que de la citada Inspección General dependerían Seguridad y Asalto y los Vigilantes de Caminos. Además, adaptaba su estructura de acuerdo con las ocho Regiones Militares existentes -delimitadas por Orden del 4 de julio de 1939-, Eran: Primera Región: Madrid, Toledo, Cuenca, Ciudad Real, Badajoz, Cáceres, Ávila y Segovia. Segunda Región: Sevilla, Córdoba, Huelva, Cádiz, Málaga, Granada, Jaén y Almería. Tercera Región: Valencia, Alicante, Castellón de la Plana, Murcia y Albacete. Cuarta Región: Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona. Quinta Región: Zaragoza, Huesca, Teruel, Guadalajara y Soria. Sexta Región: Burgos, Logroño, Navarra, Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Santander y Palencia. Séptima Región: Valladolid, Salamanca, Zamora, León y Asturias. Octava Región: La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra. No obstante, y a pesar de lo dicho hasta ahora, autores como Turrado Vidal consideran que en estas fechas aún no existía la Policía Armada, afirmando que dicho organismo nació con la famosa Ley de 8 de marzo de 1941, desarrollada par un Decreto de 31 de diciembre de dicho año. Quizá, la razón radique en el hecho de que, como consecuencia de la misma, se cambió el nombre al Cuerpo de Seguridad, Asalto y Vigilantes de Caminos por el de Policía Armada y de Trafico. Sin embargo, como queda patente en los textos legales señalados con anterioridad, esta denominación ya había aparecido, integrando los Cuerpos citados. Respecto a la misión que se le asignaba en la citada Ley era la de "vigilancia total y permanente, así como de represión cuando fuera necesario". Composición El nuevo Cuerpo estaría constituido por el personal que procediendo de la policía hubiera obtenido en 1a misma la categoría de oficial; por los suboficiales, sargentos, clases y Guardias que, habiendo pertenecido al Cuerpo de Seguridad y Asalto, hubieran superado de forma favorable su expediente de depuración; por último, por el personal seleccionado en la convocatoria del 15 de septiembre de 1939. El escalafón se establecería según los siguientes requisitos señalados por la citada Ley: los oficiales, de acuerdo con sus categorías, destinándose a la sección de Tráfico quienes reunieran las condiciones para ello. Para los demás se crearían escalafones por especialidad, ordenándose dentro de los mismos de forma separada y de acuerdo con su categoría. El ingreso en la misma se realizaba mediante convocatoria publicada en el Boletín Oficial del Estado, mediante examen, a través de la Academia Especial donde se realizaría un curso de preparación que nunca sería menor de cuatro meses. El ascenso a Cabo podría obtenerse por méritos contraídos en el Servicio, o por antigüedad; pero, siempre, con un examen previo de aptitud. Los ascensos a Sargento y Brigada se obtendrían por antigüedad o por elección. Por último, los Brigadas que llevaran tres o más años de servicio y no hubieran tenido ninguna nota desfavorable podrían cubrir hasta el 30% de las plazas vacantes de Alféreces o Tenientes. El ascenso a este último empleo tendría lugar por el mismo sistema de antigüedad, pudiendo optar al 30% de las vacantes como indica Turrado Vidal. Organización Se militarizaba completamente el Cuerpo, que hasta entonces só1o lo había estado en cuanto a régimen interno. Este hecho quedaba reflejado en la organización militar que se adoptó para la Policía Armada. Las razones de la misma las encontramos en los Apuntes para el Manual del Cuerpo de Policía Armada y de Tráfico. En el mismo, refiriéndose a la organización de este Cuerpo se dice: "Es la parte de la organización militar que tiene por objeto fijar el modo por el cual han de reclutarse, conservar y combinar proporcionalmente los componentes de la misma, atendiendo a que en cualquier momento que la nación la necesite puede hacerse de las fuerzas que la componen un eficaz empleo (...) ". Siendo las fuerzas de Policía Armada, en lo que a nuestra nación se refiere, la base del orden público, la importancia de su organización sube de punto teniendo en cuenta que, disponiendo de una excelente preparación, pueden servir en caso de conflicto armado como primera tropa de cobertura. Hasta que normalizado el contingente de fuerzas que haya de entrar en acción, pasen, además, a sus otros cometidos, corno son los de salvaguardias, orden público y garantía de las personas y cosas". Esto explica porque la Policía Armada se estructuraba, al igual que en el caso del Ejército, en ocho Regiones Militares con una circunscripción cada una, añadiendo dos comandancias más: una en las Islas Canarias y otra en las Baleares. La Jefatura de cada una de ellas radicaría en la capital de la Región Militar correspondiente: I (Madrid), II (Sevilla), III (Valencia), IV (Barcelona), V (Zaragoza), VI (Burgos), VII (Valladolid), VIII (La Coruña), Canarias (Santa Cruz de Tenerife) y Baleares (Palma de Mallorca). Salvo en el caso de la VI, donde por razones políticas Bilbao -ciudad industrial y republicana- sustituía a Burgos -ciudad conservadora y nacional-, y de la VII donde Oviedo (capital de Asturias y provincia minera a izquierdista) lo hacía con Valladolid (ciudad de perfiles políticos similares a los de Burgos). Las circunscripciones estarían regidas por tenientes coroneles. Estos serían, a la vez, los jefes de las Comandancias de la plaza donde residían. Cada circunscripción constituía una Unidad administrativa, existiendo los cargos, por tanto, de Jefes de Detall y Contabilidad, y Cajero y Habilitado. El nuevo Cuerpo se dividía en dos grandes bloques: Fuerzas de Policía Armada y Fuerzas de Policía de Tráfico. La Policía Armada propiamente dicha estaba formada por: Compañías y Secciones móviles o de guarnición (Infantería). Grupos de Caballería de tres Escuadrones. El Batallón de Conductores. La Policía de Tráfico la componían ocho compañías, una por circunscripción. En el caso de la Infantería, más interesante que las unidades citadas era la agrupación de las mismas en unidades mayores, como las Banderas móviles y las Banderas de Guarnición. La primera, tenía unos efectivos menores que un Batallón del Ejército en tiempos de paz. Por el contrario, la segunda, era mayor que la unidad citada del Ejército. En Caballería, los Grupos tenían una composición similar a la unidad homónima del Ejército, pero todos sus escuadrones eran de sables. Veamos ahora la composición de estas Unidades: La Bandera Móvil estaba mandada por un comandante. Afecto a su Plana Mayor llevaba dos oficiales subalternos -normalmente tenientes, uno que hacía de ayudante y el otro de Médico-, pudiendo ser éste de la categoría de capitán; un sargento para la oficina de mando, auxiliado por un cabo y cinco policías que formaban la escuadra de mando, compuesta de corneta, practicante auxiliar, Maestro armero y el enlace. Junto a la Plana Mayor, la Bandera estaba formada por tres compañías móviles y una compañía de Especialidades. Las compañías móviles estaban compuestas de tres secciones con un suboficial en la Plana Mayor de la compañía, dos cabos para las escuadras de mando o de protección química y desimpregnación, disponiendo cada compañía de un corneta como mínimo. Las secciones, mandadas por el suboficial y los dos tenientes, estaban compuestas de tres pelotones. Los pelotones, mandados por sargentos, por dos escuadras cada uno. Por último, las escuadras, por un cabo y cinco policías. Así pues, la plantilla de una compañía de este tipo era un capitán, dos tenientes, un suboficial, nueve sargentos, veinte cabos y noventa y cinco policías. Junto a estas compañías, existía la de