jueves, 16 de diciembre de 2010

LAS DOCE EN PUNTO Y SERENO

Hace ya bastantes años desaparecieron de las calles de nuestras ciudades los serenos, siempre prontos y dispuestos a acudir a la llamada de los vecinos que volvían a casa de noche.





El típico sereno era asturiano, concretamente de la zona de Cangas del Narcea, y solía cubrirse con una pequeña gorra, llevaba un voluminoso manojo de grandes llaves —como eran antes las de los portales— y un chuzo, una especie de bastón o palo grueso terminado en punta de hierro. Cuando golpeaban con él los adoquines o baldosas de la calle, el chuzo hacía salir chispas. Esa era su arma intimidatoria, que también servía de defensa en el caso de que alguien les atacara o pretendiera robarles.

Uno de sus cometidos consistía en cantar las horas a intervalos de quince minutos, lo que suponía un total de cuatro veces a la hora. Como no siempre llevaban reloj, el tiempo aproximado a veces lo medían caminando cuarenta o cincuenta pasos, y entonaban de nuevo su cantinela: “¡Las doce en punto y sereno!”

El sereno fué uno de los oficios mas emblemáticos de los barrios de España y Latinoamérica , aunque no en todos los lugares tenía las mismas responsabilidades . En España fué el encargado durante decadas de encender las farolas con la caída de la noche , y vigilar las calles mientras la noche durase . Así mismo , tambien tenía en su poder las llaves de todos los portales para quien la necesitara durante la noche . Este oficio se perdió con la llegada de los porteros automáticos , aunque en los últimos años se ha intentado recuperar en varias ciudades españolas como Gijón y Murcia .               

1 comentario:

inisfree dijo...

Bonito recuerdo del pasado. Nos retrotrae a una España ya lejana, olvidada, pero, en muchos aspectos, mejor que la de hoy. Nostálgico recuerdo del pasado.