lunes, 28 de diciembre de 2009

General Sanjurjo


Jose Sanjurjo Sacanell , nacido en Pamplona el 28 de Marzo de 1872 , murió en Portugal el 20 de Julio de 1936 en un accidente de aviación .  Huérfano de un coronel carlista , siguió la carrera militar y recibió destinos en Cuba (1894-1898) y Marruecos (1898-1921) . Ascendió por méritos de guerra hasta el generalato en 1921 , año en que fué  nombrado gobernador militar de Zaragoza . Como comandante general de Melilla preparó el desembarco de Alhucemas (1925) , que acabó con la insurrección de Abd-del-Krim . Su labor al frente del ejercito de Marruecos le proporcionó ascensos , condecoraciones , un titulo nobiliario (Marqués del Rif , en 1927) y gran prestigio entre los jovenes oficiales africanistas . En 1931 aceptó el cargo de Director de la Guardia Civil durante un año , después paso a dirigir el Cuerpo de Carabineros .

viernes, 27 de noviembre de 2009

El orígen de la Lotería de Navidad


La Lotería Nacional nació en España durante la Guerra de la Independencia como un medio para aumentar los ingresos del erario público sin quebranto para los contribuyentes, de la mano del Ministerio del Consejo y Camara de Indias , D.Ciriaco González Carvajal . Fué aprobada por las Cortes de Cádiz el 23 de Noviembre de 1811 por unanimidad . El 4 de Marzo de 1812 se celebró en Cádiz el sorteo de esta nueva modalidad de lotería , que fue denominada por el pueblo "Lotería Moderna" para diferenciarla de la Lotería de Número instituída desde 1763 . La venta de Lotería Nacional fue extendiendose desde Cadiz al resto de España al mismo tiempo que los ejercitos napoleónicos se iban retirando del país . El primer sorteo celebrado en Navidad tuvo lugal el 18 de Diciembre de 1812 en la ciudad de Cádiz . El primer "Gordo" fué para el número 03604 . El precio del billete fué de 40 reales , y el premio fue 8000 pesos fuertes . La primera vez que apareció la actual denominación de Sorteo de Navidad , fue el 23 de Diciembre de 1892 y sustituyó a la leyenda de "Prósperos de Premios" aunque no figuró impresa en los billetes hasta la Navidad de 1837.Los niños de San Ildefonso llevan mas de dos siglos cantando los números de la Loteria Nacional . El primer sorteo en el que toman parte los niños como extractores fue el 9 de Marzo de 1771 . El Colegio de San Ildefonso es la institución de Madrid mas antigua dedicada a la infancia , con mas de 500 años de existencia . Sus origenes datan de 1543 , año en que Carlos V concedió una Real Cédula que dotaba al Colegio de los bienes precisos para atender a sus fines . Para actuar en los sorteos de la Lotería , se selecciona a aquellos niños y niñas que tienen buen timbre de voz y pronunciación clara , a los que se ejercita para la fácil y rápida lectura de los números y se les adiestra en el manejo de las bolas de los sorteos mediante ensayos continuos con material que la Loteria Nacional tiene a disposición del colegio .

domingo, 22 de noviembre de 2009

Pablo Sarasate


Violinista y compositor español , Su verdadero nombre era Pablo Martin Melitón Sarasate y Navascués . Nacido en Pamplona el 10  de  Marzo de 1844 , su padre era integrante de una banda de música militar . Estudió en el conservatorio de Paris pero su primer concierto ya le habia dado a la edad de 8 años en La Coruña . En Paris obtuvo el premio de violín y solfeo en 1857 . Terminados sus estudios obtuvo otro premio en Armonía . Sarasate dedicó´la mayor parte de su vida a realizar giras por Europa , America y Oriente. Su nombre se hizo famoso en las principales cortes europeas , la de Napoleón III , la de la reina Victoria de Inglaterra y la de Isabel II de España . Algunos compositores le dedicaron obras como la "Introduction et rondo capriccioso" en 1870 , del compositor francés Camille Saint-Saens y el concierto en fa menor , y la Symphonie espagnole (estrenada en 1875) del compositor francés Edouard Lalo .Entre las obras escritas por el propio Sarasate destacan "Aires bohemios" y "Danzas españolas". Murió el 20 de Septiembre de 1908 . En su testamento cedió su violin Stradivarius y 25.000 francos al Conservatorio de Madrid para la organización de un premio que llevara su nombre y que terminaría convirtiendose en el Premio Nacional de Madrid.

martes, 17 de noviembre de 2009

La Beltraneja



(Juana de Castilla, llamada la Beltraneja; Madrid, 1462 - Lisboa, 1530) Princesa castellana. Aunque nacida del matrimonio de Enrique IV con su esposa Juana de Portugal, los adversarios de su padre la acusaron de bastarda, en virtud de los rumores sobre la impotencia del rey y la frivolidad de la reina; de ahí su apodo, pues decían que era hija del favorito Beltrán de la Cueva.

Esta circunstancia, de la que no existen pruebas, empezó a ser aludida por los participantes en la revuelta nobiliaria contra Enrique IV de 1464-68. Los rebeldes defendieron primero los derechos del infante don Alfonso (hermano del rey) y, al morir éste durante la revuelta, de su otra hermana, la infanta Isabel (la futura Isabel I, la Católica).

Por el Pacto de los Toros de Guisando (1486) Enrique IV se comprometió a revisar el orden sucesorio (Juana había sido jurada como heredera por las Cortes) para dejar como heredera a Isabel; pero incumplió la promesa a raíz del matrimonio de Isabel con Fernando de Aragón (1469) y, en 1470, reconoció a Juana como heredera legítima.

Al morir don Enrique cuatro años después, se inició una guerra civil en Castilla entre los partidarios de Isabel y los de Juana, apoyados éstos por el rey de Portugal, Alfonso V, que contrajo matrimonio con la Beltraneja. Tras ser derrotados sus partidarios, el Tratado de Alcaçovas (1479) obligó a Juana a recluirse en un convento de Coimbra. Salió de allí unos años más tarde para ir a establecerse en Lisboa, donde permaneció hasta su muerte haciéndose llamar reina de Castilla.

martes, 10 de noviembre de 2009

498 Mártires




Ellos derramaron su sangre por la fe durante la persecución religiosa en España, en los años mil novecientos treinta y cuatro, treinta y seis y treinta y siete. Entre ellos hay obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, mujeres y hombres; tres de ellos tenían dieciséis años y el mayor setenta y ocho.

Este grupo tan numeroso de beatos manifestaron hasta el martirio su amor a Jesucristo, su fidelidad a la Iglesia Católica y su intercesión ante Dios por todo el mundo. Antes de morir perdonaron a quienes les perseguían –es más, rezaron por ellos–, como consta en los procesos de beatificación instruidos en las archidiócesis de Barcelona, Burgos, Madrid, Mérida-Badajoz, Oviedo, Sevilla y Toledo; y en la diócesis de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Gerona, Jaén, Málaga y Santander.

LISTADO POR ORDEN ALFABÉTICO

Abilio Sáiz López, O.P.
Adelfa Soro Bo, O.P.
Adolfo Jaime (Antonio Serra Hortal), F.S.C.
Adolfo Mariano (Mariano Anel Andreu), F.S.C.
Agapio (José Luis Carrera Comas), F.S.C.
Agapito León (Remigio Olalla Aldea), F.S.C.
Agrícola Rodríguez G. de los Huertos Sac. Dioc.
Agustín Renedo Martino, O.S.A.
Alberto (Nestor Vivar Valdivielso), F.M.S.
Alfonso del Sagrado Corazón de María, O.C.D.
Alfredo Fanjul Acebal, O.P.
Alonso Sánchez Hernández-Raner, O.F.M.
Álvaro Santos Cejudo, Laico
Amado Cubeñas Diego-Madrazo, O.P.
Anastasio Díez García, O.S.A.
Anastasio Garzón González, S.D.B.
Anastasio González Rodríguez, O.F.M.
Anastasio María Dorca Coromina, O.Carm.
Andrés Corsino M. Solé Rovira, O.Carm.
Andrés Gómez Sáez, S.D.B.
Andrés Jiménez Galera, S.D.B.
Andrés Majadas Málaga, O.F.M.
Ángel Andrés (Lucio Izquierdo López), F.M.S.
Ángel Hernández-Ranera de Diego, O.F.M.
Ángel María Prat Hostench, O.Carm.
Ángel María Presta Batlle, O.Carm.
Ángel Pérez Santos, O.S.A.
Ángeles (Mercedes Tuní Ustech), A.A.S.C.
Anselmo (Aniceto Falgueras Casellas), F.M.S.
Antero Mateo García, Laico
Antolín (Antonio Roig Alibau), F.M.S.
Antolín Astorga Díaz, O.S.A.
Antonio Cid Rodríguez, S.D.B.
Antonio Enrique Canut Isús, S.D.B.
Antonio Fernández Camacho, S.D.B.
Antonio María Arriaga Anduiza, O.S.A.
Antonio María de Jesús, O.C.D.
Antonio Mohedano Larriva, S.D.B.
Antonio Pancorbo López, S.D.B.
Antonio Rodrigo Anton, O.F.M.
Antonio Rodríguez Blanco, Sac. Dioc.
Antonio Sáez de Ibarra López, O.F.M.
Antonio Torrero Luque, S.D.B.
Antonio Varona Ortega, O.P.
Apolonia Lizarraga del Santísimo Sacramento, C.C.V.
Arnoldo Julián (Jesús Juan Otero), F.S.C.
Arturo García de la Fuente, O.S.A.
Avelino Rodríguez Alonso, O.S.A.

Balbino Villarroel Villarroel, O.S.A.
Bartolomé Blanco Márquez, Laico
Bartolomé Rodríguez Soria, Sac. Dioc.
Baudillo (Pedro Ciordia Hernández), F.M.S.
Belarmina de Jesús (Belarmina Pérez Martínez), A.A.S.C.
Benedicto José (José Bardalet Compte), F.S.C.
Benigno Prieto del Pozo, O.F.M.
Benito Alcalde González, O.S.A.
Benito Clemente (Félix España Ortiz), F.S.C.
Benito Garnelo Álvarez, O.S.A.
Benito Rodríguez González, O.S.A.
Benito Velasco Velasco, O.S.A.
Bernabé (Casimiro Riba Pi), F.M.S.
Bernardino Álvarez Melcón, O.S.A.
Bernardino Calle Franco, O.S.A.
Bernardino Irurzun Otermín, O.P.
Bernardo (Plácido Fábrega Juliá), F.M.S.
Blasa de María (Juana Pérez de Labeaga García), A.A.S.C.
Borja de Jesús (Mª Zenona Aranzábal Barrutia), A.A.S.C.
Buenaventura García Paredes, O.P.

Cándido Alberto (José Ruiz de la Torre), F.S.C.
Carlos Jorge (Dalmacio Bellota Pérez), F.S.C.
Carlos Rafael (Carlos Brengaret, Pujol), F.M.S.
Carmelo Juan Pérez Rodríguez, S.D.B.
Casta de Jesús (Teresa Vives y Missé), A.A.S.C.
Catalina Caldés Socias, O.F.M.
Cayetano José (Ramón Palos Gascón), F.S.C.
Cecilia (Concepción Iglesias del Campo), A.A.S.C.
Celestino Antonio (Ismael Barrio Marquilla), F.S.C.
Celestino José Alonso Villar, O.P.
Cipriano Alguacil Torredenaida, O.P.
Cipriano Polo García, O.S.A.
Cirilo Pedro (Cecilio Manrique Arnáiz), F.S.C.
Claudio Julián García San Roma, O.S.A.
Clemente de los Sagrados Corazones (Clemente López Yagüe), O.C.D.
Conrado Rodríguez Gutiérrez, O.S.A.
Constancio de S. José (José Mata Luis), O.C.D.
Constantino Malumbres Francés, O.S.A.
Crisóstomo (José Llorach Bretó), F.S.C.
Cristóbal Iturriaga-Echevarría, O.P.
Cruz Laplana y Laguna, Obispo

Dámaso Arconada Merino, O.S.A.
Dámaso Luis (Antolín Martínez Martínez), F.S.C.
Daniel de la Sagrada Pasión (Daniel Mora Nine), O.C.D.
Daniela de San Bernabé, C.M.
Diego Hompanera París, O.S.A.
Dionisio Luis (Mateo Molinos Coloma), F.S.C.
Dionisio Martín (José Cesari Mercadal), F.M.S.
Dionisio Terceño Vicente, O.S.A.
Dionisio Ullívarri Barajuán, S.D.B.
Domingo Alonso de Frutos, O.F.M.
Domingo Sánchez Lázaro, Sac. Dioc.