Especialidades, formada por una Plana Mayor, tres secciones -ametralladoras, fusiles ametralladores y guarnición, cada una al mando de un teniente- y un Batallón de morteros. Su jefe, como en las anteriores, era un capitán; constando, de tres tenientes, un suboficial, siete sargentos, diecisiete cabos -uno de ellos al frente de la escuadra de mando- y ciento siete policías. La sección de ametralladoras constaba de dos pelotones. El pelotón, mandado por un sargento, de dos escuadras. La escuadra de ametralladoras se componía de un cabo y cinco policías al cuidado de una máquina. Total: 1 teniente, 2 sargentos, 4 cabos, 20 policías y cuatro ametralladoras. La sección de fusiles ametralladores estaba formada, también, por dos pelotones. El pelotón, de dos escuadras. La escuadra de fusiles ametralladoras la formaban un cabo y seis policías, con dos fusiles ametralladores. Total: 1 teniente, 2 sargentos, 4 cabos, 24 policías y 8 fusiles ametralladoras. La sección de guarnición constaba de dos pelotones. El pelotón, de tres escuadras. La escuadra estaba formada por un cabo y ocho policías. Total: 1 teniente, 2 sargentos, 6 cabos y 48 policías. Por último, la compañía de Especialidades constaba de un pelotón de morteros, mandado por un sargento y compuesto de dos escuadras. La escuadra de morteros estaba formada por un cabo y cinco policías, con un mortero de 50 mm. Total: un sargento, dos cabos, diez policías y dos morteros de 50 mm. Por tanto, el efectivo de una Bandera móvil era de un comandante, cuatro capitanes, once tenientes, cuatro suboficiales, treinta y cinco sargentos y trescientos noventa y siete policías. La Banderas de guarnición, mandadas, como en el caso anterior, por un comandante, constaban de una Plana Mayor a la que pertenecían dos oficiales subalternos -normalmente tenientes-, actuando uno como Ayudante y el otro como médico -pudiendo ser, como en el caso anterior, un capitán-, un sargento afecto a la oficina de esta Plana Mayor, un cabo jefe de la escuadra de mando y ocho policías. La Bandera de guarnición constaba de cinco compañías: cuatro móviles y una de guarnición. Las primeras tenían una composición igual a la de la Bandera móvil. Sumando todas ellas, la Bandera constaba de cuatro capitanes, ocho tenientes, cuatro suboficiales, veinticuatro sargentos, setenta y seis cabos y seiscientos ocho policías. La compañía de guarnición estaba compuesta de tres secciones, cuya plantilla era igual a la de la Sección de guarnición de la compañía de Especialidades de la Bandera móvil. Los integrantes de esta compañía eran un capitán, dos tenientes, un suboficial para la oficina de la misma, seis sargentos, diecinueve cabos -uno de ellos al mando de la escuadra de mando- y ciento cincuenta y dos policías. En total, los efectivos de una Bandera de guarnición eran un comandante, cinco capitanes, doce oficiales subalternos, cinco suboficiales, treinta y un sargentos, noventa y seis cabos y setecientos sesenta y ocho policías. El Grupo de Caballería estaba mandado por un comandante, con una Plana Mayor compuesta por tres tenientes que desempeñaban los cometidos de Ayudante, Médico -pudiendo tener la categoría de capitán- y Veterinario. Afecto a esta plana de mando se encontraba también un sargento para la oficina de la misma, un cabo jefe de la escuadra de mando, el trompeta, el ordenanza, el guarnicionero y enlaces, con un total de dieciséis caballos. Además de la Plana Mayor, el Grupo constaba de tres escuadrones. Cada escuadrón, mandado por un capitán, tenía cuatro secciones y una escuadra de mando. Cada sección, mandada por un teniente, constaba de tres escuadras y un guardia ordenanza. Cada escuadra estaba compuesta por un cabo y siete policías. Por tanto, un escuadrón constaba de un capitán, cuatro tenientes, un suboficial "para cometidos propios de su empleo", cuatro sargentos, trece cabos -uno al mando de la escuadra de mando-, noventa y cinco policías y ciento diecisiete caballos. Sumando los escuadrones y la Plana Mayor, el contingente total de la plantilla correspondiente al Grupo era de un comandante, tres capitanes, quince tenientes, tres suboficiales, trece sargentos, cuarenta cabos, doscientos noventa y seis policías y trescientos sesenta y siete caballos. El Batallón de Conductores, al mando de un teniente coronel, estaba formado, en 1944, por una Plana Mayor con sede en Madrid, seis compañías al mando de capitanes y jefaturas en Madrid (lª y 3ª), Sevilla (2ª), Barcelona (4ª), Zaragoza (5ª) y Palencia (6ª). Por último, las Compañías de Tráfico, al mando de un capitán, se subdividían en secciones, cuyo número dependería de las necesidades del sector que se tuviera que cubrir. Las secciones se componían de pelotones y estos, a su vez, en escuadras. Por tanto, no existía una plantilla fija para estas unidades, ya que el número de sus integrantes variaba de acuerdo con la amplitud a importancia del sector que cubrían. La Inspección General de la Policía Armada era el elemento de coordinación de todos los integrantes de las fuerzas de Policía Armada y Tráfico. Estaba regida por un General con sus correspondientes órganos de mando. En esta inspección existían diferentes secciones: Sanidad, Organización y Personal y Justicia. La Jefatura de Policía de Tráfico, dependiente de la Inspección General, estaba al mando de un teniente coronel. Igualmente, y con relación al Ministerio de Industria y Comercio, así como de la Presidencia del Gobierno y demás organismos correspondientes, desempeñaba el cargo de Secretario Nacional del Servicio del Tráfico en España. Afecto a esta Jefatura se encontraba un Capitán-Ayudante y tres tenientes para los servicios auxiliares de la misma. Igualmente dependía directamente del Inspector General el centro cultural denominado Academia Especial de la Policía Armada y de Tráfico al mando de un Teniente Coronel Director. También existía, afecta a la Inspección General de la Policía, una banda de música al mando de un Músico Mayor del Ejército con destino en la Policía Armada y que era director técnico de la misma. Uniformidad: El uniforme del nuevo Cuerpo estaba fabricado en paño gris. En verano, se utilizaba una tela más fresca. En diario, se utilizaba capote, guerrera cerrada, botas -con cordones hasta arriba- y gorra de plato. El cinturón de esta última era rojo, y la visera de charol brillante con barboquejo de charol negro con hebilla dorada. El pantalón era tipo calzón en invierno; mientras que, en verano, era recto. Por último, el correaje era negro con tahalí mixto para machete o porra. En instrucción, se utilizaba sahariana, pantalón tipo noruego, bota de media caña corta, gorro con cordoncillo, correaje negro con funda de pistola -oficiales y suboficiales-, y cartucheras con tahalí -sargentos, cabos y policías-. En el primer periodo, el uniforme portaba en los bordes del cuello unos rombos y en el cinturón de la gorra una tira o galón, que era rojo y con bordes negros para las unidades móviles y negro con borde de igual color para las de Guarnición. La Policía Armada de Tráfico utilizaba pelliza color marrón oscuro, calzón de montar de forma inglesa de gabardina gris, guerrera gris, botas, casco protector, gafas, guantes, correaje y pistolera de color marrón, y gorra de plato gris. Armamento: La Armada y de Tráfico dispuso de una gran variedad de armamento, igual al que había disfrutado la Guardia de Asalto: fusil Mauser modelo 1893, pistolas Astra y Star, fusil ametrallador modelo 1925, ametralladoras pesadas y ligeras Hotchkiss, granadas Lafitte, y la de mano tonelete, morteros Varelo de 50 mm. Modelo 1932 y gases lacrimógenos.


