martes, 21 de diciembre de 2010

Leyla y la Fortaleza de Magacela


Los cristianos alcanzaban ya la frontera del río Guadiana . Desde las torres del castillo de Ahmed-ben-Alí podían verse los pendones del Reino de León y aún podían distinguirse los brillos y resplandores de los escudos y armaduras de aquellos fieros soldados . Los leoneses ya habían tomado Albalá ; los zamoranos , Aljucén ; y los asturianos no habían pasado de Alcuéscar . Pero , allá por el siglo XIII , las tropas mandadas por el Maestre de Alcántara , don Arias Pérez , se aprestaban a cruzar el río y a instalar sus reales en el campo que hoy se llama de La Serena . El moro Ben-Alí admiraba con tristeza las numerosas tropas cristianas , y en su fuero interno , bien seguro estaba de no poder resistir el empuje de los leoneses . Emplazado en una almena de la fortaleza , el jefe moro obsevaba los movimientos de los ejércitos enemigos y veía  , con lástima , como uno tras otro iban cayendo todos los castillos de sus parientes y amigos . Mas antes de rendir el castillo , Ben-Alí estaba dispuesto a dejarse la vida en el campo de batalla . "Antes muerto que esclavo:antes muerto que vencido" , se decía mientras ordenaba a todos sus vasallos que colocaran los arneses a sus cabalgaduras , que afilasen sus cimitarras y que hicieran sonar los timbales de la guerra. Cuando todo estuvo listo para la batalla , Ben-Alí hizo llamar a su hija Leyla  y la dijo --"Leyla , he de marchar a la batalla sin saber si he de regresar . Te encomiendo que defiendas el castillo como si de tu propia vida se tratara , y dejo aquí cuarenta hombres , los mejores que tengo . Que Alá esté contigo".--. Y diciendo esto , salió por la puerta de la fortaleza seguido de los abanderados , los clarines , los timbales de guerra , y ciento veinte soldados armados hasta los dientes. No hubo lugar , porque la enseña de la Cruz de Alcántara venía guarnecida por tres mil cristianos vestidos de punta en blanco , con sus corazas , sus escudos y sus aceros toledanos . Las riberas del Guadiana se tiñeron de sangre y allí perecieron todos los moros , que inflamados de ardor guerrero , habían partido aquella mañana en busca de la muerte y la gloria . Los cristianos , mientras estaban retirando los cadáveres sarracenos , dieron con Ben-Alí , muerto y cruzado por cuarenta saetas . Don Arias Pérez ordenó que se le cortara la cabeza y se le sacaran los ojos , y después que se verificó la muerte , mandó que cuatro esclavos moros llevaran el cuerpo del moro a la fortaleza : toda su intención era desmoralizar a los pocos guerreros que hubieran quedado en el castillo . Cuando Leyla recibió los despojos de su padre , comenzó a llorar y recordó las palabras de su progenitor , y ordenó a sus guardias que aprestasen todo para la defensa del castillo . No tardaron en llegar las huestes leonesas , y al cabo de unos días , la fortaleza y Leyla estaban padeciendo el asedio cristiano . El Maestre de Alcántara no podía soportar la inactividad y no esperaba  que los moros se rindieran tan fácilmente . Una y otra vez atacaba las murallas , pero los hombres del castillo se defendían con vigor . Don Arias podía ver la figura de un guerrero vestido con sedas y joyas , que animaba a sus soldados con la furia de un titán y blandía la cimitarra como si del mismo Almanzor se tratase . Corrieron los días , pero el castillo no se entregaba . Desesperado , don Arias arengó a sus tropas y les dijo que de ese año de 1229 no pasaba la conquista de aquél bastió . Los soldados comprendieron perfectamente las palabras de su capitán , porque tal día no era otro que el 31 de diciembre de 1229 , y por tanto , no había plazo : la fortaleza habría de caer esa misma noche . El Maestre ideó una añagaza y ordenó que todos los caballeros , a lomos de sus corceles , tomaran antorchas y se acercaran por un extremo al castillo : mientras , amparados en la oscuridad , los infantes asaltarían la muralla por el otro lado . Así se hizo , como mandó don Arias : los jinetes formaron hilera y se acercaron cautelosamente a las torres...cuando los moros descubrieron las luces , los cuarenta guardias que quedaban se fueron a proteger aquel flanco , al tiempo que los infantes cristianos entraban sin resistencia por el opuesto. La toma del castillo fué rapida y contundente , porque todos los moros fuerom degollados o muertos a espada en aquella defensa . Los cristianos abrieron las puertas y don Arias pudo entrar en la ansiada fortaleza . Leyla había oído el clamor de sus hombres , pero segura de la derrota , no quiso abandonar su alcoba y continuó con la cena que una esclava suya le había aderezado .Desde sus salas podía escuchar las espuelas de los cristianos y también pudo escuchar a don Arias , que gritaba : --"Buscad al guerrero que mandaba el castillo , buscadlo"--. Estaban ya muy cerca de la alcoba donde cenaba Leyla y ésta podía distinguir claramente las voces de los cristianos , revolviendolo todo y convirtiendo el castillo en despojos del reino musulmán . Ordenó a su sirvienta que le trajera las armas y los vestidos de guerra , y se aprestó para la última batalla . Cuando estuvo preparada , tomó su daga y la enterró en su corazón . La sangre brotó´tiñendo de rojo las sedas y el oro . ---"Amarga cena"-- dijo al morir . Cuando don Arias irrumpió en la sala , pudo ver al "guerrero" que yacía muerto en el suelo , y una joven sirvienta que lloraba a su lado . Ordenó que nadie profanara su tumba , que tomaran el cuerpo de Leyla y que los doce caballeros mas fuertes de su tropa velaran el cadaver hasta el amanecer , y que después lo enterrarían. Los lugareños afirman que el nombre de Magacela , en la actual provincia de Badajoz , se debe a las ultimas palabras de Leyla : "Amarga cena".