Edmundo Ángel (Pedro Masó Llagostera), F.S.C.
Eduardo del Niño Jesús, O.C.D.
Eduardo González Santo Domingo, O.P.
Eduardo María Serrano Buj, O.Carm.
Eleuterio Marne Mansilla, O.P.
Elías María Garre Egea, O.Carm.
Eliseo de Jesús Crucificado (Esteban Cuevas Casquero), O.C.D.
Eliseo M. Fontdecava Quiroga, O.Carm.
Eliseo María Maneus Besalduch, O.Carm.
Eliseo Miguel Largo, O.P.
Eliseo Vicente (Vicente Alberich Lluch), F.S.C.
Emerío José (José Plana Rebugent), F.S.C.
Emilio Arce Díez, S.D.B.
Emilio Camino Noval, O.S.A.
Enrique Canal Gómez, O.P.
Enrique Izquierdo Palacios, O.P.
Enrique Sáiz Aparicio, S.D.B.
Enrique Serra Chorro, O.S.A.
Enrique Vidaurreta Palma, Sac. Dioc.
Epifanio Gómez Álvaro, O.S.A.
Epifanio, (Fernando Suñer Estrach) F.M.S.
Esiquio José (Baldomero Margenat Puigmitjá), F.S.C.
Esperanza de la Cruz, C.M.
Estanislao García Obeso, O.P.
Estanislao Víctor (Augusto Cordero Fernández), F.S.C.
Esteban Cobo Sanz, S.D.B.
Esteban García García, S.D.B.
Esteban García Suárez, O.S.A.
Esteban Vázquez Alonso, S.D.B.
Eufrasio del Niño Jesús (Barredo Fernández), O.C.D.
Eufrosino María Raga Nadal, O.Carm.
Eugenio Andrés Amo, O.P.
Eugenio Cernuda Febrero, O.S.A.
Eusebio Andrés (Eusebio Roldán Vielba), F.S.C.
Eusebio del Niño Jesús (Ovidio Fernández Arenillas), O.C.D.
Eustaquio (Luis Villanueva Montoya), F.S.C.


Federico Cobo Sanz, S.D.B.
Federico Herrera Bermejo, O.F.M.
Felipa (Felipa Gutiérrez Garay), A.A.S.C.
Felipe Barba Chamorro, O.S.A.
Felipe José (Fermín Latienda Azpilicueta) , F.M.S.
Felipe José (Pedro Juan Álvarez Pérez), F.S.C.
Félix Alonso Muñiz, O.P.
Félix de la Virgen del Carmen (Luis Gómez de Pablo), O.C.D.
Félix Echevarría Gorostiaga, O.F.M.
Félix Gómez-Pinto Piñero, O.F.M.
Félix González Bustos, Sac. Dioc.
Félix González Tejedor, S.D.B.
Félix José (José Trilla Lastra), F.S.C.
Félix León (Felíx Ayúcar Eraso), F.M.S.
Félix Maroto Moreno, O.F.M.
Félix Paco Escartín, S.D.B.
Fernando Español, Sac. Dioc.
Fernando M. Llovera Puigsech, O.Carm.
Florencio Alonso Ruiz, O.S.A.
Florencio Arnaiz Cejudo, S.M.
Florencio Miguel (Ruperto García Arce), F.S.C.
Florencio Rodríguez Guemes, S.D.B.
Fortunato Andrés (Fortunto Ruíz Peña), F.M.S.
Fortunato Arias Sánchez, Sac. Dioc.
Fortunato Merino Vegas, O.S.A.
Francésc Mayol Oliver, M.SS.CC.
Francisca de la Encarnación (María Francisca Espejo y Martos), O.SS.T.
Francisco Alfredo (Francisco Mallo Sánchez), F.S.C.
Francisco Carlés González, O.F.M.
Francisco Edreira Mosquera, S.D.B.
Francisco Fernández Escosura, O.P.
Francisco Fuente Puebla, O.S.A.
Francisco José Martín López de Arroyave, S.D.B.
Francisco López-Gasco Fernández- Largo, Sac. Dioc.
Francisco Magín (Antonio Tost Llavería), F.S.C.
Francisco Maqueda López, Subdiácono
Francisco Marcos del Río, O.S.A.
Francisco Míguez Fernández, S.D.B.
Froilán Lanero Villadangos, O.S.A.
Frumencio (Julio García Galarza), F.M.S.


Gabino Olaso Zabala, O.S.A.
Gabriel de la Anunciación, O.C.D.
Gabriel Eduardo (Segismundo Hidalgo Martínez), F.M.S.
Gabriela de San Juan de la Cruz, C.M.
Gaudencio (Juan Tubau Perello), F.M.S.
Gerardo Gil Leal, O.S.A.
Gerardo Pascual Mata, O.S.A.
Germán Caballero Atienza, O.P.
Germán Martín Martín, S.D.B.
Gil Felipe (Felipe Ruíz Peña), F.M.S.
Gregorio Díez Pérez, O.P.


Heliodoro Merino Merino, O.S.A.
Heliodoro Ramos García, S.D.B.
Herlinda (Aúrea González Fernández), A.A.S.C.
Hermenegildo Lorenzo (Modesto Sáez Manzanares), F.S.C.
Hermilo de San Eliseo (Pedro Ramón Rodríguez Calle), O.C.D.
Hermógenes (Antonio Badía Andalé), F.M.S.
Higinio de Mata Díez, S.D.B.
Higinio Roldán Iriberri, O.P.
Hilarión Eugenio (Eugenio Cuesta Padierna), F.S.C.
Honesto María (Francisco Pujol Espinalt), F.S.C.
Honorato Alfredo (Agustín Pedro Calvo), F.S.C.
Honorio Hernández Martín, S.D.B.
Hugo Julián (Julián Delgado Díez), F.S.C.


Ildefonso Luis (José Llorach Bretó), F.S.C.
Indalecio María (Marcos Morón Casas), F.S.C.
Inocencio García Díez, O.P.
Isabelino Carmona Fernández, O.P.
Isaías María (Victoriano Martínez Martín), F.M.S.
Isidro Mediavilla Campo, O.S.A.
Isidro Ordoñez Díez, O.P.
Ismael (Nicolás Ran Goñi), F.M.S.


Jacinto García Riesco, O.P.
Jacinto Martínez Ayuela, O.S.A.
Jacob Samuel (José Enrique Chamayou Oulés), F.S.C.
Jaime Bertino (Antonio Jaume Secases), F.S.C.
Jaime de Santa Teresa, O.C.D.
Jaime Ramón (Jaime Morella Bruguera), F.M.S.
Jesús Largo Manrique, O.S.A.
Jesús Villaverde Andrés, O.P.
Joaquín de la Madrid Arespacochaga, Sac. Dioc.
Joaquín de San José, O.C.D.
Joaquín García Ferrero, O.S.A.
Joaquín Ochoa Salazar, S.M.
Jorge de San José, O.C.D.
Josafat Roque (Urbano Corral González), F.S.C.
José Agustín del Santísimo Sacramento (Tomás Mateos Sánchez), O.C.D.
José Agustín Fariña Castro, O.S.A.
José Álvarez Rodríguez, O.F.M.
José Antonio Pérez García, O.S.A.
José Aurelio Calleja del Hierro, O.S.A.
José Benito (José Mas Pujobrás), F.S.C.
José Blanco Delgado, S.D.B.
José Carmelo (Gregorio Faci Molins), F.M.S.
José Casas Ros, Seminarista
José Dalmau Regas, O.S.A.
José de Jesús María (José Vicente Hormaechea y Apoitia), O.SS.T.
José de Vega Pedraza, O.F.M.
José Delgado Pérez, O.P.
José Federico (Nicolás Pereda Revuelta), F.M.S.
José Gafo Muñiz, O.P.
José Gando Uña, O.S.A.
José Gutiérrez Arranz, O.S.A.
José Joaquín Esnaola Urteaga, O.S.A.
José Limón Limón, S.D.B.
José López Piteira, O.S.A.
José López Tascón, O.P.
José Luis Palacio Muñiz, O.P.
José María Azurmendi Mugarza, O.F.M.
José María Cánovas Martínez, Sac. Dioc.
José María Celaya Badiola, S.D.B.
José María de la Dolorosa (Vicente Álamo Jiménez), O.C.D.
José María Escoto Ruiz, O.Carm.
José María García Tabar, O.P.
José María Laguía Puerto, O.P.
José María López Carrillo, O.P.
José María Palacio Montes, O.P.
José Mariano de los Ángeles, O.C.D.
José Menéndez García, O.P.
José Noriega González, O.S.A.
José Peque Iglesias, O.S.A.
José Polo Benito, Sac. Dioc.
José Prieto Fuentes, O.P.
José Santonja Pinsach, O.P.
José Villanova Tormo, S.D.B.
Josefa de Jesús (Josefa Boix Riera), A.A.S.C.
Josefina Sauleda Paulis, O.P.
Juan Baldajos Pérez, O.S.A.
Juan Codera Marqués, S.D.B.
Juan Crespo Calleja, O.P.
Juan Crisóstomo (Juan Pelfort Planell), F.M.S.
Juan de Jesús María (Juan Otazua y Madariaga), O.SS.T.
Juan de la Virgen del Castellar (Juan Francisco Joya y Corralero), O.SS.T.
Juan de Mata (Jesús, Mechon Franco), F.M.S.
Juan de Mata Díez, Laico
Juan Duarte Martín, Diacono
Juan Herrero Arroyo, O.P.
Juan José de Jesús Crucificado, O.C.D.
Juan Larragueta Garay, S.D.B.
Juan Luis Hernández Medina, S.D.B.
Juan María Puigmitjá Rubió, O.Carm.
Juan Mendibelzúa Ocerin, O.P.
Juan Monedero Fernández, O.S.A.
Juan Pérez Rodríguez, O.S.A.
Juan Sánchez Sánchez, O.S.A.
Julián Navío Colado, O.F.M.
Julián Zarco Cuevas, O.S.A.
Julio Alfonso (Valeriano Ruíz Peral), F.S.C.
Julio Marcos Rodríguez, O.S.A.
Julio María Fincias, O.S.A.
Julio Melgar Salgado, Sac. Dioc.
Justino Alarcón Vera, Sac. Dioc.
Justo Arévalo y Mora, Sac. Dioc.
Justo Juanes Santos, S.D.B.


Ladislao Luis (Isidro Muñoz Antolín), F.S.C.
Lamberto Carlos (Jaime Mases Boncompte), F.S.C.
Laureano Carlos (Pedro Sitjes Puig), F.M.S.
Laurentino (Mariano Alonso Fuente), F.M.S.
León Justino (Francisco del Valle Villar), F.S.C.
Leonardo José (José María Aragonés Mateu), F.S.C.
Leoncio Arce Urrutia, O.P.
Leoncio Lope García, O.S.A.
Leónides (Jerónimo Messegue Ribera), F.M.S.
Leónides Francisco (Colóm González), F.S.C.
Leopoldo José (Florentino Redondo Insausti), F.M.S.
Liberio González Nombela, Sac. Dioc.
Licarión (Ángel Roba Osorno), F.M.S.
Lino Fernando (Victor Gutierrez Gómez), F.M.S.
Lorenzo Arribas Palacio, O.S.A.
Lorenzo Gabriel (José Figuera Rey), F.S.C.
Lorenzo Santiago (Emilio Martínez de la Pera y Álava), F.S.C.
Lucas de San José, O.C.D.
Luciano Pablo (Germán García García), F.S.C.
Luciano Ramos Villafruela, O.S.A.
Lucila María de Jesús (Lucía González García), A.A.S.C.
Lucinio Ruiz Valtierra, O.S.A.
Ludovico María Ayet Canós, O.Carm.
Luis Abia Melendro, O.S.A.
Luis Blanco Álvarez, O.S.A.
Luis de Jesús (Joseph-Louis Marcou Pecalvel) , F.S.C.
Luis de San Miguel de los Santos (Luis de Erdoiza y Zamalloa), O.SS.T.
Luis Echevarría Gorostiaga, O.F.M.
Luis Furones Furones (Arenas), O.P.
Luis Gutiérrez Calvo, O.S.A.
Luis María de la Merced, O.C.D.
Luis Martínez Alvarellos, S.D.B.
Luis Suárez Valdés, O.S.A.
Luisa de la Eucaristía (Luisa Pérez Andriá), A.A.S.C.