Inauguración de la Exposición La Guardia Civil frente al terrorismo. Por la libertad, por las víctimas. Como homenaje a todos los guardias civiles asesinados por ETA y a sus familiares, la Guardia Civil junto a la Fundación Víctimas del Terrorismo, inauguraron el 18 de noviembre en la Plaza de Colón la exposición “La Guardia Civil frente al terrorismo. Por la Libertad, por las víctimas”. En el acto estuvieron presentes el Ministro de Interior, Ángel Acebes y la Presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Ana María Vidal Abarca, quienes tuvieron palabras de aliento, apoyo y consuelo para todos los afectados por el terrorismo, en especial para las viudas y huérfanos de la Guardia Civil. La muestra presenta los momentos más duros que han marcado a uno de los colectivos más castigados por la lacra del terrorismo, desde la primera muerte el 7 de julio de 1968 de Ángel Pardines hasta la última víctima, Antonio Molina, asesinado el 17 de diciembre de 2002 en Madrid. Entre la muerte de Ángel Pardines y Antonio Molina han transcurrido 35 años en los que han fallecido 271 guardias civiles, lo que constituye el 25% de una lista que se compone de más de mil víctimas mortales a manos de ETA. En varios paneles, se muestran fotografías de algunos de los atentados más cruentos, como han sido los de la casa cuartel de Vic, Zaragoza o la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid y se incluye la maqueta que reproduce la explosión de una bomba en una casa cuartel y la reconstrucción a escala del zulo en el que estuvo secuestrado Ortega Lara. Estas fotografías y maquetas sirven como testimonio de la dura realidad que les ha tocado vivir a cientos de familias españolas. En la muestra también se exponen las operaciones más importantes de la Guardia Civil en la lucha contra el terrorismo, con especial cobertura de la incautación de armas, un listado de los comandos desarticulados por la Guardia Civil, acuerdos de colaboración internacional y actuaciones de las unidades especialidades creadas para combatir a ETA como son el GAR, el Servicio de Información y la Unidad de Lucha Contra el Terrorismo, así como la tecnología que estos cuerpos utilizan. Como testigo de la brutalidad terrorista, dos murales con portadas de varios diarios españoles recogen los atentados perpetrados por la banda terrorista contra la Guardia Civil y un vídeo esperanzador en el que aparecen las muestras de cariño en forma de manifestación, acuerdos y apoyo que los ciudadanos han dado a la Guardia Civil. Especialmente sobrecogedor es el vídeo donde se exhibe un corto sobre los atentados contra la Guardia Civil, con imágenes reales de ataques a casas cuartel como el de Vic. A la salida del vídeo, un enorme mural recoge las fotografías de los guardias civiles asesinados y los nombres de aquellos civiles fallecidos en atentados contra la Guardia Civil. Al lado del mural una vitrina expone varios objetos personales cedidos por los familiares. La Presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Ana María Vidal Abarca, recordó que “ETA ha castigado a muchas personas, en especial a la Guardia Civil” y matizó que “todos tenemos una deuda de honor con este cuerpo por su espíritu de sacrificio que garantiza los derechos y libertades de todos los ciudadanos”, así como por las viudas y huérfanos que “hacen que cada día este país sea más libre”. Ángel Acebes quiso, con su presencia, “rendir homenaje a los que han entregado su vida por España y a todas las familias destrozadas por los actos terroristas”. El ministro matizó que “es necesario resaltar cada una de las víctimas, cada una de las familias que han sufrido la pena por su generosidad” y afirmó que “su deuda será imposible de pagar, las viudas son un ejemplo permanente de que no murieron en balde y de que nuestra libertad se la debemos, en parte, a las víctimas”. Desde la Guardia Civil se espera que la emoción contenida con la que todos los familiares, autoridades y ciudadanos de a pié han recogido y recogerán la muestra, sirva para abrir un camino de esperanza, tal como ha dicho Carolina Couso en una frase que podemos leer en la exposición: “El recuerdo de la trágica muerte de un ser querido , en ocasiones, puede resultar amargo, pero es la única manera de mantener viva su memoria y reafirmarnos en la convicción de que aún hay aún hay un lugar para la esperanza”.

Santa Teresa de Jesus



Santa Teresa de JesúsContemplativa, fundadora de las Carmelitas Descalzas,Doctora de la Iglesia . Fiesta: 15 de octubre .
Nace Teresa en Ávila el 28 de marzo de 1515. A los dieciocho años, entra en el Carmelo. A los cuarenta y cinco años, para responder a las gracias extraordinarias del Señor, emprende una nueva vida cuya divisa será: «O sufrir o morir». Es entonces cuando funda el convento de San José de Ávila, primero de los quince Carmelos que establecerá en España. Con san Juan de la Cruz, introdujo la gran reforma carmelitana. Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de la plegaria y de la perfección. Murió en Alba de Tormes, al anochecer del 4 de octubre de 1582. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970. Algunos pensamientos de la santa
"No sabemos amar... no está en el mayor gusto sino en la mayor determinación de desear contentar en todo a Dios..."
"Darse del todo al Todo, sin hacernos partes"
"Juntos andemos Señor, por donde fuisteis, tengo que ir; por donde pasastes, tengo que pasar"
"Todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, que si no mirásemos otra cosa que el camino, pronto llegaríamos..."
"Es imposible... tener ánimo para cosas grandes, quien no entiende que está favorecido de Dios"
Vida de Santa Teresa
Se cree que la palabra "Teresa" viene de la palabra griega "teriso" que se traduce por "cultivar"; cultivadora. O de la palabra "terao" que significa "cazar", "la cazadora". Como bien dice el Padre Sálesman en su biografía, ambos títulos le quedan bien a Santa Teresa, por ser ella "Cultivadora" de las virtudes y "cazadora" de almas para llevarlas al cielo.
Santa Teresa es, sin duda, una de las mujeres más grandes y admirables de la historia. Es una de las tres doctoras de la Iglesia. Las otras dos son Santa Catalina de Siena y Santa Teresita del Niño Jesús .
Sus padres eran Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila y Ahumada. La santa habla de ellos con gran cariño. Alonso Sánchez tuvo tres hijos de su primer matrimonio, y Beatriz de Ahumada le dio otros nueve. Al referirse a sus hermanos y medios hermanos, Santa Teresa escribe: "por la gracia de Dios, todos se asemejan en la virtud a mis padres, excepto yo".
Teresa nació en la ciudad castellana de Ávila, el 28 de marzo de 1515. A los siete años, tenía ya gran predilección por la lectura de las vidas de santos. Su hermano Rodrigo era casi de su misma edad de suerte que acostumbraban jugar juntos. Los dos niños, eran muy impresionados por el pensamiento de la eternidad, admiraban las victorias de los santos al conquistar la gloria eterna y repetían incansablemente: "Gozarán de Dios para siempre, para siempre, para siempre . . ."