viernes, 17 de diciembre de 2010

Orden Militar de Alcàntara


Esta cruz de sinople flordelisada es la insignia de la orden de Alcántara, fundada hacia el año 1156.
En 1218 trasladó su sede a la ciudad de Alcántara, en Extremadura.
Tuvo especial importancia en la reconquista de esta región.




Fue fundada como Cofradía de Armas en 1156 por varios caballeros de Salamanca a cuyo frente figuraba don Suero Fernández Barrientos, que lucharon denodadamente contra los moros en la fortaleza de San Julián del Pereiro. Fue confirmada por el Papa Alejandro III en calidad de Orden de Caballería. En sus comienzos se llamó Orden de San Julián del Pereiro. Adoptó la regla del Císter y fue enriquecida por el Rey Fernando II de Castilla. El Papa Lucio III la puso bajo la custodia directa de la Santa Sede, obligándose la Orden a la defensa de la fe y a la guerra perpetua contra los moros. Vestían túnica de lana blanca muy larga y capa negra, que sustituían por un manto blanco en las ceremonias, adoptando como blasón un peral silvestre con las raices descubiertas y sin hojas sobre campo de oro. Ningún caballero podía recibir los sacramentos sin el manto blanco, que también lo usaban como sudario.

Cuando había paz o tregua, los caballeros permanecían dentro del convento, que desde 1213 tuvo su sede en la villa de Alcántara, de la que tomó el nombre; se la había donado el Rey Alfonso IX de Castilla. En 1494 fue incorporada a la Corona como todas las demás. En 1546 se autorizó el casamiento de los caballeros, que sustituyeron el voto de castidad por el de defender el dogma de la Inmaculada Concepción.

Hasta la ocupación de los franceses em 1808 poseyó la Orden 35 comendadurías con 53 villas y aldeas, dos conventos de comendadores y un colegio en Salamanca fundado en 1552 por Felipe II cuando era Príncipe.

La República suprimió esta Orden en 1873, pero el Rey Don Alfonso XII la restauró. Sus dignidades son Gran Maestre, que al igual que en las otras Ordenes lo es el Rey, Comendador Mayor, Clavero, Gobernador eclesiástico del priorato del sacro convento, y los priores de Mazarela, Zalamea y Rollan

La villa de Alcántara y sus alrededores alcanzó gran prosperidad bajo el gobierno de los Maestres. Tenían fábricas de paños, de sayales, de jergas y de lienzos. El comercio se hacía por Lisboa sirviéndose de grandes barcas y veleras, exportando curtidos, calzado, lienzos, granos, ganados, vinos, etc.