Mª Dolores de Jesús Crucificdo (Mª Dolores Monzón Rosales), A.A.S.C.
Mª Dolores de la Santísima Trinidad (Mª Dolores Hernández Santorcuato), A.A.S.C.
Macario Sánchez López, O.S.A.
Magdalena (Magdalena Pérez), A.A.S.C.
Magdalena Fradera Ferragutcasas, C.M.F.
Mamerto Carchano Carchano, Sac. Dioc.
Manuel Álvarez Álvarez, O.P.
Manuel Álvarez Rego de Seves, O.S.A.
Manuel Borrajo Míguez, S.D.B.
Manuel Fernández Ferro, S.D.B.
Manuel Formigo Giráldez, O.S.A.
Manuel Gómez Contioso, S.D.B.
Manuel Gutiérrez Ceballos, O.P.
Manuel Martín Pérez, S.D.B.
Manuel Moreno Martínez, O.P.
Manuel Santiago Santiago, O.P.
Manuela del Sagrado Corazón (Manuela Arriola Uranga), A.A.S.C.
Marcelino Ovejero Gómez, O.F.M.
Marcelo de Santa Ana, O.C.D.
Marcos Guerrero Prieto, O.S.A.
Marcos Pérez Andrés, O.S.A.
María de la Presentación (María García Ferreiro), A.A.S.C.
María del Camen Zaragoza Zaragoza, O.P.
María del Carmen Fradera Ferragutcasas, C.M.F.
María Patrocinio de San José, O.Carm.
María Refugio de San Ángelo, C.M.
María Rosa Adrover Martí, O.P.
María Rosa Fradera Ferragutcasas, C.M.F.
Mariano de San José (Santiago Altolaguirre Altolaguirre), O.SS.T.
Mariano León (Santos López Martínez), F.S.C.
Mariano Revilla Rico, O.S.A.
Martín Lozano Tello, O.F.M.
Martiniano (Isidro Serrano Fabón), F.M.S.
Mateo Garolera Masferrer, S.D.B.
Matías Espeso Cuevas, O.S.A.
Máxima de San José (Emilia Echeverría Fernández), A.A.S.C.
Maximino Fernández Marínas, O.P.
Máximo Valle García, O.S.A.
Melchor del Espíritu Santo (Melchor Rodríguez Villastrigo), O.SS.T.
Melchor del Niño Jesús (Melchor Martín Monge) O.C.D.
Melchor Martínez Antuña, O.S.A.
Miguel Beato Sánchez, Sac. Dioc.
Miguel Cerezal Calvo, O.S.A.
Miguel de Jesús (Jaime Puigferrer Mora), F.S.C.
Miguel Díaz Sánchez, Sac. Dioc.
Miguel Ireneo (Leocadio Rodríguez Nieto) , F.M.S.
Miguel Iturraran Laucirica, O.S.A.
Miguel Lasaga Carazo, S.D.B.
Miguel Léibar Garay, S.M.
Miguel María Solér Sala, O.Carm.
Miguel Menéndez García, O.P.
Miguel Molina de la Torre, S.D.B.
Miguel Peiró Victori, Laico
Miguel Rodríguez González, O.P.
Miguel Sanrromán Fernández, O.S.A.
Miguel Zarragúa Iturriaga, O.F.M.
Miquel Pons Ramis, M.SS.CC.
Miquela Rullan Ribot, O.F.M.


Narciso Estenaga Echevarría, Obispo
Nazario del Sagrado Corazón (Nazario del Valle González), O.C.D.
Nemesio Díez Fernández, O.S.A.
Nemesio García Rubio, O.S.A.
Nicasio Romo Rubio, O.P.
Nicolás de la Torre Merino, S.D.B.
Nicolás de Mier Francisco, O.S.A.


Olegario Ángel (Eudaldo Rodas Mas), F.S.C.
Onofre (Salvio Tolosa Alsina), F.S.C.
Otilia Alonso González, O.P.
Ovidio Beltrán (Esteban Anuncibay Letona), F.S.C.


Pablo Caballero López, S.D.B.
Pablo García Sánchez, S.D.B.
Pascual de Castro Herrera, S.D.B.
Pau Noguera Trias, M.SS.CC.
Pedro Alonso Fernández, O.S.A.
Pedro Artolozaga Mellique, S.D.B.
Pedro Buitrago Morales, Sac. Dioc.
Pedro Carbajal Pereda, O.S.A.
Pedro de la Varga Delgado, O.S.A.
Pedro Ferrer Marín, O.Carm.
Pedro Ibañez Alonso, O.P.
Pedro José de los Sagrados Corazones (Pedro Jiménez Vallejo), O.C.D.
Pedro Luis Luis, O.P.
Pedro Martínez Ramos, O.S.A.
Pedro Simón Ferrero, O.S.A.
Pedro Tomás de la Virgen del Pilar, O.C.D.
Pedro Tomás María Prat Coldecarrera, O.Carm.
Pedro Vega Ponce, O.P.
Perfecto Carrascosa Santos, O.F.M.
Perfecto de la Virgen del Carmen (Perfecto Domínguez Monge) O.C.D.
Pío Conde Conde, S.D.B.
Plácido del Niño Jesús (José Luis Collado Oliver), O.C.D.
Porfirio (Leoncio Pérez Gómez), F.M.S.
Prima de Jesús ( Mª Prima Ipiña Malzárraga), A.A.S.C.
Primitivo Sandín Miñambres, O.S.A.
Prisciliano (José Mir Pons), F.M.S.
Prudencia Canyelles Ginesta, Laica
Prudencio de la Cruz (Prudencio Gueréquiz y Guezuraga), O.SS.T.
Purificación de María (Purificación Martínez Vera), A.A.S.C.


Rafale Rodríguez Mesa, S.D.B.
Raimundo Eloy (Narciso Serra Rovira), F.S.C.
Ramiro Alonso López, O.S.A.
Ramón Alberto (Feliciano Ayúcar Eraso), F.M.S.
Ramón de la Virgen del Carmen (José Grijalvo Medel), O.C.D.
Ramón Eirín Mayo, S.D.B.
Ramón Tejado Librado, O.F.M.
Ramona Fossas Románs, O.P.
Ramona Perramón Vila, O.P.
Reginalda Reginalda Picas Planas, O.P.
Reginaldo Hernández Ramírez, O.P.
Ribogerto A. de Anta y de Barrio, Sac. Dioc.
Ricardo Marcos Reguero, O.S.A.
Ricardo Pla Espí, Sac. Dioc.
Román Martín Mata, O.S.A.
Romualdo de Santa Catalina, O.C.D.
Rosa Jutglar Gallart, O.P.
Rosaura de María (Rosa López Brochier), A.A.S.C.
Ruperta (Concepción Vázquez Áreas), A.A.S.C.


Sabino Ayastuy Errasti, S.M.
Sabino Hernández Laso, S.D.B.
Sabino Rodrigo Fierro, O.S.A.
Salvador Fernández Pérez, S.D.B.
Samuel Pajares García, O.S.A.
Santiago (Serafín Zugaldía Lacruz), F.M.S.
Santiago de Jesús (Santiago Arriaga y Arrien), O.SS.T.
Santiago Franco Mayo, O.P.
Santiago María (Santiago Sáiz Martínez), F.M.S.
Santiago Mate Calzada, O.F.M.
Santos (Santos Escudero Miguel), F.M.S.
Saturnino Ortega Montealegre, Sac. Dioc.
Saturnino Río Rojo, O.F.M.
Segundo de Santa Teresa (Segundo García y Cabezas), O.SS.T.
Senén García González, O.S.A.
Severino Montes Fernández, O.S.A.
Silvio (Victoriano Gómez Gutierrez), F.M.S.
Simò Reynes Solivellas, M.SS.CC.
Simón Miguel Rodríguez, O.F.M.
Sinforosa de la Sagrada Familia (Sinforosa Díaz Fernández), A.A.S.C.
Sulpicia del Buen Pastor (Dionisia Rodríguez de Anta), A.A.S.C.


Teodosio Rafael (Diodoro López Hernando), F.S.C.
Teódulo (Lucio Zudarie Aramendia), F.M.S.
Teódulo González Fernández, S.D.B.
Teófilo Montes Calvo, O.P.
Teresa Cejudo Redondo, Laica
Teresa Prats Martí, O.P.
Tirso de Jesús María (Gregorio Sánchez Sancho), O.C.D.
Tomás Alonso Sanjuán, S.D.B.
Tomás Gil de la Cal, S.D.B.
Tomás Sánchez López, O.S.A.


Ubaldo Revilla Rodríguez, O.S.A.


Valentín Díez Serna, O.F.M.
Valentín Gil Arribas, S.D.B.
Valeriano Luis (Nicolás Alberich Lluch), F.S.C.
Vicente Álvarez Cienfuegos, O.P.
Vicente Justino (Vicente Fernández Castrillo), F.S.C.
Vicente Majadas Málaga, O.F.M.
Vicente Peña Ruiz, O.P.
Vicente Rodríguez Fernández, O.P.
Vicente Toledano Valenciano, Sac. Dioc.
Víctor Chumillas Fernández, O.F.M.
Víctor Conrado (José Ambrós Dejuán), F.M.S.
Víctor Cuesta Villalba, O.S.A.
Víctor Gaitero González, O.S.A.
Víctor García Ceballos, O.P.
Victoriano Fernández Reinoso, S.D.B.
Victoriano Ibáñez Alonso, O.P.
Victorino José (José Blanch Roca), F.M.S.
Victorio (Martín Anglés Oliveras), F.S.C.
Vidal Luis Gómara, O.P.
Vidal Ruiz Vallejo, O.S.A.
Virgilio Edreira Mosquera, S.D.B.
Virgilio, (Trifón Lacunza Unzu) , F.M.S.
Vito José (José Miguel Elola Arruti), F.M.S.
Vivencio (Juan Núñez Casado), F.M.S.
Vulfrano (Ramón Mill Arán), F.M.S.

SIGLAS ORDEN RELIGIOSA
A.A.S.C Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y Caridad
C.C.V. Carmelitas de la Caridad - Vedruna
C.M. Carmelitas Misioneras
C.M.F. Misioneras del Corazón de María
F.H.M. Franciscanas Hijas de la Misericordia
F.M.S. Hermanos Maristas de la Enseñanza
F.S.C. Hermanos de las Escuelas Cristianas - La Salle
M.SS.CC. Misioneros de los Sagrados Corazones
O.C.D. Carmelitas Descalzos
O.Carm. Carmelitas. Orden del Carmen
O.F.M. Orden Franciscana - Franciscanos
O.P. Orden de Predicadores - Dominicos
O.S.A. Orden de San Agustín - Agustinos
O.SS.T. Orden de la Santísima Trinidad - Trinitarios
S.D.B. Sociedad Salesianos de Don Bosco - Salesianos
S.M. Compañía de María - Marianistas

sábado, 7 de noviembre de 2009

El genocidio de Paracuellos del Jarama



En el Madrid de 1936 todo estaba diabólicamente dispuesto por los órganos de poder, desde el Ministerio de la Gobernación a la Dirección General de Seguridad, desde la Junta de Defensa a su Delegado de Orden Público. El genocidio de Paracuellos, con los millares de presos de las cárceles de Madrid fusilados en un paraje solitario, al pie del Cerro de San Miguel, fue como un torrente de sangre que viniera a engrosar el caudal de masacres anteriores y posteriores en la España roja, sin contar los miles de asesinados en cualquier lugar por los chequistas que gozaban de facultad para registrar, detener, torturar, juzgar sumarísimamente y ejecutar a sus víctimas. Quienes no lo vivieron, señala García-Noblejas, no sabrán nunca la zozobra y angustia de la lectura de las trágicas listas para las “sacas” carcelarias, ni de los sublimes ejemplos de entereza, serenidad y entrega a la voluntad de Dios.

Cada madrugada, la prisión en penumbra por temor a la aviación nacional, un miliciano leía a gritos, linterna en mano, la larga lista que portaba. Una vez cacheados los presos llamados, atadas fuertemente sus manos con bramante, alambre o cable eléctrico y, amarrados de dos en dos por los codos, eran subidos a camiones o autobuses en los que partían para su trágico y glorioso destino, siempre vigilados y amenazados hasta el último instante.

Escalofriante itinerario de prisiones madrileñas de La Modelo, Ventas, San Antón, Porlier, patética relación de nombres y apellidos de Mártires asesinados, prisión y muerte de Pedro Muñoz Seca y de Ramiro de Maeztu, fusilado en Aravaca. ¿Cuántas víctimas reposan en el Camposánto de los Mártires de Paracuellos? No es posible señalar cifras exactas, mas no sería difícil establecer su número aproximado con nombres, fechas y procedencias. El número de sepultados en Paracuellos, incluidos los llevados de Boadilla del Monte, Ribas-Vaciamadrid, Torrejón de Ardoz y de otros lugares próximos (excluyendo los 800 del cementerio de Aravaca) supera con mucho las cifras señaladas por recientes estudios. El número de 8.354 Mártires que expresa el Archivero-Historiador de la Real Academia de la Historia, Arsenio de Izaga, en su obra “Los presos de Madrid”, puede ser el más aproximado hasta ahora.