Busca el martirio
Teresa y su hermano consideraban que los mártires habían comprado la gloria a un precio muy bajo y resolvieron partir al país de los moros con la esperanza de morir por la fe. Así pues, partieron de su casa a escondidas, rogando a Dios que les permitiese dar la vida por Cristo; pero en Adaja se toparon con uno de sus tíos, quien los devolvió a los brazos de su afligida madre. Cuando ésta los reprendió, Rodrigo echó la culpa a su hermana.
En vista del fracaso de sus proyectos, Teresa y Rodrigo decidieron vivir como ermitaños en su propia casa y empezaron a construir una celda en el jardín, aunque nunca llegaron a terminarla. Teresa amaba desde entonces la soledad. En su habitación tenía un cuadro que representaba al Salvador que hablaba con la Samaritana y solía repetir frente a esa imagen: "Señor, dame de beber para que no vuelva a tener sed".
Toma a la Virgen como Madre
La madre de Teresa murió cuando ésta tenía catorce años. "En cuanto empecé a caer en la cuenta de la pérdida que había sufrido, comencé a entristecerme sobremanera; entonces me dirigí a una imagen de Nuestra Señora y le rogué con muchas lágrimas que me tomase por hija suya".
El peligro de la mala lectura y las modas
Por aquella época, Teresa y Rodrigo empezaron a leer novelas de caballerías y aun trataron de escribir una. La santa confiesa en su "Autobiografía": "Esos libros no dejaron de enfriar mis buenos deseos y me hicieron caer insensiblemente en otras faltas. Las novelas de caballerías me gustaban tanto, que no estaba yo contenta cuando no tenía una entre las manos. Poco a poco empecé a interesarme por la moda, a tomar gusto en vestirme bien, a preocuparme mucho del cuidado de mis manos, a usar perfumes y a emplear todas las vanidades que el mundo aconsejaba a las personas de mi condición". El cambio que paulatinamente se operaba en Teresa, no dejó de preocupar a su padre, quien la envió, a los quince años de edad a educarse en el convento de las agustinas de Avila, en el que solían estudiar las jóvenes de su clase.
Enfermedad y conversión
Un año y medio más tarde, Teresa cayó enferma, y su padre la llevó a casa. La joven empezó a reflexionar seriamente sobre la vida religiosa que le atraía y le repugnaba a la vez. La obra que le permitió llegar a una decisión fue la colección de "Cartas" de San Jerónimo, cuyo fervoroso realismo encontró eco en el alma de Teresa. La joven dijo a su padre que quería hacerse religiosa, pero éste le respondió que tendría que esperar a que él muriese para ingresar en el convento. La santa, temiendo flaquear en su propósito, fue a ocultas a visitar a su amiga íntima, Juana Suárez, que era religiosa en el convento carmelita de la Encarnación, en Avila, con la intención de no volver, si Juana le dejaba quedarse, a pesar de la pena que le causaba contrariar la voluntad de su padre. "Recuerdo . . . que, al abandonar mi casa, pensaba que la tortura de la agonía y de la muerte no podía ser peor a la que experimentaba yo en aquel momento . . . El amor de Dios no era suficiente para ahogar en mí el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos".
La santa determinó quedarse en el convento de la Encarnación. Tenía entonces veinte años. Su padre, al verla tan resuelta, cesó de oponerse a su vocación. Un año más tarde, Teresa hizo la profesión. Poco después, se agravó un mal que había comenzado a molestarla desde antes de profesar, y su padre la sacó del convento. La hermana Juana Suárez fue a hacer compañía a Teresa, quien se puso en manos de los médicos. Desgraciadamente, el tratamiento no hizo sino empeorar la enfermedad, probablemente una fiebre palúdica. Los médicos terminaron por darse por vencidos, y el estado de la enferma se agravó.
Teresa consiguió soportar aquella tribulación, gracias a que su tío Pedro, que era muy piadoso, le había regalado un librito del P. Francisco de Osuna, titulado: "El tercer alfabeto espiritual". Teresa siguió las instrucciones de la obrita y empezó a practicar la oración mental, aunque no hizo en ella muchos progresos por falta de un director espiritual experimentado. Finalmente, al cabo de tres años, Teresa recobró la salud.
Disipaciones, lucha con la oración y justificaciones
Su prudencia, amabilidad y caridad, a las que añadía un gran encanto personal, le ganaron la estima de todos los que la rodeaban. Según la reprobable costumbre de los conventos españoles de la época, las religiosas podían recibir a cuantos visitantes querían, y Teresa pasaba gran parte de su tiempo charlando en el recibidor del convento. Eso la llevó a descuidar la oración mental y el demonio contribuyó, al inculcarle la íntima convicción, bajo capa de humildad, de que su vida disipada la hacía indigna de conversar familiarmente con Dios. Además, la santa se decía para tranquilizarse, que no había ningún peligro de pecado en hacer lo mismo que tantas otras religiosas mejores que ella y justificaba su descuido de la oración mental, diciéndose que sus enfermedades le impedían meditar. Sin embargo, añade la santa, "el pretexto de mi debilidad corporal no era suficiente para justificar el abandono de un bien tan grande, en el que el amor y la costumbre son más importantes que las fuerzas. En medio de las peores enfermedades puede hacerse la mejor oración, y es un error pensar que sólo se puede orar en la soledad".
Poco después de la muerte de su padre, el confesor de Teresa le hizo ver el peligro en que se hallaba su alma y le aconsejó que volviese a la práctica de la oración. La santa no la abandonó jamás desde entonces. Sin embargo, no se decidía aún a entregarse totalmente a Dios ni a renunciar del todo a las horas que pasaba en el recibidor y al intercambio de regalillos. Es curioso notar que, en todos esos años de indecisión en el servicio de Dios, Santa Teresa no se cansaba jamás de oír sermones "por malos que fuesen"; pero el tiempo que empleaba en la oración "se le iba en desear que los minutos pasasen pronto y que la campana anunciase el fin de la meditación, en vez de reflexionar en las cosas santas".
La penitencia y la cruz
Convencida cada vez más de su indignidad, Teresa invocaba con frecuencia a los grandes santos penitentes, San Agustín y Santa María Magdalena, con quienes están asociados dos hechos que fueron decisivos en la vida de la santa. El primero, fue la lectura de las "Confesiones" de San Agustín. El segundo fue un llamamiento a la penitencia que la santa experimentó ante una imagen de la Pasión del Señor: "Sentí que Santa María Magdalena acudía en mi ayuda . . . y desde entonces he progresado mucho en la vida espiritual".
A la santa le atraían mas los Cristos ensangrentados y manifestando profunda agonía. En una ocasión, al detenerse ante un crucifijo muy sangrante le preguntó: "Señor, ¿quién te puso así?, y le pareció que una voz le decía: "Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa". Ella se echó a llorar y quedó terriblemente impresionada. Pero desde ese día ya no vuelve a perder tiempo en charlas inútiles y en amistades que no llevan a la santidad.