Como destacados hechos de armas diremos que sabedores los caballeros de Alcántara de que Alfonso VIII preparaba una acometida en la Extremadura musulmana, ofrecieron sus servicios al Rey y fueron aceptados, llevando triunfalmente el pendón de Castilla hasta las playas de Algeciras. El Rey encomendó a los caballeros la guarda de Trujillo, donde fundaron un convento, y el mismo Alfonso VIII les donó la villa de Ronda. La toma del castillo de Almeida, efectuada con auxilio de los caballeros de Santiago, es también un hecho notable. En 1221 el Maestre don Nuño Fernández habiendo recibido el pendón de manos del Rey en Ciudad Rodrigo, reunió un gran número de caballeros y cayó sobre Valencia de Alcántara adueñandose de ella. También se distinguieron en la toma de Badajoz. El Maestre don Arias Pérez recobró de los moros la ciudad de Trujillo y las plazas de Magacela y Zalamea, y en una segunda campaña de Medellín.

Al Maestre don Alonso de Monroy se deben desgraciadamente las guerras entre cristianos que sostuvieron León y Extremadura en el siglo XV. Su participación en la toma de Granada fue el último hecho de armas de los caballeros de Alcántara como Orden independiente, si bien tuvieron muchas otras ocasiones de distinguirse, en cuantas ocasiones tuvo España que enfrentarse a sus enemigos, así como los de Calatrava y Santiago.

Quienes pretenden el ingreso en esta corporación han de probar en sus cuatro primeros apellidos ser hijodalgo a fuero de España, y no de privilegio, con escudo de armas, de acreditación fehaciente, también por las cuatro líneas, y ser descendiente de casa solar él, su padre, madre y abuelos, sin haber tenido ninguno de ellos oficios viles, mecánicos o industriales.





jueves, 16 de diciembre de 2010

LAS DOCE EN PUNTO Y SERENO

Hace ya bastantes años desaparecieron de las calles de nuestras ciudades los serenos, siempre prontos y dispuestos a acudir a la llamada de los vecinos que volvían a casa de noche.





El típico sereno era asturiano, concretamente de la zona de Cangas del Narcea, y solía cubrirse con una pequeña gorra, llevaba un voluminoso manojo de grandes llaves —como eran antes las de los portales— y un chuzo, una especie de bastón o palo grueso terminado en punta de hierro. Cuando golpeaban con él los adoquines o baldosas de la calle, el chuzo hacía salir chispas. Esa era su arma intimidatoria, que también servía de defensa en el caso de que alguien les atacara o pretendiera robarles.

Uno de sus cometidos consistía en cantar las horas a intervalos de quince minutos, lo que suponía un total de cuatro veces a la hora. Como no siempre llevaban reloj, el tiempo aproximado a veces lo medían caminando cuarenta o cincuenta pasos, y entonaban de nuevo su cantinela: “¡Las doce en punto y sereno!”

El sereno fué uno de los oficios mas emblemáticos de los barrios de España y Latinoamérica , aunque no en todos los lugares tenía las mismas responsabilidades . En España fué el encargado durante decadas de encender las farolas con la caída de la noche , y vigilar las calles mientras la noche durase . Así mismo , tambien tenía en su poder las llaves de todos los portales para quien la necesitara durante la noche . Este oficio se perdió con la llegada de los porteros automáticos , aunque en los últimos años se ha intentado recuperar en varias ciudades españolas como Gijón y Murcia .               