A quien hace este emocionado y escalofriante relato de los tristes sucesos de Paracuellos del Jarama, trágico olvido para muchos en la historia -como si fuera tan fácil esconder de un plumazo 8.354 seres asesinados-, no se le puede tildar de exageración, subjetivismo o fantasía, porque los títulos que le avalan son éstos: Notario número 1 de Madrid, primero del escalafón nacional; ex Director General de Archivos y Bibliotecas; miembro de la Comisión Española de Colaboración con la UNESCO; Académico de Bellas Artes de San Fernando y de la Historia; Consejero de la Sociedad Internacional de Derechos de Autor; autor él mismo de numerosas publicaciones, Gran Cruz del Mérito Civil y de San Raimundo de Peñafort. Y algo más importante que todo eso, testigo de cargo, en carne propia, de checas, calabozos y prisiones de la España roja.

Voy a intentar ofrecer, en difícil síntesis, lo que fue el holocausto de Paracuellos del Jarama, inmenso, gigantesco, sin precedentes en la historia de España. Y he querido titular así, de “holocausto”, a mi intervención, con todo el significado de sacrificio cruento, de ofrenda, de expiación, que corresponde a la palabra, la misma empleada por Monseñor Antonio Montero, Obispo de Badajoz, en su libro La persecución religiosa en España 1936-1939, cuando habla del “impresionante holocausto de Paracuellos de Jarama”.

He de ocuparme con preferencia de aquellos mártires y de las circunstancias en que fueron inmolados, más que de los ejecutores y responsables del genocidio. Fuera de mi propósito queda ahora depurar cualquier clase de culpabilidades, evitando herir los oídos y ensuciar mi lengua pronunciando ciertos nombres bien conocidos, que por todas sus letras y por todas sus sílabas destilan a torrentes la sangre de mártires.

Deseo también aclarar que empleo la palabra “mártires” sin prejuzgar el juicio de la Santa Madre Iglesia, haciéndolo en términos genéricos, con el sentido que le diera en su tiempo, con referencia a los mártires de nuestra guerra, los Santos Padres Pío XI, Pío XII, Juan XXIII y respecto a los mártires de Otranto Juan Pablo II. El mismo significado con que lo emplearon todos y cada uno de los Obispos españoles independientemente en 1936 y todos juntos en su conocida Carta Colectiva de 1.º de julio de 1937.



El martirologio español en la Historia de la Cruzada



Los hechos de que vamos a ocuparnos constituyen Historia, historia que ya lo es de medio siglo, con perspectiva adecuada para conocerlos y enjuiciarlos en la plenitud de sus accidentes y circunstancias, y que necesariamente hemos de estudiar si aspiramos a conocer la historia contemporánea de nuestra Patria.

Ciertamente la Historia constituye un permanente afán de la Humanidad, nacido de la preocupación espiritual del hombre por conocer su pasado, y que con distintas interpretaciones alcanza también -y en alto grado- a la materializada edad en que vivimos. En estos días comprobamos a cada paso el constante interés en ofrecer a la masa ciudadana los hechos de la guerra de España, es decir su historia, en forma parcial y deformada, lo que no debe sorprendernos, por cuanto como decía el profesor Martín Almagro hace más de treinta años, el combate en el campo del pensamiento, entre los dos grupos de cultura que llamamos del Este y de Occidente, se centra hoy precisamente en la interpretación de la historia.

En este rudo combatir en el área de la cultura, se inserta, como elemento clave, el conocimiento puntual y exacto de los terribles acontecimientos producidos en los desolados campos de Paracuellos del Jarama hace ahora cincuenta años, capítulo fundamental en el martirologio español de 1936-39, con el enorme relieve que a este martirologio corresponde en la Historia grande de la Cruzada. Bastaría esta consideración para justificar la adecuación de la materia martirial a las tareas intelectuales que incumben a la “Fundación Nacional Francisco Franco”. Pero tenemos algo más para autorizar esta justificación. Contamos con el testimonio expreso y reiterado de la devoción y la fe del Caudillo hacia nuestros mártires. En la mano tengo una copia del autógrafo que envió al Arzobispo de Valladolid en 1.º de abril de 1950 con motivo del grandioso homenaje rendido a los mártires en el Santuario Nacional de la Gran Promesa de la capital castellana con asistencia de numerosos Obispos, de la totalidad de los Superiores Generales de las Órdenes Religiosas y de altas personalidades de la nación. Un precioso escrito, cuyo facsímil entrego con mucho gusto a la Fundación, en el que el Generalísimo, en relación a los mártires y con la precisión conceptual que le caracterizaba, decía: "Ellos fueron parte principal de nuestra victoria y hoy fieles celadores de nuestra grandeza. ¡Dichosa la tierra que cuenta con tales hijos, pues no puede ser abandonada de la mano de Dios! Ante su recuerdo besemos la tierra bendita de nuestra Patria que regó su sangre y acogió sus restos."








El inmenso genocidio de Paracuellos del Jarama



Al hablar de Paracuellos de Jarama Fr. Octavio Marcos, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, se expresa de este modo: "He aquí un nombre que ha sido grabado a punta de cuchillo en el alma de España y cuyos caracteres están teñidos en la púrpura de su sangre. Lugar sagrado, campo de expiación, tierra sembrada de cuerpos santos y fertilizada con sangre de mártires. Aún perciben nuestros oídos el rasgado silbar de la metralla que troncha vidas beneméritas en la virtud y en las ciencias, en íntima fusión con las plegarias: “¡Viva Cristo Rey!, ¡Dios!, ¡España!, ¡Perdónalos Señor!”, que brotan de labios moribundos y se elevan al cielo como perfumado sahumerio de sangre palpitante que empapa la tierra y la cubre de regio manto de púrpura, glorioso atributo de la victoria y de la Realeza de Cristo."

Y Monseñor Antonio Montero, en su citada obra dice: Las ejecuciones producidas en Paracuellos del Jarama constituyen capítulo aparte, lo mismo en la historia del Madrid rojo, que en la del resto de las provincias afectadas por la persecución... impresionante holocausto.

Ciertamente el número de mártires allí sepultados resulta incalculable en términos precisos, porque al número de presos “sacados” de las cárceles madrileñas mediante listas nominativas, hemos de sumar los innumerables allí ejecutados en pequeños grupos o individualmente, de los que no se conserva referencia escrita, entre agosto de 1936 y comienzos de 1937, inhumados por cualquier sitio de aquellos lugares, de los cuales algunos fueron exhumados después de la guerra, e identificados o no, se trasladaron a nuevas zanjas contiguas a las de Paracuellos de Jarama, del mismo modo que se hizo con los innumerables fusilados en Torrejón de Ardoz, Boadilla del Monte, El Pardo y otras procedencias entre las cuales se cuentan algunas mujeres.





Matanzas masivas en la zona roja. Origen y causas



Tan grande matanza de hombres indefensos, no constituye hecho aislado en lo que fue zona roja de nuestra guerra, en toda la cual, cualquier circunstancia adversa para ellos, como sus continuos descalabros bélicos, servía de pretexto para cebarse en los inermes presos de las cárceles o de los barcos-prisión, y así sucedió con millares y millares de víctimas desde los comienzos de la contienda hasta sus últimos coletazos, cuando en 7 de febrero de 1939, en el lugar de Can Tretze, provincia de Gerona, cerca de la frontera francesa, se fusiló al Obispo de Teruel, Anselmo Polanco con 42 compañeros de cautiverio.

La relación, no exhaustiva, de las matanzas colectivas en España comienza en El Arahal (Sevilla), donde anticipándose a la llegada de las fuerzas nacionales liberadoras, los milicianos inundaron de gasolina la prisión y la incendiaron. Todos menos uno perecieron abrasados vivos. Y continúa con los marinos de Cartagena arrojados al mar, los fusilamientos masivos de las prisiones de Ubeda, Ciudad Real, Toledo, Almería, Lérida, Málaga, San Sebastián y el fuerte de Guadalupe, Castellón, Ibiza, Fuenteovejuna, Albacete, Consuegra, Cebreros, Ocaña, Monasterio de Cóbreces, Guadalajara, Bilbao (prisiones de “Ángeles Custodios”, “Larrinaga”, “La Galera” y “Carmelo”) y Martos.

Y en los barcos-prisión “Río Segre”, de Tarragona; “Isla de Menorca”, de Castellón; “Astoy Mendi”, de Almería; “Cabo Quilates” y “Altuna Mendi”, de Bilbao; “Atlante”, de Mahón, y “Alfonso Pérez”, de Santander, así como en los terroríficos pozos de Tahal y de La Lagarta en Almería, y los de Carrión de Calatrava y Herencia.

Por lo que a Madrid concierne, el genocidio de Paracuellos, con su torrentera de sangre, vino a constituir la culminación de masacres anteriores, amén de los miles y miles de madrileños y de madrileñas asesinados en cualquier lugar por las innumerables checas que gozaban de facultad para registrar, detener, torturar, juzgar sumarísimamente y ejecutar a sus víctimas.

La primera de estas masacres, con más de doscientas ejecuciones se produjo en nuestra capital el 20 de julio sobre los defensores del Cuartel de la Montaña, una vez cesada la lucha. Me permito detenerme un momento en la consideración de esta inicua y primera carnicería en Madrid, porque cabalmente hallamos en ella la consigna que sirvió para realizarla, la misma que se siguió en las sucesivas masacres. La consigna nos la ofrece nada menos que el ejecutor material del genocidio del Cuartel de la Montaña, Enrique Castro Delgado, creador del 5.º Regimiento de Milicias, con expresión increíblemente cínica, en su libro Hombres made in Moscú: -Ya dentro del Cuartel (escribe Castro Delgado), alguien dice: “Allí” están los que no han escapado, serios, lívidos, rígidos... Castro sonríe al recordar la “fórmula”. “Matar... matar, seguir matando hasta que el cansancio impida matar más... Después... Después construir el socialismo”. “Que salgan en filas y se vayan colocando junto a aquella pared de enfrente, y que se queden allí de cara a la pared... ¡Daros prisa! La fórmula se convirtió en síntesis de aquella hora... luego un disparo... luego muchos disparos... La fórmula se había aplicado con una exactitud casi maravillosa”.

Tal es su relato, y por si aún fuera posible ensombrecer la tragedia, cuenta la impresión que ella causó al Comité Central del Partido, ante el que se presenta Castro inmediatamente: -En el Comité Central, la Pasionaria le dice: “Camarada Castro, el Partido se siente orgulloso de ti... toma esta pistola que te regala el Partido. ¿Qué sentiste en los primeros momentos? ¿No dudaste? “No había razón para ello, Dolores”. Ella se rió, todos reían. Él se sentó, recordaba a los muertos y sonrió. Estaba satisfecho. Estaba contento”.

No son precisos comentarios. La segunda masacre en Madrid tuvo lugar en Villaverde los días 11 y 12 de agosto con los “trenes de la muerte” de Jaén. Doscientos presos de sus cárceles, con el Sr.Obispo, Dr.Basulto, su hermana y su Vicario, ametrallados en el Pozo del Tío Raimundo. Diez días después, primera matanza colectiva en la cárcel Modelo, con un centenar de víctimas muy seleccionadas.

Así alcanzamos a los días finales de octubre en que las tropas nacionales se acercan invictas a Madrid. Las autoridades rojas aumentan cada día el número de detenciones y acrecientan su preocupación por los millares de presos encerrados en sus cárceles, con la idea de que no pudieran ser liberados por los nacionales en su posible, o más bien probable, entrada en la capital.





Prisiones rojas madrileñas. Espíritu de los cautivos



Bueno será recordar lo que eran aquellas prisiones en las que inmediatamente van a producirse las terribles “sacas” de detenidos, con destino a las zanjas preparadas en Aravaca, en Vicálvaro, en Ribas-Vaciamadrid, en Torrejón de Ardoz y en Paracuellos de Jarama.

Cinco eran las del Madrid rojo: la Modelo, en la plaza de la Moncloa, en el mismo emplazamiento del actual Ministerio del Aire, en la que se hacinaban unos 8.000 presos. La de Ventas, hoy también desaparecida, en la calle del marqués de Mondéjar, construida para prisión de mujeres, pero desde el 24 de julio habilitada para varones, con unos 1.500 presos. Las de los Colegios escolapios de San Antón, en la calle de Hortaleza y de General Porlier, habilitados para prisiones, en cada una de las cuales se amontonaban en aulas, galerías y pasillos más de 2.500 detenidos. Y finalmente la del Convento de la calle del Duque de Sesto, más reducida, de la que no hacemos historia en razón a ser la única que gozó del privilegio de no sufrir las famosas “sacas”. En total unos quince mil presos en Madrid a fines de octubre, aumentados cada día por sucesivas detenciones.