Visiones y comunicaciones
Una vez que Teresa se retiró de las conversaciones del recibidor y de otras ocasiones de disipación y de faltas (los santos son capaces de ver sus faltas), Dios empezó a favorecerla frecuentemente con la oración de quietud y de unión. La oración de unión ocupó un largo periodo de su vida, con el gozo y el amor que le son característicos, y Dios empezó a visitarla con visiones y comunicaciones interiores. Ello la inquietó, porque había oído hablar con frecuencia de ciertas mujeres a las que el demonio había engañado miserablemente con visiones imaginarias. Aunque estaba persuadida de que sus visiones procedían de Dios, su perplejidad la llevó a consultar el asunto con varias personas; desgraciadamente no todas esas personas guardaron el secreto al que estaban obligadas, y la noticia de las visiones de Teresa empezó a divulgarse para gran confusión suya.
Una de las personas a las que consultó Teresa fue Francisco de Salcedo, un hombre casado que era un modelo de virtud. Este la presentó al Padre Daza, doctor tenido por muy virtuoso, quien dictaminó que Teresa era víctima de los engaños del demonio, ya que era imposible que Dios concediese favores tan extraordinarios a una religiosa tan imperfecta como ella pretendía ser. Teresa quedó alarmada e insatisfecha. Francisco de Salcedo, a quien la propia santa afirma que debía su salvación, la animó en sus momentos de desaliento y le aconsejó que acudiese a uno de los padres de la recién fundada Compañía de Jesús. La santa hizo una confesión general con un jesuita, a quien expuso su manera de orar y los favores que había recibido. El jesuita le aseguró que se trataba de gracia de Dios, pero la exhortó a no descuidar el verdadero fundamento de la vida interior. Aunque el confesor de Teresa estaba convencido de que sus visiones procedían de Dios, le ordenó que tratase de resistir durante dos meses a esas gracias. La resistencia de la santa fue en vano.
Otro jesuita, el P. Baltasar Alvarez, le aconsejó que pidiese a Dios ayuda para hacer siempre lo que fuese más agradable a sus ojos y que, con ese fin, recitase diariamente el "Veni Creator Spiritus". Así lo hizo Teresa. Un día, precisamente cuando repetía el himno, fue arrebatada en éxtasis y oyó en el interior de su alma estas palabras: "No quiero que converses con los hombres sino con los ángeles".
…Ella dirá después: "El Espíritu Santo como fuerte huracán hace adelantar más en una hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas".
La santa, que tuvo en su vida posterior repetidas experiencias de palabras divinas afirma que son más claras y distintas que las humanas; dice también que las primeras son operativas, ya que producen en el alma una tendencia a la virtud y la dejan llena de gozo y de paz, convencida de la verdad de lo que ha escuchado.
Persecuciones
En la época en que el P. Alvarez fue su director, Teresa sufrió graves persecuciones, que duraron tres años; además, durante dos años, atravesó por un periodo de intensa desolación espiritual, aliviado por momentos de luz y consuelo extraordinarios. La santa quería que los favores que Dios le concedía, permaneciesen secretos, pero las personas que la rodeaban estaban perfectamente al tanto y, en más de una ocasión, la acusaron de hipocresía y presunción.
El P. Alvarez era un hombre bueno y timorato, que no tuvo el valor suficiente para salir en defensa de su dirigida, aunque siguió confesándola. Lamentablemente, los mediocres siempre son la mayoría. Estos se molestan ante la auténtica santidad porque no saben como lidiar con las intervenciones sobrenaturales por claras que sean. Prefieren descartarlas o ignorarlas, asumiendo que son producto de la exageración o el desequilibrio. Para justificar su posición apelan a las verdaderas exageraciones y desequilibrios y agrupan lo auténtico con lo falso. En otras palabras, carecen de discernimiento espiritual.
En 1557, San Pedro de Alcántara pasó por Avila y, naturalmente, fue a visitar a la famosa carmelita. El santo declaró que le parecía evidente que el Espíritu de Dios guiaba a Teresa, pero predijo que las persecuciones y sufrimientos seguirían lloviendo sobre ella. Las pruebas que Dios le enviaba purificaron el alma de la santa, y los favores extraordinarios le enseñaron a ser humilde y fuerte, la despegaron de las cosas del mundo y la encendieron en el deseo de poseer a Dios.
Extasis
En algunos de sus éxtasis, de los que nos dejó la santa una descripción detallada, se elevaba hasta un metro. Después de una de aquellas visiones escribió la bella poesía que dice: "Tan alta vida espero que muero porque no muero".A este propósito, comenta Teresa: Dios "no parece contentarse con arrebatar el alma a Sí, sino que levanta también este cuerpo mortal, manchado con el barro asqueroso de nuestros pecados". En esos éxtasis se manifestaban la grandeza y bondad de Dios, el exceso de su amor y la dulzura de su servicio en forma sensible, y el alma de Teresa lo comprendía con claridad, aunque era incapaz de expresarlo. El deseo del cielo que dejaban las visiones en su alma era inefable. "Desde entonces, dejé de tener miedo a la muerte, cosa que antes me atormentaba mucho". Las experiencias místicas de la santa llegaron a las alturas de los esponsales espirituales, el matrimonio místico y la transverberación .
Santa Teresa nos dejó el siguiente relato sobre el fenómeno de la transverberación: "Vi a mi lado a un ángel que se hallaba a mi izquierda, en forma humana. Confieso que no estoy acostumbrada a ver tales cosas, excepto en muy raras ocasiones. Aunque con frecuencia me acontece ver a los ángeles, se trata de visiones intelectuales, como las que he referido más arriba . . . El ángel era de corta estatura y muy hermoso; su rostro estaba encendido como si fuese uno de los ángeles más altos que son todo fuego. Debía ser uno de los que llamamos querubines . . . Llevaba en la mano una larga espada de oro, cuya punta parecía un ascua encendida. Me parecía que por momentos hundía la espada en mi corazón y me traspasaba las entrañas y, cuando sacaba la espada, me parecía que las entrañas se me escapaban con ella y me sentía arder en el más grande amor de Dios. El dolor era tan intenso, que me hacía gemir, pero al mismo tiempo, la dulcedumbre de aquella pena excesiva era tan extraordinaria, que no hubiese yo querido verme libre de ella.
El anhelo de Teresa de morir pronto para unirse con Dios, estaba templado por el deseo que la inflamaba de sufrir por su amor. A este propósito escribió: "La única razón que encuentro para vivir, es sufrir y eso es lo único que pido para mí". Según reveló la autopsia en el cadáver de la santa, había en su corazón la cicatriz de una herida larga y profunda.
El año siguiente (1560), para corresponder a esa gracia, la santa hizo el voto de hacer siempre lo que le pareciese más perfecto y agradable a Dios. Un voto de esa naturaleza está tan por encima de las fuerzas naturales, que sólo el esforzarse por cumplirlo puede justificarlo. Santa Teresa cumplió perfectamente su voto.
Escritora Mística
El relato que la santa nos dejó en su "Autobiografía" sobre sus visiones y experiencias espirituales da muestra de una extraordinaria sencillez de estilo y de una preocupación constante por no exagerar los hechos. La Iglesia califica de "celestial" la doctrina de Santa Teresa, en la oración del día de su fiesta. Las obras de la mística Doctora" ponen al descubierto los rincones más recónditos del alma humana. La santa explica con una claridad casi increíble las experiencias más inefables. Y debe hacerse notar que Teresa era una mujer relativamente inculta, que escribió sus experiencias en la común lengua castellana de los habitantes de Avila, que ella había aprendido "en el regazo de su madre"; una mujer que escribió sin valerse de otros libros, sin haber estudiado previamente las obras místicas y sin tener ganas de escribir, porque ello le impedía dedicarse a hilar; una mujer, en fin, que sometió sin reservas sus escritos al juicio de su confesor y sobre todo, al juicio de la Iglesia. La santa empezó a escribir su autobiografía por mandato de su confesor" "La obediencia se prueba de diferentes maneras".
