jueves, 23 de septiembre de 2010

Diego Marsilla e Isabel de Segura , "Los amantes de Teruel"

Mi nombre es Diego Marsilla , y cuna Teruel me dió....(JUAN EUGENIO DE HARTZENBUSCH)








Por aquellos años la ciudad de Teruel gozaba de alguna paz y sosiego , tras haber sido arrasada por los moros , que derribaron puentes , abrasaron cosechas y pasaron a cuchillo a muchos pacíficos habitantes . Con empeño y tesón lograron los turolenses levantar de nuevo sus casas , reunir los ganados y sembrar nuevos frutos . Los mercados volvían entonces a reunir a gentes de Montalbán , de Albarracín y de otros mil lugares cercanos ; la plaza se veía colorida de frutas y verduras , se pregonaban los vinos y el queso , los pastores traían sus corderos y terneros , los juglares cantaban , tañían sus laúdes y hacian jerigonzas , todo era algarabíá y trajín en la ciudad . También en la tahona el panadero horneaba las hogazas , y hacía aspavientos porque Diego e Isabel andaban tras algunas golosinas recién salidas del horno. --!Dichosos rapaces! -decía-. !Que no pueda uno estar a la labor sin que tenga que vigilar vuestros enredos!--. Era Diego , el hijo del panadero y la pequeña Isabel , la primogénita de don Pedro Segura , un noble acaudalado de la ciudad . Como fuera que los dos niños habían trabado amistad , los padres de ambos dejaron correr el tiempo , que en juegos de niños nunca ha habido peligro ninguno y no han de hacerse diferencias en esas edades tempranas . Pero , he aquí , que entre juego y juego los dos niños fueron creciendo , y creció también el afecto que se tenían , de modo que lo que fueron saltos , risas y revuelos , se convirtió con el paso de los años , en profundo y sincero amor . Don Pedro y Doña Margarita , los padres de Isabel , veían con preocupación a los dos jovenes en el jardín , tomados de las manos y entretenidos en las dulces palabras de los enamorados . --!¿Como ha de ser?! - decía don Pedro - .Los muchachos se quieren , no hay más que verlo , pero Diego es hijo del panadero , no tiene nombre , ni fortuna ni posición . Isabel tiene ya edad de tomar esposo , mas....!Mi pequeña Isabel , mujer del panadero! !NO! . En aquel tiempo se supo que el caballero don Rodrigo de Azagra , noble y acaudalado señor , haba comprado casa en Teruel , donde pensaba tomar esposa y afincarse definitivamente , después de una vida guerrera y curtida en mil batallas . Este don Rodrigo tenía ya años pero conservaba el porte y la dignidad que le habían otorgado numerosos beneficios y regalos del rey , y no dudaba que en Teruel encontraría una joven hermosa con la que desposarse , si no era por su planta , al menos sí por sus dineros . Y vino a poner sus ojos en Isabel , de la cual se enamoró perdidamente : se dice que vivía amargado de reconcomios , viendo en las alamedas del río Guadalaviar a Isabel con su amigo Diego , y como la muchacha expresaba naturalmente el amor que le dispensaba . No pudiendo soportar por más tiempo este amor oculto , decidió hablar con los padres de la joven , y seguro de su poder , pedirla en matrimonio . ----En nobleza- decia don Rodrigo a los padres de Isabel- , en nobleza al rey igualo : de mi valor , los moros muertos son testigos ; y de mi fortuna es muestra el arcón de joyas que aquí os traigo.!.De este modo soberbio se expresaba el caballero don Rodrigo de Azagra , mostrando sus condecoraciones , su escudo en el pecho , su empuñadura bruñida y su oro en la taleguilla . El padre de la joven Isabel se mostraba indeciso pero finalmente sucumbió al poder del dinero y acordó con el caballero que su hija sería , muy pronto , esposa de don Rodrigo . Supo de este acuerdo Isabel por su madre y conociéndolo rompió a llorar con sentidas lágrimas mientras estrechaba en su pecho un pañuelo de seda que Diego le había regalado aquella misma tarde . Mucho hablaron madre e hija , aquella razonando y ésta anegada en llanto , preguntándose el porqué de tan cruel decisión . Cuando el joven e impetuoso Diego Marsilla supo del acuerdo al que se había llegado , no tardó en desentenderse de su delantal de panadero y acudir raudo al palacio donde vivía su amor . No preguntó por Isabel : sólo quería enfrentarse a su avariento padre , que entregaba a su hija por unas monedas de oro . Enfurecido , se presentó ante don Pedro . Con fieros ademanes primero , y después con tiernas razones , Diego acabó por ablandar el duro pecho de don Pedro , que consintió que la boda de Isabel se suspendería por un plazo de tres años ; plazo en el que Diego debería tomar fortuna , o nombre o posición , porque sin alguna de estas tres cosas Isabel sería esposa del caballero de Azagra , tal y como se había convenido. --!Lo que me falta en fortuna , me sobra en valor!