El hacinamiento de los detenidos en aquellas cárceles, en las que por entonces faltaba hasta el espacio necesario para reposar en el suelo, sin comunicación alguna con el exterior o con las familias; las privaciones, el hambre, el frío, la carencia absoluta de higiene, miseria, vejaciones y padecimientos, la permanente amenaza de muerte, constituían el ambiente en que malvivían millares de patriotas, destinados en gran parte a morir en breve en las fosas de Paracuellos. Mas en aquel ambiente resplandecían exaltados, por contraste, los más altos valores del espíritu: fe, patriotismo, confianza en Dios y en la victoria, abnegación, desprendimiento, hermandad y camaradería.

Cuanto se diga del fervor religioso respirado en aquellas prisiones es pálido reflejo de la realidad, Desde el momento de ingresar en la cárcel, la primera preocupación de todos era la de dirigirse a un sacerdote -que en vano se encontraría en la calle- a quien consultar y pedir absolución. La regla que los confesores impartían invariablemente era ésta: “Si te preguntan si eres católico, no puedes negarlo de ningún modo, pero sobre materias políticas o de otra naturaleza es lícito faltar o desfigurar a la verdad para salvar la vida”, y efectivamente de nadie se sabe, entre la infinidad de presos sacrificados o interrogados, que apostatara o renegara ante el riesgo de morir.

De continuo se administraba el sacramento de la penitencia, disimuladamente, sentados en el suelo, tumbados en los petates -cuando los había- o dando vueltas por el patio, e igualmente se rezaba, principalmente el rosario, pese al riesgo de hacerlo, En este aspecto el anecdotario carcelario es inacabable y espléndido.

Tiene la cárcel Madrid resplandor de catacumba, escribió el luego Académico de la Historia y Almirante Julio Guillén Tato en su libro Los últimos días de la cárcel Modelo e igualmente otro superviviente de la prisión, al referirse a la matanza del 22 de agosto en la Modelo, se expresaba en los siguientes términos: “Después de confesarme, a bien con Dios y con los hombres, siento en mi alma una inmensa ternura... y como para morir en gracia de Dios es preciso perdonar, yo perdono a mis verdugos, como Cristo perdonó en la Cruz”. Y el Archivero-Historiador Arsenio de Izaga, en su importantísima obra Los presos de Madrid escribió: “La cárcel fue el yunque moral en que se forjaron las almas de aquellos héroes y de aquellos mártires”.

Tan contagioso resultaba este fervor que alcanzó a muchos que tenían olvidadas sus prácticas religiosas, como a los políticos Melquiades Álvarez y Rafael Salazar Alonso, ambos con antecedentes masónicos, que murieron absueltos y en el seno de la Iglesia y el último con una hermosa carta de retractación de sus errores, ofreciendo a Dios el sacrificio de su vida por la salvación de España. Igualmente contagioso y ejemplar fue el espíritu de patriotismo, del que fueron figuras destacadas multitud de militares y paisanos, singularmente el heroico Teniente Coronel Carlos Noreña, cuyo ejemplo imitaron muchos de sus compañeros.





28 de octubre, comienzan las “sacas” masivas: Maeztu y Ramiro Ledesma



De estas prisiones y en el ambiente expresado, comenzaron a producirse las “sacas” masivas, bajo pretexto de traslados o de libertad. En la cárcel de Ventas el 27 de octubre, se mandó formar a los militares pidiéndoles un paso al frente a los que estuvieran dispuestos a servir a la República, bajo terribles amenazas, y nadie lo dio. Su gallardía fue comentada con entusiasmo por los compañeros de cautiverio, todos se dieron a la oración y a renovar absoluciones. Y en efecto a la noche, por orden de la Dirección General de Seguridad, 32 presos de esta cárcel fueron llamados para salir, entre ellos Ramiro de Maeztu y Ramiro Ledesma Ramos.

La orden estaba firmada por el Director General, Manuel Muñoz: Siendo necesario el traslado al penal de Chinchilla de los presos que al dorso se relacionan... sírvase entregarlos a los portadores del presente oficio, miembros del Comité de Investigación, encargados de cumplimentar la expresada resolución, y estaba fechada a 31 de octubre, es decir, tres días después de su ejecución.

Uno de ellos -se dijo que fue Ramiro Ledesma, pero información posterior acreditó que no lo era, parece que lo fue un linotipista de ABC- se resistió a salir de la cárcel y le dispararon un tiro de pistola al vientre, rematándolo allí mismo. Los demás, conducidos en un camión al Cementerio de Aravaca en la misma madrugada, fueron también muertos a tiros de pistola, luego de despojados enteramente de sus ropas, como en el Calvario hicieron con la túnica de Cristo, y allí enterrados.

De la prisión y muerte de Ramiro de Maeztu hay testimonios auténticos que nos permiten dedicarle unos breves párrafos. En la primera hora de la madrugada del 28 (no del 29 como erróneamente se dice a veces) un miliciano llamado “el Chato”, linterna en mano, entra en el departamento en cuyo suelo descansaba el ilustre cautivo, gritando: -¡Ramiro Maeztu!: el llamado reacciona con aire de defensa: -¿A mí a estas horas? Pronto cambia de actitud, se viste, pide discretamente la absolución al párroco de Getafe, D. José M.ª Fernández, próximo a su petate, recoge sus pobres cosas y abraza a los compañeros: Hasta la Eternidad, y sale erguido, a grandes zancadas, llevando en el bolsillo las cuartillas del libro que estaba escribiendo, “Defensa del espíritu”, de las que nunca más se supo.

Indalecio Prieto escribió más tarde: “El fusilamiento de Ramiro de Maeztu fue uno de tantos crímenes injustificables y estúpidos” (Lo que hace suponer, que para el dirigente socialista había otros crímenes justificados y razonables.)

En el día precedente -el de la entrada de nuevos milicianos y la amenaza a los militares- D. Ramiro paseó impaciente por el patio, hasta que ya anochecido y cansado, se sentó en el petate rodeado del Padre Romañá, del párroco y del coadjutor de Getafe, Huelin, el profesor Magariños y otros más. Alabó la actitud de los militares (-Siempre son y serán caballeros los verdaderos militares españoles) y en tono bajo cantaron la salve y rezaron el rosario.

Maeztu, filósofo, humanista, político, ex Embajador en la Argentina y a la sazón diputado por Guipúzcoa, había sido detenido el 28 de julio en el domicilio de su amigo Vázquez Dodero. Entraron unos milicianos por denuncia de que en el piso había un oratorio, golpearon la puerta con los fusiles y registraron. Se les presentó espontáneamente: -Aquí me tenéis, soy Maeztu; los milicianos nada sabían de Maeztu, le creían el cura del oratorio, telefonearon a la Dirección General de Seguridad y le detuvieron. El Comisario de Buenavista lo puso en libertad, pero eran las 11 de la noche, a la puerta estaba el coche con los milicianos y don Ramiro optó por quedar detenido. Se le llevó a la cárcel de Ventas y al siguiente día en ABC rojo se leía: -el escritor Ramiro de Maeztu, detenido. ¿Escritor Ramirete? ¡A cualquier cosa llaman chocolate las patronas!

En prisión ingresó como señor natural de aquellos caballeros encarcelados. Les hablada del “dominico inquisidor y banquero” que se precisaba en España, escribía las cuartillas de su nuevo libro, rezaban en comunidad. Alentaba a los detenidos, les contagiaba su esperanza en el resurgir de España. Ocupaba una celda del piso 3.º ízquierda, acompañado entre otros de Federico Santander, Santiago Magariños, Vázquez Dodero y el doctor Lemus. Su celda parecía una cátedra en la que se olvidaban de la condición carcelaria.

A primeros de octubre le trasladan al departamento llamado “de madres” con otros 40 presos, entre los cuales Bonifacio Sedeño de Oro, párroco de S. Ginés y cuñado del general Fanjul; Magariños, catedrático de Instituciones Americanas; el librero Alberto San Martín; el párroco de Getafe y su coadjutor; Vázquez Dodero y el padre Romañá.

En un momento de humor carcelario (antes de comenzadas las “sacas”) parodiaron allí la ceremonia de apertura de curso universitario, envueltos solemnemente en la mantas a modo de túnicas. Magariños hacía de Rector Magnífico; don Ramiro, de Ministro de Instrucción Pública; el párroco de Getafe, de Cardenal-Arzobispo, y de Presidente un Teniente Coronel sevillano que se llamaba precisamente Francisco Franco. Maeztu fue el protagonista. Cantó la figura de Fernando VII, cuyo retrato debía presidir todas las Universidades por ser el creador de las Escuelas de Tauromaquia, en las que se enseñaba a vencer y a dominar a la fuerza bruta con la virtud de la gracia y el arte del requiebro. Dijo: -El saber, como la capa, con vueltas y revoleos viriles, logra llevar por donde a uno le plazca, a la fiera ignorante. Si necesita castigo más duro, prended a la ignorancia el rehilete certero de las banderillas, palos secos, punzantes... y usad la espada para el necesario final...





Las mayores “sacas” de Noviembre. Paracuellos del Jarama



En el mismo día de la saca de Ventas acabada de referir, se llevaron de la cárcel Modelo otros 29 presos, igualmente fusilados e inhumados en Aravaca y al siguiente día, otros 50 de la checa de Fomento fueron ejecutados en el camino de Boadilla, cuyos restos, una vez acabada la contienda, fueron exhumados y traslados al Camposanto de Paracuellos.

Quienes no lo vivieron no sabrán nunca la zozobra y angustia de la lectura de las trágicas listas para las sacas, ni de los sublimes ejemplos de entereza, de serenidad, de entrega a la voluntad de Dios. En altas horas de la noche o en la madrugada, la prisión en penumbra por temor a la aviación nacional, en el silencio de las galerías donde los presos procuraban descansar tumbados en el suelo, un miliciano acompañado de otros aparatosamente armados leía a gritos, linterna en mano, la larga lista que portaba. Entre los presos podía oírse hasta el latido de los corazones. Se manda a los llamados recoger sus cosas y formar en el rastrillo de salida. Se despiden aprisa de amigos y compañeros, les hacen algún encargo de última hora, se santiguan algunos y salen silenciosos, resignados, con el pobre hatillo. Ya en filas, se les ordena dejar en el suelo sus envoltorios, los cachean por si aún llevan algo consigo, los atan fuertemente las manos con bramante, o alambre o cable eléctrico, y amarrados de dos en dos por los codos los sacan al aire helado de la noche o del amanecer, los suben a camiones o autobuses y parten para su destino, siempre vigilados y amenazados hacia el último instante.

El primer día de noviembre, con las tropas nacionales próximas a Madrid, el agente soviético Koltsov, “asesor” de las autoridades rojas y luego de la Junta de Defensa, presente en España desde agosto, se ocupa con los Comisarios políticos de la suerte de los presos. Ya tenían éstos suspendidas las comunicaciones con las familias, cuando por orden del Director General de Seguridad se sacan otros 79 presos de la cárcel de Ventas, para fusilar en Aravaca, en su mayoría estudiantes, obreros y labradores de los pueblos cercanos. Y el día 3, en Carabanchel Alto, se fusila a 56 presos allí detenidos.

Un día después, en la cárcel Modelo, se llama a los militares con el consabido requerimiento de servir a la República y todos guardan silencio. La Dirección de Seguridad reitera la orden de sacar más presos, especialmente militares, y en la madrugada del 5 salen de la cárcel de S. Antón dos camiones cargados, y de la Modelo otra larga expedición en la que forman parte el gran periodista Manuel Delgado Barreto, Director de La Nación; el futbolista del Real Madrid Monchín Triana, y el Jefe Territorial de F. E. de Galicia, Juan Canalejo. Y de la de Porlier otro más en la que iban el Magistrado Pablo Callejo y un Auditor de Guerra.

Mas para esta fecha -las tropas nacionales combatiendo en la Casa de Campo, la cárcel Modelo recibiendo proyectiles de artillería, y alojada en su 1.ª galería la 1.ª Brigada Internacional- el emplazamiento de Aravaca resultaba peligroso para los rojos, por lo que sus responsables eligieron otro para las ejecuciones masivas, a semejante distancia de Madrid pero al otro lado de la capital, el cementerio de Ribas-Vaciamadrid, sobre la carretera de Valencia. Previamente el Gobernador Civil de Madrid, el socialista Rubiera, había urgido al Alcalde de Ribas la apertura en su cementerio de tres zanjas de 5 x 2 x 2 metros y cuando pocos días después preguntó si ya estaban abiertas, respondió sencillamente el Alcalde: -Hechas y ocupadas. Exhumados los restos después de la guerra fueron llevados en su mayor parte a Paracuellos del Jarama.

El mismo día 6 toman los nacionales Campamento, Carabanchel, Cerro de los Ángeles y Villaverde. Huye a Valencia el Gobierno recién recompuesto por Largo Caballero. El Ministro de la Gobernación, Ángel Galarza, a su paso por Tarancón, ordena por teléfono activar la evacuación de los presos de Madrid y parece que añadió: “pero evacuaciones definitivas”, lo que no debe sorprendernos en Galarza, que el 5 de agosto, en un mitin en Mahón había dicho con toda su “responsabilidad” de Ministro: -Tengo un gran sentimiento por la muerte del Sr.Calvo Sotelo. El sentimiento de no haber participado en ella.