Por otra parte, el mejor comentario de las obras de la santa es la paciencia con que sobrellevó las enfermedades, las acusaciones y los desengaños; la confianza absoluta con que acudía en todas las tormentas y dificultades al Redentor crucificado y el invencible valor que demostró en todas las penas y persecuciones. Los escritos de Santa Teresa subrayan sobre todo el espíritu de oración, la manera de practicarlo y los frutos que produce. Como la santa escribió precisamente en la época en que estaba consagrada a la difícil tarea de fundar conventos de carmelitas reformadas, sus obras, prescindiendo de su naturaleza y contenido, dan testimonio de su vigor, industriosidad y capacidad de recogimiento.
Santa Teresa escribió el "Camino de Perfección" para dirigir a sus religiosas, y el libro de las "Fundaciones" para edificarlas y alentarlas. En cuanto al "Castillo Interior", puede considerarse que lo escribió para instrucción de todos los cristianos, y en esa obra se muestra la santa como verdadera doctora de la vida espiritual.
Fundadora
Las carmelitas, como la mayoría de las religiosas, habían decaído mucho del primer fervor, a principios del siglo XVI. Ya hemos visto que los recibidores de los conventos de Avila eran una especie de centro de reunión de las damas y caballeros de la ciudad. Por otra parte, las religiosas podían salir de la clausura con el menor pretexto, de suerte que el convento era el sitio ideal para quien deseaba una vida fácil y sin problemas. Las comunidades eran sumamente numerosas, lo cual era a la vez causa y efecto de la relajación. Por ejemplo, en el convento de Avila había 140 religiosas.
Santa Teresa comenta más tarde: "La experiencia me ha enseñado lo que es una casa llena de mujeres. ¡Dios nos guarde de ese mal" Ya que tal estado de cosas se aceptaba como normal, las religiosas no caían generalmente en la cuenta de que su modo de vida se apartaba mucho del espíritu de sus fundadores. Así, cuando una sobrina de Santa Teresa, que era también religiosa en el convento de la Encarnación de Avila, le sugirió la idea de fundar una comunidad reducida, la santa la consideró como una especie de revelación del cielo, no como una idea ordinaria. Teresa, que llevaba ya veinticinco años en el convento, resolvió poner en práctica la idea y fundar un convento reformado. Doña Guiomar de Ulloa, que era una viuda muy rica, le ofreció ayuda generosa para la empresa.
San Pedro de Alcántara, San Luis Beltrán y el obispo de Avila, aprobaron el proyecto, y el P. Gregorio Fernández, provincial de las carmelitas, autorizó a Teresa a ponerlo en práctica. Sin embargo, el revuelo que provocó la ejecución del proyecto hizo que el provincial retirase el permiso y Santa Teresa fue objeto de las críticas de sus propias hermanas, de los nobles, de los magistrados y de todo el pueblo. A pesar de eso, el P. Ibañez, dominico, alentó a la santa a proseguir la empresa con la ayuda de Doña Guiomar. Doña Juana de Ahumada, hermana de Santa Teresa, emprendió con su esposo la construcción de un convento en Avila en 1561, pero haciendo creer a todos que se trataba de una casa en la que pensaban habitar. En el curso de la construcción, una pared del futuro convento se derrumbó y cubrió bajo los escombros al pequeño Gonzalo, hijo de Doña Juana, que se hallaba ahí jugando. Santa Teresa tomó en brazos al niño, que no daba ya señales de vida, y se puso en oración; algunos minutos más tarde, el niño estaba perfectamente sano, según consta en el proceso de canonización. En lo sucesivo, Gonzalo solía repetir a su tía que estaba obligada a pedir por su salvación, puesto que a sus oraciones debía el verse privado del cielo.
Por entonces, llegó de Roma un breve que autorizaba la fundación del nuevo convento. San Pedro de Alcántara, Don Francisco de Salcedo y el Dr. Daza, consiguieron ganar al obispo a la causa, y la nueva casa se inauguró bajo sus auspicios el día de San Bartolomé de 1562. Durante la misa que se celebró en la capilla con tal ocasión, tomaron el velo la sobrina de la santa y otras tres novicias.
La inauguración causó gran revuelo en Avila. Esa misma tarde, la superiora del convento de la Encarnación mandó llamar a Teresa y la santa acudió con cierto temor, "pensando que iban a encarcelarme". Naturalmente tuvo que explicar su conducta a su superiora y al P. Angel de Salazar, provincial de la orden. Aunque la santa reconoce que no faltaba razón a sus superiores para estar disgustados, el P. Salazar le prometió que podría retornar al convento de San José en cuanto se calmase la excitación del pueblo.
La fundación no era bien vista en Avila, porque las gentes desconfiaban de las novedades y temían que un convento sin fondos suficientes se convirtiese en una carga demasiado pesada para la ciudad. El alcalde y los magistrados hubiesen acabado por mandar demoler el convento, si no los hubiese disuadido de ello el dominico Báñez. Por su parte, Santa Teresa no perdió la paz en medio de las persecuciones y siguió encomendando a Dios el asunto; el Señor se le apareció y la reconfortó.
Entre tanto, Francisco de Salcedo y otros partidarios de la fundación enviaron a la corte a un sacerdote para que defendiese la causa ante el rey, y los dos dominicos, Báñez e Ibáñez, calmaron al obispo y al provincial. Poco a poco fue desvaneciéndose la tempestad y, cuatro meses más tarde, el P. Salazar dio permiso a Santa Teresa de volver al convento de San José, con otras cuatro religiosas de la Encarnación.
Convento de San José
La santa estableció la más estricta clausura y el silencio casi perpetuo. El convento carecía de rentas y reinaba en él la mayor pobreza; Las religiosas vestían toscos hábitos, usaban sandalias en vez de zapatos (por ello se les llamó "descalzas") y estaban obligadas a la perpetua abstinencia de carne. Santa Teresa no admitió al principio más que a trece religiosas, pero más tarde, en los conventos que no vivían sólo de limosnas sino que poseían rentas, aceptó que hubiese veintiuna.
Teresa, la gran mística, no descuidaba las cosas prácticas sino que las atendía según era necesario. Sabía utilizar las cosas materiales para el servicio de Dios. En una ocasión dijo: "Teresa sin la gracia de Dios es una pobre mujer; con la gracia de Dios, una fuerza; con la gracia de Dios y mucho dinero, una potencia".
Mas fundaciones
En 1567, el superior general de los carmelitas, Juan Bautista Rubio (Rossi), visitó el convento de Avila y quedó encantado de la superiora y de su sabio gobierno; concedió a Santa Teresa plenos poderes para fundar otros conventos del mismo tipo (a pesar de que el de San José había sido fundado sin que él lo supiese) y aun la autorizó a fundar dos conventos de frailes reformados ("carmelitas contemplativos"), en Castilla.