--dijo Diego , y volviéndose se retiró---. Los días que siguieron fueron amargos y tristes , porque a la alegría de haber logrado la suspensión del matrimonio de Isabel , se añadía la necesidad de alejarse de su amada . Una vez tras otra , Diego le repetía que tomaría las armas , al servicio del rey Pedro de Aragón , y que iría por esos mundos en busca de honores y fortuna . Y prometía que al cabo de tres años volvería a Teruel aclamado por las tropas , que los trovadore cantarían sus gestas y que hasta el rey le daría beneficios . Tal vez , incluso el monarca asistiera a la ceremonia . En estas ilusiones se entretenían los dos enamorados , cuando , mas pronto que tarde , llegó el momento de partir . El joven Diego Marsilla no defraudó el valor del que hizo gala . Armado en las tropas de don Pedro de Aragón , y junto a los reyes de Castilla y Navarra , combatió en el sitio de las Navas de Tolosa , derrotando a los moros en aquel año de 1212 . Allí se pudo ver la heroica figura del turolense , lanzando fieros tajos y animando a las huestes cristianas : los soldados lo aclamaron , los capitanes lo distinguieron y sus amigos todos brindaban a la salud del nuevo guerrero , don Diego Marsilla . De aquel lugar partió despues nuestro joven a luchar contra los herejes de Béziers y Muret , tal y como el papa Inocencio había ordenado . Tras una cruenta batalla , Diego fué hecho prisionero , encadenado y atormentado ; pudo escapar , y en un barco sarraceno , llegó a Oriente , donde halló el consuelo de un francés al que salvó en el sitio de Béziers . Muerto este amigo , toda su inmensa fortuna pasó a manos de Diego , y no teniendo nada que le retuviera en aquellas tierras , quiso volver a la suya , donde esperaba encontrar a su amada Isabel . A Teruel llegaron noticias bien distintas : los viajeros aseguraban que Diego Marsilla había muerto en Francia , y que pese a haber luchado con valentía , su cuerpo yacía entre los innumerables cadáveres de aquellas batallas . Todo pareció nublarse en los ojos de Isabel , que vio sus esperanzas frustradas y su triste vida sometida al imperio del señor de Azagra . Estuvo la joven varias semanas postrada , entre llantos y congojas consumida , pero al fin respuesta no quedó sino aderezar el vestido blanco y aceptar los designios del destino . El obispo formaba el coro , las mujeres adecentaban la iglesia , las amigas colocaban flores , los músicos templaban sus instrumentos : todo estaba dispuesto ya , y los pregoneros anunciaban las pomposas bodas de la hermosa Isabel de Segura y el caballero don Rodrigo de Azagra . Mientras , Diego espoleaba su caballos : una tormenta había detenido su barco en alta mar y el plazo estaba en trance de cumplirse . A lomos de su alazán , el joven dejaba atrás pueblos y caseríos , sin detenerse a tomar alimento , ni a beber , ni a descansar . Llegado a su ciudad , encontró las calles vacias : todos los ciudadanos habían acudido a la boda y al banquete . Dispuesto a que el matrimonio no se consumara , logró acceder a la alcoba de los novios y se escondió bajo el lecho . Al fin llegaron a la estancia Isabel y su esposo , despues de haber despedido a todos los invitados . Cuando Isabel se hubo cepillado el pelo , se metió en la cama , momento que aprovechó Diego para cogerla de la mano . Sorprendida y asustada , Isabel lanzó un grito , aunque de inmediato supo a quién pertenecía aquella mano que sujetaba la suya . Inquieto por el susto de su esposa , Azagra preguntó que ocurría , y si podía hacer algo por ella . Isabel pidió que bajara a la sala baja del palacio y que trajera una redoma con sales . El marido abandonó la álcoba y Diego salió de su escondite sin dudarlo . ---!Aquí estoy con lo prometido , Isabel , amor mío !---No puede ser -susurraba Isabel-. ¿No ves este vestido que hasta mi vista repugna? !Estoy casada!---!Te obligaron!---!Por mi voluntad soy esposa de don Rodrigo....muerto te creyeron . Estoy casada ante Dios y Él ha querido que así´ sea . Nada esperes de mí . Diego . Vete! . Abatido , dolorido el corazón en lo mas profundo , no pudo soportar el joven esta cruel despedida y dicen los poetas que se desvaneció en un escaño como herido por un rayo . Allí quedó pá´lido y con la mirada perdida , inmóvil , muerto . Isabel , aterrada ante la yerta figura de su amado , no pudo sino acercarse con lágrimas en los ojos , y tomándole la mano le mostraba los dulces afectos de antaño , ya inservibles . Llegó en esto don Rodrigo , con el pomo de sales que Isabel le había encargado y se sorprendió al ver un hombre muerto en su habitación . Isabel , llorando , le contó lo sucedido y juró´que era inocente , y que había rechazado , como esposa , las pretensiones de su antiguo amor . Don Rodrigo , que no quería escandalos en su casa por aquel motivo , la creyó y cuando las calles se cubrieron con la oscuridad nocturna , sacó el cadáver y lo dejó en una esquina . No tardaron los guardias en encontrar el cuerpo de Diego y se lo hicieron llevar a su anciano padre , el panadero . Al díá siguiente se celebraron los funerales e Isabel , como señora principal que era , hubo de ocupar un lugar privilegiado , cerca del féretro . Allí pudieron ver los ciudadanos el pálido rostro de la joven que habia pasado la noche llorando entre los recuerdos tristes de su amado Diego Marsilla . Y allí también le abandonaron las fuerzas : sonaban entonces las campanas con el lúgubre toque de muertos , cuando ante el asombro de todos , Isabel se levantó , avanzó hasta el cadáver de Diego , e inclinándose sobre él , estampó un beso en sus labios marchitos . Entre azorados e indignados , los padres de Isabel y su esposo , acudieron a retirar a la joven , pero entonces , ante el terror de todos , comprobaron que estaba muerta . Quiso Dios , dicen las crónicas , que Diego e Isabel no pudieran unirse en vida , y que los azares del mundo impidieran que se lograran sus deseos ; del mismo modo , fué voluntad divina que permanecieran unidos en la muerte . Así lo comprendieron también los padres de la joven y su esposo , y todos los ciudadanos que conocieron tan desgraciados acontecimientos : les dieron sepultura juntos , y juntos siguen desde entonces don Diego Martinez de Marsilla y doña Isabel de Segura , llamados "los amantes de Teruel".