La idea de Koltsov era sencillamente la de fusilar, y Castro Delgado, de cuya “fórmula” hemos hablado anteriormente, dijo ahora que más valía fusilar de más que de menos. En Madrid se encarga de ello enteramente desde esta noche el nuevo Delegado de Orden Público y sus acólitos, dependiente de la Junta de Defensa, que por encargo del Gobierno asume el poder en Madrid.

En la tarde de este mismo día 6 -poco antes o poco después de la toma de posesión del nuevo Delegado de Orden Público- hay nuevas y grandes sacas de las cárceles Modelo y de Porlier. Los organizadores ya habían abandonado también el campo de ejecuciones de Ribas-Vaciamadrid, sustituyéndolo por el de Paracuellos de Jarama, más adecuado para sus sangrientos propósitos, el cual acrecienta así, definitivamente, su ya por entonces trágico destino. Entre los sacados ahora de la Modelo se cuentan el General de Brigada Juan de Micheo y Asúa y el conocido Abogado Antonio Comyn.

El lugar elegido era entonces un paraje solitario al pie del Cerro de San Miguel en cuya cima se asienta el pueblo de Paracuellos, cercano al río Jarama, cerrado en el horizonte por una serie de cerros pelados, a 16-18 Kms. de distancia de Madrid, con caminos poco transitados y suelo arenoso y suelto, fácil de excavar. Existía allí el grupo de pinos que contemplamos dentro de su actual recinto, lugar sacratísimo, pues precisamente bajo esos pinos se detenían los camiones que transportaban a los presos, los hacían descender y allí aguardaban su turno, presenciando el fusilamiento de sus compañeros, rezando, llorando, confortándose recíprocamente, recibiendo bendiciones y absoluciones de los sacerdotes y religiosos que con ellos iban a morir.

Atravesaban el lugar, entrecruzándose, la carretera local de Madrid a Belvis y Cobeña y el arroyo seco de San José, junto a cuyo cauce se sitúa la capilla que hoy ampara con sus cultos la paz de los mártires. Acabada la guerra se desviaron las carreteras a su trazado actual, y el cauce del arroyo, se trazaron caminos y se valló el recinto, aislando y dignificando el Campo santo.

El 6 de noviembre se acercó a la cárcel Modelo el Fiscal del Tribunal Supremo Romualdo Montojo, hermano del Capitán de Fragata don Ubaldo, allí detenido, y la halló acordonada de milicianos y a filas de presos, embarcando en camiones para Levante según le dijeron. Al siguiente día consiguió llegar hasta la dirección de la cárcel, donde le informaron simplemente que los presos se sacaban para matarlos y le exhibieron un oficio de la Dirección General de Seguridad que decía: Sírvase V.S. entregar a las milicias... (ferroviarias o las que fueran) a los detenidos comprendidos en la adjunta relación para su traslado al Penal de San Miguel de los Reyes. Madrid, 6 de noviembre de 1936, el subdirector, Vicente Girauta Linares, pero al oficio no se acompañaba relación alguna, la estaban haciendo los milicianos, ficheros en mano, en el centro del abanico de la prisión.

En la madrugada del 7 hallamos, por el enorme número de inmolados, las mayores sacas del tremendo genocidio. Los presos fueron alistados y amarrados durante la noche, y fueron tan graves los hechos que sus ecos alcanzaron al Cuerpo Diplomático de Madrid, que además de reclamar al Gobierno -que contestó con una nota negando todo- hicieron venir de Ginebra un representante del Comité Internacional de la Cruz Roja, el doctor Henny, quien logró obtener de la Junta de Defensa la lista de los 1.600 sacados en esta ocasión de la cárcel Modelo, de los que solamente unos 300 llegaron a la de Alcalá de Henares; los 1.300 restantes fueron sacrificados en masa en Paracuellos. ¿Podemos imaginar lo horrendo del espectáculo?

El balance de este terrible episodio martirial, producido en breves horas de la mañana del día 7, referido exclusivamente a una “saca” de la cárcel Modelo, es el siguiente: España perdía de golpe mil trescientos hombres activos y útiles. Las Fuerzas Armadas de los tres Ejércitos, más Generales, Jefes y Oficiales que en ninguna de las sangrientas batallas de la guerra. La Iglesia, más de cuarenta religiosos y sacerdotes. Numerosas familias, a todos sus miembros varones. Quedaban viudas unas ochocientas mujeres, y huérfanos de padre, unos dos mil hijos de distintas edades.

Entre los ahora sacados encontramos muchos casos de padres e hijos y de hermanos, sacrificados juntos. El farmacéutico Luis Madariaga Moras y sus hijos Ángel y Luis Madariaga Cenedese, Abogados; los cuatro hermanos Antonio, Carlos, Emilio y José M.ª Paramés de Casa Buylla, de ellos dos Abogados, un Arquitecto y un Ingeniero; Gregorio Sáenz de Heredia y sus hijos José y Joaquín, estudiantes, de 21 y 20 años; el militar Francisco Serrano Alguacil y sus hijos Manuel y Alfonso Serrano y García-Ibáñez, también militares; él militar Enrique Sicluna Burgos y sus hijos Luis y Enrique, estudiantes de 23 y 16 años; el Abogado Mariano Soria Monje y sus tres hijos, Rufino, Mariano y Luis, de 24, 22 y 19 años; los hermanos Enrique e Ignacio Triana Arroyo, hermanos del antes nombrado Monchín, jugador del Real Madrid; y los hermanos Florencio y José Luis Vadillo Alcalde, estudiantes de 21 y 17 años.

En la misma expedición salieron también los Abogados Jesús Cánovas del Castillo, Agustín Minguijón (hijo del Catedrático aragonés de Historia del Derecho), Manuel Sarrión (del bufete de José Antonio), el ex Ministro de Trabajo de la República Federico Salmón, el estudiante de 16 años Manuel Ruiz Gómez y Ricardo de la Cierva Codorniú, padre del actual historiador.

Y los Tenientes Generales, José Rodríguez Casademunt y Jorge Fernández-Heredia Adalid (éste al parecer amarrado al Coronel de E. M. Francisco Zamarra Agustina); el Almirante Juan Magaz Fernández de Henestrosa, el General de Marina Esteban Martínez Cabañas, el Intendente Pedro Pombo y Romero Robledo; los Coroneles, de Artillería, Alfonso Cano Orozco; de Caballería, Victoriano Moreno Pérez-Brito; de Infantería, José Salcedo Cárdenas, y de E. M. Nicolás Prat Court, e infinidad de Jefes, Oficiales, clases e individuos de los cuerpos armados, como el Capitán aviador Juan Ponde de León, más seis padres Dominicos, cinco Agustinos, tres Escolapios, tres sacerdotes seculares, dos franciscanos, dos Paúles, un Canónigo de Alcalá de Henares y un miembro por cada una de las Ordenes de Redentoristas, Oblatos, Jerónimos, Pasionistas, Corazón de María y Hermanos Maristas.

En el mismo día 7 salió de la cárcel de San Antón otra enorme expedición, en la que figuraban numerosos militares, marinos y estudiantes: el Capitán de Navío Gabriel Ferrer Otero; Coroneles de Infantería Sinforiano Gómez Hernández y de Caballería José Góngora Rodríguez, el Capellán castrense Rogelio López Arribas y los Capitanes aviadores José Lorente Cancio y Guillermo Romero Hume, y otro militar, Carlos Hernández Herrera, con dos hijos estudiantes.



Inmarcesible gallardía militar en la prisión de Porlier



En la galería 2.ª de Porlier entraron a las 6,30 de la tarde del 3 de noviembre 14 ó 15 milicianos armados hasta con bombas de mano, con el jefe de la checa de Bellas Artes (ahora de Fomento). Formaron en filas a los militares -así lo declara el también militar Jesús Sánchez Posada acabada la guerra- que tenía a su derecha al Coronel Pareja y a su izquierda al Coronel Valcázar. En medio de profundo silencio, firmes los detenidos, les pasan revista sus carceleros tomando nombres y graduación. Los recuentan: eran 162. Les arenga el jefe chequista: la Patria invadida por el fascismo está en peligro, todos deben defenderla y pide un paso al frente a los que quieran hacerlo. Sólo lo dan 4, un Coronel, un Capitán de la Guardia Civil, otro de Oficinas y un Cadete. Indignado el jefe grita: -¿No hay más? ¿Os negáis a luchar en defensa de la Patria? Interjecciones y blasfemias. -Por última vez lo digo... Nadie se mueve.

Se dirige a cabos y soldados, algunos dan el paso. Al soldado Arsenio Yelves Muñoz, le dice: -Eh, tú soldado!, ¡hijo del pueblo!, ¿por qué te quedas con esos canallas? ¿Te han coaccionado? El muchacho da un paso al frente, se cuadra y a su vez le pregunta: -¿en cuántos combates has participado tú, hijo del pueblo? ¿Por qué me mandas a luchar contra los míos? Ve tú, yo no voy. El mandamás queda desconcertado. Entonces el Capitán de la Guardia Civil y el Cadete que dieron el paso al frente, vuelven con sus compañeros. A ambos y al soldado los apalearon luego brutalmente.

Y el día 5, a la una de la madrugada, despojados de todo y atadas las manos a la espalda, la mayor parte de ellos salieron en camiones para Chinchilla, es decir, para el fusilamiento, probablemente en Ribas.

De esta misma cárcel de Porlier salió el día 7 otra expedición más reducida, con la variante de que sus víctimas se fusilaron en las tapias del Cementerio de la Almudena, entre ellas el Comandante de E.M. Emilio Pérez del Hierro. Exhumadas después de la guerra, sus restos se llevaron al Camposanto de Paracuellos.



Paracuellos de Jarama y Torrejón de Ardoz



En el campo de Paracuellos, llegados los camiones de presos al cruce de la carretera con la vereda de ganados paralela al arroyo de San José, se detenían junto al grupo de pinos, bajaban a los detenidos en grupos de 10 a 25 y siempre atados se les conducía a pie a unos 200 m. en dirección al cerro, junto al borde de las fosas. fusilándolos por piquetes de 30 ó 40 milicianos; luego se los arrojaba a ellas, algunos con vida, y los enterradores reclutados forzosos en el pueblo, los cubrían de tierra.

En la tarde del día 7 se prepararon nuevas listas para la muerte en las cárceles Modelo y de Porlier, sacando a los presos en la noche y en la madrugada del día 8, de la Modelo, como siempre, mayoría de militares y de estudiantes, amén de otros de distintas profesiones y oficios.

Y de la de Porlier otros muchos, Las expediciones de la noche del 7 al 8 de noviembre iban también destinadas a Paracuellos, más la magnitud de las precedentes había desbordado las previsiones de los responsables, hasta el punto de no tener fosas bastantes dispuestas en Paracuellos, donde permanecían sangrantes e insepultos los fusilados del día 7, hasta que en días sucesivos fueron obligados los vecinos del pueblo de Paracuellos, pistola en mano, a cavar nuevas y grandes zanjas, a las que arrastraron los cuerpos de los mártires mediante garfios y cuerdas, tirados por caballerías.

En consecuencia, los dirigentes encaminaron las expresadas expediciones a otro lugar próximo, el del castillo o Soto de Aldovea, término de Torrejón de Ardoz, donde una antigua y grande acequia en desuso, con más de 150 m. de longitud, les sirvió para sepultar a estas víctimas, fusiladas al borde de la acequia. Acabada la guerra se construyó un monumento en el lugar, se exhumaron con toda formalidad los 414 cadáveres, de los que sólo algunos pudieron ser identificados, y se trasladaron en féretros individuales al Camposanto de Paracuellos.





Protesta diplomática. Breve interrupción de las “sacas”



La extrema gravedad del crimen continuado en los días 6 a 8 de noviembre tampoco pasó desapercibida para los diplomáticos extranjeros en Madrid, que puestos en movimiento, investigaron los hechos y protestaron con energía ante la Junta de Defensa. Entre los diplomáticos, siempre respaldados por su Decano el Embajador de Chile, Aurelio Núñez Morgado, hemos de destacar por su eficacia, tenacidad y energía al Encargado de Negocios de Noruega, Félix Schlayer, alemán de nacionalidad; además de obtener la presencia de la Cruz Roja Internacional de que antes hablamos, Schlayer con el Doctor Henny se trasladaron a los campos de muerte, excavaron, obtuvieron fotografías y testimonios, visitaron las prisiones y a la Junta de Defensa.