lunes, 6 de diciembre de 2010

Cuatro estudiantes en Salamanca

La hermosa ciudad de Salamanca tiene tantos encantos que cualquier elogio que de ella se dijera quedaría corto y vulgar . Aunque su Universidad tiene mucha fama , los doctos profesores que enseñan allí suelen repetir algunos dichos y refranes bien conocidos : "Quod natura non dat , Salmantica non praestat" (Lo que no da la naturaleza , no lo presta Salamanca) , y este otro "Quien va burro a Salamanca , de Salamanca vuelve burro" . Y así es en efecto : que no todos los que pasan por aquellas aulas aprovechan sus enseñanzas Allí impartió clases de Teología Fray Luis de León , quien después de salir de su injusta prisión , volvió a su aula y comenzó la lección del siguiente modo : "Deciamos ayer....". En fin , Salamanca es mucho más que su Universidad y a cada paso pueden encontrarse maravillas arquitectónicas y rincones deliciosos que encantan a los viajeros . Además de la catedral , de la prodigiosa fachada de la Universidad , de los innumerables palacios y de las tortuosas calles del barrio viejo , los curiosos visitantes suelen admirar el llamado Jardín de Melibea , donde , según se dice , tuvieron sus romanticos encuentros los dos amantes de la obra de Fernando de Rojas . La casa de las Conchas atrae también las miradas del paseante y no faltará quien le diga que bajo una de esas conchas se encuentra un tesoro . Como no podía ser menos , Salamanca también cuenta con un buen surtido de leyendas . A continuación se da noticia de una muy popular entre los estudiantes . Hace mucho tiempo , quizás antes de que el doctor Diego de Torres Villaroel escandalizara la ciudad con sus extravagancias , llegaron a Salamanca cuatro jovenes con el ánimo de inscribirse en la Universidad y cursar letras . Carlos , Guillermo , Francisco y José , que así se llamaban , venían pensando por el camino donde dormirían aquella noche , pues no conocían la ciudad y temían que les engañaran en el precio . Los cuatro amigos llegaron a la Plaza Mayor y aún no habían visto posada ni figón que se acomodara a su escaso bolsillo . Siguieron por la Rúa y llegaron a la Catedral , pero en ningún lugar hallaban acomodo : o bien las posadas eran muy caras o bien otros estudiantes se les habían adelantado . Llegaba la noche y el frío helaba los huesos de los cuatro jovenes . De modo que se resolvieron a entrar en el primer lugar que encontraran , aunque fuese pajar o porqueriza . En esto , una mujer anciana que salía de la Catedral se les acerco y les preguntó si tenían donde dormir aquella noche . Los muchachos contestaron que no , y el más joven de ellos , José , aseguró que daría un ojo y siete años de su vida por dormir aquella noche bajo techo . La mujer les enseñó su casa y a los cuatro estudiantes les pareció bién. --Pero habéis de saber , hijos míos , que a veces se oyen ruidos y gemidos , como si hubiera almas en pena . Mas si os quedáis , os cobraré la mitad ---. Convinieron los muchachos y se hizo el trato . Los jovenes no creían rn los espíritus y tachaban de supersticiosos ignorantes a los aldeanos que hablaban de fantasmas y almas en pena . De modo que acostándose cada cual en su cama , se quedaron dormidos profundamente . Pero llegada la medianoche , se despertaron sobresaltados ; pudieron oír con claridad el sonido de unas cadenas que se arrastraban por el corredor ; las tablas del suelo crujían : el candil que lúgubremente iluminaba la estancia palpitaba como si el viento de la muerte rondara en aquella sala ; ciertos gemidos , como los de una niña que llora , sobrecogieron a los jovenes ; y una respiración honda , como la que tienen los tuberculosos , amenazaba tras la puerta . Los cuatro muchachos se apiñaron en un extremo de la alcoba , temerosos y atenazados por el miedo . De pronto , la respiración pareció entrar en la sala y una neblina verde se deslizó bajo la puerta . Una voz profunda , como la que aseguran que se oye en los cementerios , habló y dijo : ---No temáis . Solo soy un alma en pena . Yo forcé a una niña de diecisiete años y la degollé...y la arrojé al pozo del patio ....!Sacadla de allí! !Sacadla de allí! Y con el tesoro que hallaréis , mandad decir 700 misas por mi alma.

Quedaron sobrecogidos los muchachos , pero al poco todos los ruidos habían cesado y la casa quedó en paz . Asomóse Guillermo por la ventana y vio que tal como había dicho el espiritú , había un pozo en el patio . No tardaron mucho los cuatro estudiantes en bajar a la cocina y llamaron a la mujer para contarle lo sucedido , pero por ningún lugar pudieron encontrarla . Decididos y curiosos como eran , salieron al patio y tomaron unas cuerdas con las que pudieran bajar al pozo . Carlos y Francisco , que eran osados y valintes , descendieron y comprobaron que , efectivamente , allí reposaban los huesos de una persona . Creyeron entonces a pies juntillas lo que les había dicho el espíritu y corrieron a dar aviso al Obispo . Éste les dijo que aunque había oído hablar de aquel fantasma , él nunca había querido darle verosimilitud , pero que accedía a enterrar aquellos huesos en la iglesia , tal y como los jovenes pedían . De vuelta a la casa , los jovenes quisieron descansar pero cuando Francisco fue a abrir un armario para coger una manta , halló un cofre con un inmenso tesoro . Y en esto vieron que el fantasma no les había engañado . Al día siguiente concertaron las setecientas misas por el alma del asesino y repartieron lo sobrante entre ellos , viviendo en la mayor felicidad durante su estancia en la ciudad de Salamanca . Se ha de decir que todos completaron sus estudios con gran provecho y que todos siguieron el camino de sus vidas con felicidad y alegría , salvo uno . El mas joven de todos , José , perdió la vista del ojo derecho , con lo cual aprendió a no jurar en vano , y durante siete años sufrió grandes penurias y se vió pobre y miserable vagando por las calles , hasta que al fin fue perdonado y vivió feliz el resto de sus días.