Santa Teresa pasó cinco años con sus trece religiosas en el convento de san José, precediendo a sus hijas no sólo en la oración, sino también en los trabajos humildes, como la limpieza de la casa y el hilado. Acerca de esa época escribió: "Creo que fueron los años más tranquilos y apacibles de mi vida, pues disfruté entonces de la paz que tanto había deseado mi alma . . . Su Divina Majestad nos enviaba lo necesario para vivir sin que tuviésemos necesidad de pedirlo, y en las raras ocasiones en que nos veíamos en necesidad, el gozo de nuestras almas era todavía mayor".
La santa no se contenta con generalidades, sino que desciende a ejemplos menudos, como el de la religiosa que plantó horizontalmente un pepino por obediencia y la cañería que llevó al convento el agua de un pozo que, según los plomeros, era demasiado bajo.
En agosto de 1567, Santa Teresa se trasladó a Medina del Campo, donde fundó el segundo convento, a pesar de las múltiples dificultades que surgieron. A petición de la condesa de la Cerda se fundo un convento en Malagón. Después siguieron los de Valladolid y Toledo. Esta última fue una empresa especialmente difícil porque la santa sólo tenía cinco ducados al comenzar; pero, según escribía, "Teresa y cinco ducados no son nada; pero Dios, Teresa y cinco ducados bastan y sobran".
Una joven de Toledo, que gozaba de gran fama de virtud, pidió ser admitida en el convento y dijo a la fundadora que traería consigo su Biblia. Teresa exclamó: "¿Vuestra Biblia? ¡Dios nos guarde! No entréis en nuestro convento, porque nosotras somos unas pobres mujeres que sólo sabemos hilar y hacer lo que se nos dice". No es que la santa rechazare la Biblia, sino que supo descubrir que esta se habría convertido en un pretexto para faltar en humildad.
La reforma de los religiosos carmelitas
La santa había encontrado en Medina del Campo a dos frailes carmelitas que estaban dispuestos a abrazar la reforma: uno era Antonio de Jesús de Heredia, superior del convento de dicha ciudad y el otro, Juan de Yepes, más conocido con el nombre de San Juan de la Cruz .
Aprovechando la primera oportunidad que se le ofreció, Santa Teresa fundó un convento de frailes en el pueblecito de Duruelo en 1568; a este siguió, en 1569, el convento de Pastrana. En ambos reinaba la mayor pobreza y austeridad. Santa Teresa dejó el resto de las fundaciones de conventos de frailes a cargo de San Juan de la Cruz.
Nuevas fundaciones, dificultades y gracias extraordinarias
La santa fundó también en Pastrana un convento de carmelitas descalzas. Cuando murió Don Ruy Gómez de Silva, quien había ayudado a Teresa en la fundación de los conventos de Pastrana, su mujer quiso hacerse carmelita, pero exigiendo numerosas dispensas de la regla y conservando el tren de vida de una princesa. Teresa, viendo que era imposible reducirla a la humanidad propia de su profesión, ordenó a sus religiosas que se trasladasen a Segovia y dejasen a la princesa su casa de Pastrana.
En 1570, la santa, con otra religiosa, tomó posesión en Salamanca de una casa que hasta entonces había estado ocupada por ciertos estudiantes "que se preocupaban muy poco de la limpieza". Era un edificio grande, complicado y ruinoso, de suerte que al caer la noche la compañera de la santa empezó a ponerse muy nerviosa. Cuando se hallaban ya acostadas en sendos montones de paja ("lo primero que llevaba yo a un nuevo monasterio era un poco de paja para que nos sirviese de lecho"), Teresa preguntó a su compañera en qué pensaba. La religiosa respondió: "Estaba yo pensando en qué haría su reverencia si muriese yo en este momento y su reverencia quedase sola con un cadáver". La santa confiesa que la idea la sobresaltó, porque, aunque no tenía miedo de los cadáveres, la vista de ellos le producía siempre "un dolor en el corazón". Sin embargo, respondió simplemente: "Cuando eso suceda, ya tendré tiempo de pensar lo que haré, por el momento lo mejor es dormir".
En julio de ese año, mientras se hallaba haciendo oración, tuvo una visión del martirio de los beatos jesuitas Ignacio de Azevedo y sus compañeros, entre los que se contaba su pariente Francisco Pérez Godoy. La visión fue tan clara, que Teresa tenía la impresión de haber presenciado directamente la escena, e inmediatamente la describió detalladamente al P. Alvarez, quien un mes más tarde, cuando las nuevas del martirio llegaron a España, pudo comprobar la exactitud de la visión de la santa.
Nombrada superiora de La Encarnación
Por entonces, San Pío V nombró a varios visitadores apostólicos para que hiciesen una investigación sobre la relajación de las diversas órdenes religiosas, con miras a la reforma. El visitador de los carmelitas de Castilla fue un dominico muy conocido, el P. Pedro Fernández. El efecto que le produjo el convento de La Encarnación de Avila fue muy malo, e inmediatamente mandó llamar a Santa Teresa para nombrarla superiora del mismo. La tarea era particularmente desagradable para la santa, tanto porque tenía que separarse de sus hijas, como por la dificultad de dirigir una comunidad que, desde el principio, había visto con recelo sus actividades de reformadora.
Al principio, las religiosas se negaron a obedecer a la nueva superiora, cuya sola presencia producía ataques de histeria en algunas. La santa comenzó por explicarles que su misión no consistía en instruirlas y guiarlas con el látigo en la mano, sino en servirlas y aprender de ellas: "Madres y hermanas mías, el Señor me ha enviado aquí por la voz de la obediencia a desempeñar un oficio en el que yo jamás había pensado y para el que me siento muy mal preparada . . . Mi única intención es serviros . . . No temáis mi gobierno. Aunque he vivido largo tiempo entre las carmelitas descalzas y he sido su superiora, sé también, por la misericordia del Señor, cómo gobernar las carmelitas calzadas". De esta manera se ganó la simpatía y el afecto de la comunidad y le fue menos difícil restablecer la disciplina entre las carmelitas calzadas, de acuerdo con sus constituciones. Poco a poco prohibió completamente las visitas demasiado frecuentes (lo cual molestó mucho a ciertos caballeros de Avila), puso en orden las finanzas del convento e introdujo el verdadero espíritu del claustro. En resumen, fue aquella una realización característicamente teresiana.
Sevilla
En Veas, a donde había ido a fundar un convento, la santa conoció al P. Jerónimo Gracián, quien la convenció fácilmente para que extendiese su campo de acción hasta Sevilla. El P. Gracián era un fraile de la reforma carmelita que acababa precisamente de predicar la cuaresma en Sevilla.
Fuera de la fundación del convento de San José de Avila, ninguna otra fue más difícil que la de Sevilla; entre otras dificultades, una novicia que había sido despedida, denunció a las carmelitas descalzas ante la Inquisición como "iluminadas" y otras cosas peores.
La persecución lleva a la separación entre calzados y descalzos
Los carmelitas de Italia veían con malos ojos el progreso de la reforma en España, lo mismo que los carmelitas no reformados de España, pues comprendían que un día u otro se verían obligados a reformarse. El P. Rubio, superior general de la orden, quien hasta entonces había favorecido a santa Teresa, se pasó al lado de sus enemigos y reunió en Plasencia un capítulo general que aprobó una serie de decretos contra la reforma. El nuevo nuncio apostólico, Felipe de Sega, destituyó al P. Gracián de su cargo de visitador de los carmelitas descalzos y encarceló a San Juan de la Cruz en un monasterio; por otra parte, ordenó a Santa Teresa que se retirase al convento que ella eligiera y que se abstuviese de fundar otros nuevos.