A causa de la intervención diplomática, temiendo un escándalo mundial, se interrumpieron por entonces las sacas y matanzas y los presos que quedaban en la Modelo, unos 5.000, fueron evacuados entre los días 14 a 16 de noviembre a las prisiones de Porlier, San Antón y Ventas, hacinándolos en ellas. Breve paréntesis, porque con redoblada osadía reanudaron la sangrienta tarea en Porlier el día 17 y allí no la interrumpieron hasta el 4 de diciembre, en el que el nuevo Delegado de Prisiones de Madrid, el sevillano Melchor Rodríguez, anarquista, hombre de energía, gran corazón y sentimientos humanitarios -si bien desgraciadamente no exento de antecedentes criminales como jefe del grupo “Los Libertos”- cortó radicalmente las sacas. Mas no pudo evitarse que el avión francés en el que el representante de la Cruz Roja regresaba a Ginebra vía Toulouse, con informe, documentos y fotografías, fuera interceptado en vuelo por un caza rojo pudiendo tomar tierra cerca de Pastrana con tripulantes y pasajeros heridos, entre ellos el Doctor Henny.





Se reanuda el genocidio. Checas carcelarias. D. Pedro Muñoz Seca



Fue la cárcel de Porlier la escogida para entregar nuevos presos maniatados a las fosas de Paracuellos desde el día 17 y sucesivos, con sus noches, hasta el día 22 en que las otras prisiones vuelven a su negra actividad. De Porlier salieron ahora muy diversas personas.

Por estos días aparece un nuevo centro carcelario, enviando en masa a sus detenidos a la muerte, el llamado cuartel o checa “Spartacus”, establecido por el Comité rojo de la Guardia Civil en un convento de la calle de Santa Engracia. Servía de prisión a los miembros de aquel Instituto que consideraban desafectos, y en la tarde del 19 de noviembre “sacaron” dos centenares de Jefes, Oficiales, clases y números, con pretexto de traslado a Guadalajara, pero realmente para fusilarlos en las tapias de los cementerios de la Almudena y de Vicálvaro.

En San Antón hay otra nueva saca el día 22, más reducida y aparecen en las prisiones diversas checas dispuestas a interrogar y decidir sobre la vida de los detenidos, con procedimiento elemental para el que disponían a veces de informaciones de la Dirección General de Seguridad: el preso comparecía en pie ante la mesa en la que tomaban asiento dos o tres o cuatro milicianos de Vigilancia de Retaguardia, jóvenes que no iban al frente -pistolas abundantes, cazadoras de cuero, correajes y cinturones repletos de balas al estilo mejicano-. De entrada ponían el cañón de la pistola en la nuca o la sien del interrogado: - “¡Si no lo confiesas todo ya sabes lo que te espera!”, amenazan, insultan, blasfeman, preguntan o afirman cosas absurdas; para ellos, católico equivalía a fascista, ir a misa, a enemigo del pueblo, creer en Dios, un fanatismo del clero, etc., en pocos minutos terminaba el “juicio” en el que casi exclusivamente hablaban ellos.

De este modo el día 24 en la cárcel de Porlier quedaba preparada otra grandísima lista para Paracuellos, centenares de presos de todas edades, profesiones y oficios -ya estaban más que diezmados los militares y estudiantes.

En los siguientes días, 25, 26, 28 y 29 hay nuevas sacas masivas de Porlier, en las que se incluye, casi al completo a una conocida familia madrileña, la del Notario, Alejandro Arizcun Moreno, 56 años, con sus cuatro hijos: Ramón, 28 años, Ingeniero; Francisco, 26, Abogado; Luis, 24, Médico, y Carlos, 17, estudiante.

En San Antón una gran saca el día 27, en la que fue el fotógrafo de prensa José Calvache, y otra mayor el día 28, la más conocida de esta prisión, por su número y por comprenderse en ella a D. Pedro Muñoz Seca, amarrado al P. Guillermo Llop, Prior de los Hermanos de San Juan de Dios de Ciempozuelos, quien se despidió de sus religiosos con un simple: -Hasta el Cielo.

La orden que autorizaba esta saca decía: D.G. de Seguridad. -Sírvase poner en libertad a los presos que se mencionan en la hoja adjunta y hoja 2.ª- Madrid, 27 de noviembre de 1936. El Delegado de Orden Publicó: firmado- Serrano Poncela, y comprendía un total de 110 nombres, entre ellos, además de Muñoz Seca y el Padre Llop, al Provincial de los Agustinos de Castilla, Avelino Rodríguez, con doce religiosos de su Orden, de quien se sabe que ya al borde de las fosas de Paracuellos absolvió y abrazó a sus compañeros de martirio. Y catorce Hermanos de San Juan de Dios: el Padre Juan Jesús Adrados, Maestro de Novicios, y otro Padre más con cinco Hermanos de la Comunidad, entre ellos el Hermano Clemente Díaz, de 75 años, cuatro novicios, dos postulantes y un donado. Y el artista-pintor José M.ª Angoloti, de 69 años, y los hermanos Diego y Manuel MacCrohon Jarava, de 23 y 24 años.

En San Antón el día precedente a esta gran saca, se percibía ya la tragedia por la presencia de nuevos milicianos y la agitación en oficinas y portería. Muñoz Seca, que a veces lograba acceso a despachos oficiales, tuvo conocimiento de lo que se preparaba, incluso de las listas, en las que leyó su nombre. Su primera medida fue la de confesar con el Padre Tomás Ruiz del Rey, a quien dijo sencillamente: -Padre, mañana nos matan; arreglemos nuestra alma con Dios. Escribió a su mujer: -Queridísima Asun: Cuando recibas estos renglones estaré fuera de Madrid. Voy resignado y contento... Y al fin esta postdata: -Como comprenderás voy muy bien preparado y limpio de culpas. A Francisco Javier de Burgos, también preso, le dijo: -Se me acusa de monárquico, por haber llevado a Roma para Don Alfonso XIII el manto de la Virgen del Pilar. Con este manto voy a morir yo también...

A las cinco de la madrugada, alboroto de ruidos y griterío. Milicianos con linternas, fusiles y pistolas leyendo una primera lista: -¡Atención! ¡Oído a la lista! Y nombres y más nombres. -¡Los nombrados que recojan todo y bajen a la portería! A las 7 ya están en la calle de la Farmacia subiendo a los camiones, las manos atadas a la espalda y sin equipaje. Y a las 8 vuelven las voces y nueva lista, la de Muñoz Seca. Angustia y despedidas, los sacerdotes no dan abasto para las absoluciones. Se grita: -¡Pedro Muñoz Seca, al rastrillo para marchar!; el nombrado abraza estrechamente a sus compañeros Guillermo Marín y Cortés Cabanillas. Va con un abrigo puesto y otro al brazo, en la mano una maleta. Al pasar el rastrillo le arrebatan la maleta y el abrigo del brazo, las gafas que se estrellan en el suelo, el reloj, la cartera, las fotos y recuerdos familiares. Le atan las manos a la espalda. A las 10 de la mañana la expedición con el M. R. P. Llop, que dice al paso a un novicio: -Vea cómo vamos, van a matar a todos. Que los hermanos se preparen.

La expedición parte en los camiones, camino de Paracuellos. Y todavía otra expedición al mediodía, si bien en esta ocasión, por misericordia divina, llega a salvo a la prisión de Alcalá de Henares. Era don Pedro Muñoz Seca natural del Puerto de Santa María, 55 años, casado con doña Asunción Ariza, 9 hijos, creyente fervoroso, funcionario del Estado, autor de infinidad de obras teatrales (comedias, sainetes, juguetes cómicos), desde “La venganza de Don Mendo” a las del tiempo republicano, con pinceladas de ironía política (“La Oca”, “Anacleto se divorcia”, “Jabalí”, “La cartera de Marina”, etc.).

Se hallaba con su mujer, al comenzar la guerra, en Barcelona, donde el 17 de julio estrenó en el Poliorama la que iba a ser su última comedia, “La tonta del rizo”, con la compañía de Arturo Serrano e Isabelita Garcés. Pronto comenzó despiadada persecución contra él. En A B C del 25 de julio se leía: Por algo se empieza. Muñoz Seca, declarado cesante. Los famosos actores Irene López Heredia y Mariano Asquerino, también en Barcelona, tratan de amparar al matrimonio acomodándolo en la pensión “Claris” de la vía Layetana, hasta que en la tarde del 29 entra una partida de milicianos, Capitaneados por el actor Avelino Nieto, se lo llevan a la Jefatura de Policía y de allí a Madrid por Valencia, con su esposa, pero en conducción ordinaria.

El 6 de agosto ingresa en la cárcel de San Antón, en la que según Cortés Cabanillas fue acaso el preso más relevante y admirado, a la vez que uno de los más vejados y maltratados. Allí encuentra a sabios Agustinos, como el Padre Zarco, el escritor Julián Cortés Cabanillas, a los actores Ricardo Calvo y Guillermo Marín. Pelan patatas, limpian lentejas, rezan el rosario, forman inacabables tertulias, comparten su fe en el triunfo y cuando lo permite la vigilancia miliciana recitan poesías patrióticas -hoy ignoradas de nuestras juventudes-, la “Marcha Triunfal”, de Ruben Darío; “El Divino Impaciente”, “En Flandes se ha puesto el sol”, con aquella sentencia tremenda de Marquina: - “¡Por España! y el que quiera defenderla, honrado muera; y el que, traidor, la abandone, ni en la tierra santa cobijo, ni una cruz en sus despojos, ni las manos de un buen hijo para cerrarle los ojos!”. Hizo gran amistad con los Hermanos de San Juan de Dios, y en un momento de humor que nunca le faltaba, escribió en la gramática inglesa en que estudiaba un novicio: - “Querido Román Martín: más que estudiar el latín debes estudiar inglés, que en este mundo, ya ves, el latín tiene mal fin”.

Con harta asiduidad recibía la visita, con aire de protección de un tal Pedro Luis de Gálvez, casado con la actriz Carmen Sanz, seudo poeta, más siniestro que grotesco, y al decir de Cortés Cabanillas rufianesco, aventurero de la peor calaña, sucio de cuerpo y de alma, personaje tan abyecto que para sacar dinero a los conocidos, llevó envuelto en periódicos a un hijito recién fallecido al café de Fornos, poniéndolo sobre una mesa. El desdichado hampón halló su hora en los medios revolucionarios y sin pertenecer a partido alguno, como tuerto en tierra de ciegos, se hizo capitán de milicianos, luego Comandante de Carabineros, tenía automóvil con chófer y siempre en la retaguardia y ebrio, estaba presente en los episodios más tenebrosos y sangrientos, fusilamientos, asalto a la cárcel Modelo, selección de presos para las sacas. “Capitán Saltatumbas”, le llamaba Antonio Paso, quien valiéndose de este tipo, llevando a la mano a su hijo Alfonso, y acompañado también de cierta peluquera amiga de Gálvez (a la que había hecho Alférez de Carabineros, con uniforme, correaje y documentación), consiguió visitar en San Antón a Muñoz Seca, interesándose por su suerte. Al despedirse, advirtió el seudo poeta a los milicianos, refiriéndose a don Pedro: -¡Cuidármelo! ¡A éste no lo mata nadie más que yo! ¿Verdad Pedro?; a lo que el interesado respondió irónico: -Honradísimo, Gálvez, honradísimo. Antonio Paso, encarándose con el rufián, le anunció: -Si algo le pasa a Muñoz Seca tú tendrás la culpa y lo pagarás muy caro. Muñoz Seca abrigaba cierta esperanza en la ayuda del miserable en caso de extrema necesidad, pero en los días inmediatos al 27 de noviembre, ni apareció por la prisión, ni fue posible localizarlo.



Las últimas “sacas”



De la prisión de Ventas sacan el mismo día 28 otra expedición y una más de la de San Antón el día 29, en la que forman entre otros, el Abogado, José M.ª del Sol Jaquotot y sus hijos estudiantes José M.ª y Luis, de 20 y 18 años, y Arturo Soria, creador de la Ciudad Lineal. Y se prosigue al día siguiente 30 con otra enorme saca de más de 250 presos, en la que sucumbe la flor de la provincia agustiniana de Castilla, encabezados por el M. I. P. Mariano Revilla, Asistente General, y 51 religiosos, de ellos 25 Padres, 20 estudiantes o novicios y 6 hermanos. De los primeros, 5 eran Académicos de la Real de la Historia y 17 Profesores de Universidad. Marcharon con extraordinario fervor, ejemplarizados por el Padre Asistente General. Con ellos fueron otros 7 religiosos de San Juan de Dios, entre los cuales los Padres Diego de Cádiz García y Román Toncada, Secretario General y Vice-Rector respectivamente, quienes en emocionante acto de catacumbas confirieron la profesión “in artículo mortis” a sus novicios. Y también un hombre modesto y bueno, Agustín García Fuentes, portero de la casa en que vivió don José Calvo Sotelo (Velázquez, 89). En la cárcel de Ventas, nueva y numerosa saca el mismo día 30.