viernes, 17 de septiembre de 2010

Ciudad de Almagro




Almagro, esta bella ciudad declarada Conjunto Histórico Artístico, guarda en su interior gran cantidad de monumentos, a pesar de que guerras, desamortizaciones y terremotos, han destruido buena parte de ellos.
Tuvo su primera época de esplendor tras la reconquista de estas tierras por parte del rey Alfonso VIII de Castilla, quien las entregó a la Orden de Calatrava para que la repoblase.
Hasta ese momento, Almagro sólo había sido una pequeña aldea árabe, pero era importante para los Caballeros por su ubicación estratégica cerca del Camino Real y, sobre todo, de las cañadas y veredas reales (lugares de paso para el ganado), con lo cual, la convirtieron en la poderosa capital desde donde se manejó tanto la economía como la política de los S. XIII al XV.
Eran los grandes señores medievales que quitaban y ponían reyes en el trono a su antojo.
Todo esto acabó con la subida al trono de los Reyes Católicos, quienes decidieron que Fernando se convertiría en jefe de todas las Órdenes Militares, acabando así con el poder de éstas y decayendo, a su vez, la importancia de las capitales de todas ellas, incluida Almagro.
Pero esta ciudad sabe resurgir de sus cenizas como el Ave Fénix en el S. XVI, reinando el emperador Carlos, cuando éste, para pagar las inmensas deudas contraídas con los banqueros alemanes Fugër, le alquila las minas de Almadén y ellos se vienen a España instalándose en Almagro.
Desde aquí llevaron todos sus negocios, incluidos el de la extracción y exportación del mercurio.
Fue la segunda época de esplendor para la ciudad, que llegó a contar más de 10.000 habitantes y cuando se establecieron grandes familias como los Torremejía, Gaona y Portocarrero, Condes de Valdeparaíso, Marqueses de las Hornazas, de la Concepción, etc.
Este gran momento decayó a finales del S. XVIII cuando los poderosos banqueros regresan a su lugar de origen.
Ahora, Almagro es una población que vive principalmente del turismo (siendo la segunda más visitada de Castilla La-Mancha tras Toledo) y contando con todos los servicios que puede necesitar cualquier turista.
También su fuente de economía es la tradicional: agricultura de secano y ganadería, junto con algunas industrias.Y en estos momentos cuenta con unos 9.500 habitantes.