La santa, al mismo tiempo que encomendaba el asunto a Dios, decidió valerse de los amigos que tenía en el mundo y consiguió que el propio Felipe II interviniese en su favor. En efecto, el monarca convocó al nuncio y le reprendió severamente por haberse opuesto a la reforma del Carmelo.
En 1580 obtuvo de Roma una orden que eximía a los carmelitas descalzos de la jurisdicción del provincial de los calzados. "Esa separación fue uno de los mayores gozos y consolaciones de mi vida, pues en aquellos veinticinco años nuestra orden había sufrido más persecuciones y pruebas de las que yo podría escribir en un libro. Ahora estábamos por fin en paz, calzados y descalzos, y nada iba a distraernos del servicio de Dios".
Aguila y paloma
Indudablemente Santa Teresa era una mujer excepcionalmente dotada. Su bondad natural, su ternura de corazón y su imaginación chispeante de gracia, equilibradas por una extraordinaria madurez de juicio y una profunda intuición, le ganaban generalmente el cariño y el respeto de todos. Razón tenía el poeta Crashaw al referirse a Santa Teresa bajo los símbolos aparentemente opuestos de "el águila" y "la paloma". Cuando le parecía necesario, la santa sabía hacer frente a las más altas autoridades civiles o eclesiásticas, y los ataques del mundo no le hacían doblar la cabeza. Las palabras que dirigió al P. Salazar: "Guardaos de oponeros al Espíritu Santo", no fueron el reto de una histérica sino la verdad. Y no fue un abuso de autoridad lo que la movió a tratar con dureza implacable a una superiora que se había incapacitado a fuerza de hacer penitencia. Pero el águila no mata a la paloma, como puede verse por la carta que escribió a un sobrino suyo que llevaba una vida alegre y disipada: "Bendito sea Dios porque os ha guiado en la elección de una mujer tan buena y ha hecho que os caséis pronto, pues habíais empezado a disiparos desde tan joven, que temíamos mucho por vos. Esto os mostrará el amor que os profeso". La santa tomó a su cargo a la hija ilegítima y a la hermana del joven, la cual tenía entonces siete años: "Las religiosas deberíamos tener siempre con nosotras a una niña de esa edad".
Ingenio y franqueza
El ingenio y la franqueza de Teresa jamás sobrepasaban la medida, ni siquiera cuando los empleaba como un arma. En cierta ocasión en que un caballero indiscreto alabó la belleza de sus pies descalzos, Teresa se echó a reír y le dijo que los mirase bien porque jamás volvería a verlos. Los famosos dichos "Bien sabéis lo que es una comunidad de mujeres" e "Hijas mías, estas son tonterías de mujeres", demuestran el realismo con que la santa consideraba a sus súbditas.
Criticando un escrito de su buen amigo Francisco de Salcedo, Teresa le escribía: "El señor Salcedo repite constantemente: 'Como dice el Espíritu Santo', y termina declarando que su obra es una serie de necedades. Me parece que voy a denunciarle a la Inquisición".
Selección de novicias
La intuición de Santa Teresa se manifestaba sobre todo en la elección de las novicias. Lo primero que exigía, aun antes que la piedad, era que fuesen inteligentes, es decir, equilibradas y maduras, porque sabía que es más fácil adquirir la piedad que la madurez de juicio. "Una persona inteligente es sencilla y sumisa, porque ve sus faltas y comprende que tiene necesidad de un guía. Una persona tonta y estrecha es incapaz de ver sus faltas, aunque se las pongan delante de los ojos; y como está satisfecha de sí misma, jamás se mejora". "Aunque el Señor diese a esta joven los dones de la devoción y la contemplación, jamás llegará a ser inteligente, de suerte que será siempre una carga para la comunidad". ¡Que Dios nos guarde de las monjas tontas!"
Últimos años
En 1580, cuando se llevó a cabo la separación de las dos ramas del Carmelo, Santa Teresa tenía ya sesenta y cinco años y su salud estaba muy debilitada. En los dos últimos años de su vida fundó otros dos conventos, lo cual hacía un total de diecisiete. Las fundaciones de la santa no eran simplemente un refugio de las almas contemplativas, sino también una especie de reparación de los destrozos llevados a cabo en los monasterios por el protestantismo, principalmente en Inglaterra y Alemania.
Dios tenía reservada para los últimos años de vida de su sierva, la prueba cruel de que interviniera en el proceso legal del testamento de su hermano Lorenzo, cuya hija era superiora en el convento de Valladolid. Como uno de los abogados tratase con rudeza a la santa, ésta replicó: "Quiera Dios trataros con la cortesía con que vos me tratáis a mí". Sin embargo, Teresa se quedó sin palabra cuando su sobrina, que hasta entonces había sido una excelente religiosa, la puso a la puerta del convento de Valladolid, que ella misma había fundado. Poco después, la santa escribía a la madre de María de San José: "Os suplico, a vos y a vuestras religiosas, que no pidáis a Dios que me alargue la vida. Al contrario, pedidle que me lleve pronto al eterno descanso, pues ya no puedo seros de ninguna utilidad".
En la fundación del convento de Burgos, que fue la última, las dificultades no escasearon. En julio de 1582, cuando el convento estaba ya en marcha, Santa Teresa tenía la intención de retornar a Avila, pero se vio obligada a modificar sus planes para ir a Alba de Tormes a visitar a la duquesa María Henríquez. La Beata Ana de San Bartolomé refiere que el viaje no estuvo bien proyectado y que Santa Teresa se hallaba ya tan débil, que se desmayó en el camino. Una noche sólo pudieron comer unos cuantos higos. Al llegar a Alba de Tormes, la santa tuvo que acostarse inmediatamente. Tres días más tarde, dijo a la Beata Ana: "Por fin, hija mía, ha llegado la hora de mi muerte". El P. Antonio de Heredia le dio los últimos sacramentos y le preguntó donde quería que la sepultasen. Teresa replicó sencillamente: "¿Tengo que decidirlo yo? ¿Me van a negar aquí un agujero para mi cuerpo?" Cuando el P. de Heredia le llevó el viático, la santa consiguió erguirse en el lecho, y exclamó: "¡Oh, Señor, por fin ha llegado la hora de vernos cara a cara!" Santa Teresa de Jesús, visiblemente transportada por lo que el Señor le mostraba, murió en brazos de la Beata Ana a las 9 de la noche del 4 de octubre de 1582.
Precisamente al día siguiente, entró en vigor la reforma gregoriana del calendario, que suprimió diez días, de suerte que la fiesta de la santa fue fijada, más tarde, el 15 de octubre.
Santa Teresa fue sepultada en Alba de Tormes, donde reposan todavía sus reliquias.
Su canonización tuvo lugar en 1622.
El 27 de septiembre de 1970 Pablo VI le reconoció el título de Doctora de la Iglesia.
En la actualidad, las carmelitas descalzas son aprox. 14.000 en 835 conventos en el mundo. Los carmelitas descalzos son 3.800 en 490 conventos.