Así concluye el trágico noviembre, mas no el diario drama de las sacas carcelarias, prolongadas durante los cuatro días primeros de diciembre. De San Antón las hallamos en los cuatro expresados días, si bien más reducidas en número de víctimas, y de la de Ventas otra expedición con 64 mártires el día 2 y otra, la última en esta cárcel, el día 3, con 60 presos.

Pero de donde obtienen más sangre mártir en estos días es de la cárcel de Porlier, en la que no interrumpen su tarea los chequistas, enviando a las zanjas de Paracuellos nuevos presos los días 1 y 2 y más aún el 3, entre cuya noche y la mañana del 4 salieron las tres últimas expediciones del magno genocidio. Las dos primeras -a las 2 y las 5 de la madrugada- cayeron en Paracuellos, en tanto que la tercera, a las 7,30, por la gracia de Dios llegó salva, aunque con sobresaltos, a la prisión de Alcalá de Henares.

El instrumento de que se valió el designio divino para poner fin a tan prolongado martirio lo fue el antes citado Melchor Rodríguez, quizá sin sospecharlo él mismo, realizando el milagro de acabar con el río de sangre que a diario empapaba la arena de lo que ya era CAMPOSANTO DE MÁRTIRES.



Síntesis del gran holocausto



¿Cuántas víctimas reposan en este lugar? En ningún tiempo será posible señalar cifras exactas, por las razones apuntadas al comienzo de este trabajo, mas no será difícil obtener número aproximado, con nombres, fechas y procedencias. Por ahora me atrevo a afirmar que el número de sepultados en Paracuellos, incluidos los llevados de Boadilla del Monte, Ribas-Vaciamadrid, los 414 de Torrejón de Ardoz y de otros lugares próximos (excluyendo los 800 del cementerio de Aravaca) superan con mucho las cifras señaladas por ciertas monografías recientes, si bien no tan elevadas como las que nosotros hemos utilizado a veces. El número de OCHO MIL TRESCIENTOS CINCUENTA Y CUATRO mártires que expresa el Archivero-Historiador de la Real Academia de la Historia, Arsenio de Izaga en su importantísima obra Los presos de Madrid (Madrid 1940), puede ser el más aproximado hasta ahora.

Las zanjas en que se sepultaron tantos miles de mártires eran descomunales, terroríficas, sin precedentes ni comparación con cualquier otro episodio de la Cruzada. Siete en total, la mayor la n.º 4 (mártires del 9 y 24 noviembre y otros desconocidos) con 160 X 4 m.; la n.º 6 (mártires del 3 y 4 diciembre y otros desconocidos), tiene 120 X 8 m.; la n.º 5 (mártires del 28, 29 y 30 noviembre) 80 X 8 m.

Tal es, en síntesis, la historia trágica y gloriosa de los Mártires de Paracuellos de Jarama, el más grandioso holocausto católico de todos los tiempos en España, uno de los mayores de la historia de la Iglesia Universal. Inicua y gigantesca carnicería de hombres inermes, indefensos, plenos de espíritu cristiano y patriótico, para la que los responsables no se preocuparon siquiera de buscar pretexto y en la que desde luego no hubo la más mínima participación popular, como tampoco la hubo en las matanzas generales que antes hemos referido. El pueblo de Madrid ignoró los hechos hasta que concluida la guerra se supo la verdad con todo su horror y toda su grandeza. Todo estaba perfecta, diabólicamente dispuesto por los órganos de poder, desde el Ministerio de la Gobernación a la Dirección General de Seguridad y desde la Junta de Defensa a su Delegado de Orden Público. Las órdenes y listas de salida de las prisiones, la conducción de los presos en autobuses de la Empresa Municipal o en camiones de servicio oficial, la apertura de zanjas, los piquetes preparados con abundancia de armas y de municiones, todo estaba previsto y ordenado de antemano, sin que nadie desde el poder se opusiera, cuando más tarde se demostró que un solo Delegado de Prisiones, por sí mismo, pudo poner fin en un instante al inmenso crimen contra el Derecho de Gentes.

El precipitado Arsenio de Izaga, que convivió en prisión con los mártires, escribió a propósito de Paracuellos: “Cuadro espantoso aquel cuadro... espectáculo escalofriante el terrible piquete de forajidos que disparaba sus fusiles o sus ametralladoras sobre unos hombres de bien de toda profesión, de toda categoría y de toda edad. sacerdotes y seglares, militares y paisanos, ricos y pobres, patronos y obreros, desde los que habían pasado los dinteles de la ancianidad hasta los que apenas habían salido de la niñez, mientras sus compañeros de infortunio, hacinados sobre los vehículos o apelotonados a la vera del camino, esperaban el turno fatal y contemplaban indefensos el suplicio que poco después iban a sufrir”....“Yo que conocí el temple de sus pechos, lo adiviné cuando vi que salían de la prisión con el resplandor de los elegidos... Ninguno renegó de sus convicciones religiosas y patrióticas. Ninguno dio la más leve prueba de vacilación ni de flaqueza. Todos se negaron a prestar adhesión al régimen que los estaba envileciendo, a pesar de que se les ofrecía como único medio de salvarse. Todos se animaban entre sí, y oponían a las blasfemas imprecaciones de sus verdugos, su fe de creyentes y su altivez de españoles. Todos recibían la helada caricia de las balas como el galardón eterno que el Cielo les tenía prometido y el beso que la Patria imprimía en sus frentes de Cruzados. Y no se había extinguido el eco de la última descarga, cuando aún resonaba en el espacio su vibrante grito, ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!.”



Gloriosa memoria de los Mártires de Paracuellos y de la Cruzada



Concluida la guerra los mártires de Paracuellos recibieron durante muchos años el testimonio de devoción de los madrileños y de las altas representaciones de la Iglesia y del Estado. Así por ejemplo en 5 de octubre de 1941 el Obispo Eijo Garay bendecía la Capilla provisional del Camposanto, celebraba la Santa Misa y dirigía emocionadas palabras a los fieles; el 15 de octubre del año siguiente, el Regimiento de Caballería núm. 1 de Alcalá de Henares, con el General de la 1.ª Brigada y su Coronel al frente, rendía tributo a los Mártires, al decir del Coronel, “-Con una plegaria como cristianos y honores con las armas como militares”; y el Consejo Diocesano de Jóvenes de A. C. organizaba en Paracuellos el 25 de noviembre de 1951 un gran acto nacional de fidelidad a los Mártires.

Mas hemos visto cómo, a partir de los años sesenta. el silencio y el olvido de quienes más obligados están hacia los Mártires ha caído sobre su memoria y sobre la tierra que cubre sus sagrados restos, como si jamás hubieran existido, en el tiempo en que se deterioran los valores por los que aquellos murieron, se padece confusión religiosa y se degrada la moral pública y privada. Tan sólo la Hermandad de Ntra. Sra. de los Caídos de Paracuellos de Jarama mantiene su devoción a estos Mártires.

No pretendo entrar en el análisis de las causas, pero me atrevo a pensar que la señal de restauración de la Iglesia y de España vendrá dada por la renovación de la santa memoria de estos Mártires y de todos los de la Cruzada, es decir, cuando nuestra superior Jerarquía eclesiástica llegue al Camposanto de Paracuellos, como lo hiciera el Doctor Eijo Garay, y después de besar su tierra mil veces santa, celebre solemnes Oficios a la mayor gloria de aquellos elegidos de Dios, y cuando los altos dignatarios de la Nación rindan de nuevo homenaje a los héroes que allí reposan.

Un rayo de esperanza hallamos en la reciente declaración martirial de las tres Carmelitas de Guadalajara, cuya beatificación solemne se anuncia para el 29 de marzo en Roma, si es que a continuación se prosiguen las Causas de tantos miles de Mártires de la Cruzada, cuyos méritos no son inferiores a los de aquellas santas religiosas. En tanto, y cuando más oscuro contemplamos el horizonte, encomendémonos a esta gloriosa constelación de los Mártires, ellos son nuestros mejores aliados en el Cielo, de donde procede todo poder, y el suyo de intercesores de la divina gracia es tan grande como lo fuera su sacrificio.

sábado, 24 de octubre de 2009

La leyenda de La Cava y la pérdida de España

DON jULIÁN (o Yulián, Olbán, Urbán o Urbano) Noble visigodo que, según la leyenda, facilitó la invasión musulmana de la península Ibérica con su traición (siglo VIII). Su identidad real permanece envuelta en el misterio, pues ni siquiera se sabe si era godo, bizantino o beréber. Parece que era un hombre de confianza de Vitiza (penúltimo de los reyes godos), a cuyos hijos acogió al morir aquél, en sus dominios de la provincia norteafricana de Tingitania (710).
Posteriormente, y ante la presión de los musulmanes sobre la plaza de Ceuta, parece que llegó a un entendimiento con los jefes de éstos, Musa ibn Nusair y Tariq ben Ziyad; en esa colaboración pudo tener un papel importante la pertenencia de don Julián al «partido vitizano», que aspiraba a poner en el Trono visigodo a los hijos de Vitiza en lugar del recién electo don Rodrigo (dicho partido representaría la opción de los hispanos «colaboracionistas» con la dominación musulmana, frente a los «antivitizanos» refugiados en Asturias); según otras versiones, el conde se pasó al bando musulmán por deseos de venganza contra el rey Rodrigo, que había deshonrado a su hija, La Caba.
Sea como sea, don Julián cruzó el Estrecho encabezando una expedición mixta de vitizanos y musulmanes, que probablemente fue derrotada por las huestes de Rodrigo; y poco después acompañó a la expedición de Tariq que conquistó la Península y acabó con el reino visigodo (711).
Las crónicas cristianas posteriores se harían eco de esta traición atribuyéndola a un supuesto lío de faldas de Don Rodrígo con la hija del conde Julián, la Caba ; hecho del que también tomarían las fuentes musulmanas (pues al parecer Caba derivaría de una palabra árabe que quiere decir "prostituta"). La Caba o Cava fue violada por el Rey Roderic (don Rodriguo) , que a la postre se negaría a pasar por el altar para reparar la afrenta. A partir de ahí su padre buscaría venganza aún a costa de la pérdida de un Reino.
El Romancero castellano refleja esta traición y estos amoríos con singular encanto:
Romance del rey don Rodrigo
En Ceuta está don Julián,
en Ceuta la bien nombrada;
para las partes de aliende
quiere enviar su embajada.
Moro viejo la escribía
5
y el conde se la notaba;
después de haberla escrito
al moro luego matara.
Embajada es de dolor,
dolor para toda España;
10
las cartas van al rey moro
en las cuales le juraba
que si le daba aparejo
le dará por suya España.
España, España, ¡ay de ti!
15
en el mundo tan nombrada,
la mejor de las partidas,
la mejor y más ufana,
donde nace el fino oro
y la plata no faltaba,
20
dotada de hermosura
y en proezas extremada;
por un perverso traidor
toda eres abrasada,
todas tus ricas ciudades
25
con su gente tan galana
las domeñan hoy los moros
por nuestra culpa malvada,
si no fueran las Asturias,
por ser la tierra tan brava.
30
El triste rey don Rodrigo,
el que entonces te mandaba,
viendo sus reinos perdidos,
sale a la campal batalla,
el cual en grave dolor
35
enseña su fuerza brava;
mas tantos eran los moros
que han vencido la batalla.
No parece el rey Rodrigo,
ni nadie sabe do estaba.
40
¡Maldito de ti, don Oppas,
traidor y de mala andanza!
En esta negra conseja
uno a otro se ayudaba.
¡Oh dolor sobremanera!
45
¡Oh, cosa nunca pensada!,
que por sola una doncella,
la cual Cava se llamaba,
causen estos dos traidores
que España sea domeñada,
50
y perdido el rey señor,
sin nunca de él saber nada.
ROMANCE DE LA CAVA
Amores trata Rodrigo,
descubierto ha su cuidado;
a la Cava se lo dice
de quien anda enamorado;
-Mira, Cava; mira, Cava;
5
mira, Cava, que te hablo;
darte he yo mi corazón
y estaría a tu mandado.
La Cava, como es discreta,
a burlas lo habla echado;
10
respondió muy mesurada
y el gesto muy abajado:
-Como lo dice tu alteza,
debe estar de mí burlando;
no me lo mande tu alteza,
15
que perdería gran ditado.
Don Rodrigo le responde
que conceda en lo rogado.
Ella hincada de rodillas,
él estala enamorando;
20
sacándole está aradores
de las sus jarifas manos.
Fuese el rey dormir la siesta,
por la Cava había enviado;
cumplió el rey su voluntad
25
más por fuerza que por grado,
por lo cual se perdió España
por aquel tan gran pecado.
La malvada de la Cava
a su padre lo ha contado.
30
Don Julián, que es traidor,
con los moros se ha concertado
que destruyen España
por le haber así injuriado.